Una semana que muestra el camino y acentúa las dificultades del Granada

La pegada y capacidad de respuesta del conjunto rojiblanco se ven contrarrestadas por una patología defensiva que minimiza el fruto que obtienen los nazaríes

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Los jugadores del Granada celebran el gol de Myrto Uzuni en Almería | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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Tres partidos en siete días han mostrado el camino a seguir por el Granada para revertir su dinámica negativa, pero también han acentuado las dificultades que tiene el equipo para conseguirlo. El conjunto rojiblanco ha ratificado sus dos caras en cada uno de estos duelos, aunque probablemente es la cita de este domingo, en el Power Horse Stadium, la que mejor refleja la paradoja granadinista. Los de Paco López tienen pegada y capacidad de reacción, cualidades insuficientes para ganar a causa de una extrema fragilidad defensiva y mental. Sufren desconexiones que derivan en lagunas que sus rivales no perdonan. De ahí, brotan bajones anímicos que sacan a los nazaríes de los partidos durante unos minutos. En Almería, este tramo depresivo propició el hat-trick de Luis Suárez. Cuando mantienen la concentración y reparten esfuerzos en la protección, asientan una base que les permite insistir en ataque.

El Granada y el Almería son, con 21 tantos en contra, los dos equipos más goleados de las cinco grandes Ligas, dato que refleja la debilidad de ambos conjuntos. En el cuadro nazarí, parece ser un mal endémico, intrínseco en el plantel y que no atañe únicamente a la línea defensiva, sino que implica a cada demarcación del esquema de Paco López. Todo parte de un planteamiento atrevido del técnico rojiblanco, con vocación ofensiva y posicionamiento avanzado que genera espacios atrás. Los adversarios explotan estos espacios, sobre todo por el perfil izquierdo de la zaga nazarí y a la espalda de los centrales, desbordados los pupilos del preparador valenciano en la transición defensiva. 

La recuperación de Torrente, seguro y expeditivo, contuvo la fuga en Las Palmas durante el tiempo que permaneció en el césped y casi todo el duelo frente al Betis, a pesar del error no forzado que otorgó a los verdiblancos la oportunidad de adelantarse en el marcador. En Almería, este domingo, también parecía suficiente para mantener la puerta cerrada, hasta que entró en juego el componente mental que parece afectar a los granadinistas. Sufre apagones, en ocasiones colectivos y a veces individuales, que se traducen en goles en contra, y, a partir de ahí, el ánimo se desploma. "Los mismos jugadores estaban rabiosos en la primera parte porque se comentó el otro día. Nos pasó contra la Real Sociedad, frente al Girona y el otro día, frente al Betis, estuvo a punto de pasarnos otra vez. Es un aspecto emocional del equipo que tenemos que trabajarlo", reconoció Paco López tras el empate de este domingo.

El suministro en el Power Horse Stadium se cortó en cuanto un error de Gumbau dio pie al primer gol de Luis Suárez. Duró cinco minutos, apenas un microcorte, en el que el colombiano destrozó a su antiguo equipo con un triplete histórico, fruto de su asociación con Ramazani. Sucedió, como en partidos anteriores, que los fallos granadinistas echaron por tierra lo construido hasta entonces, que en el caso del encuentro ante el Almería no fue poco. El Granada dominaba, percutía y generaba ocasiones, con un fútbol bastante fluido y la imaginación de Bryan Zaragoza funcionando a pleno rendimiento. También contra el Betis disfrutó de tramos de persistencia ofensiva, en los que acorraló a su adversario y dispuso de llegadas para poder arañar algo más que un empate.

En estos lapsos de ataque y control ha encontrado Paco López el camino a seguir. Nacieron del esfuerzo colectivo, la movilidad y el asentamiento de una idea de juego que el técnico valenciano ha inculcado en sus pupilos, valiente y ofensiva. La inclusión de Lucas Boyé en el esquema como referencia ha resultado clave. El delantero ofrece al conjunto rojiblanco variables para avanzar y alcanzar posiciones de remate, cómodo en transiciones elaboradas y excelso en el juego de espaldas cuando el equipo opta por una vía directa. Favorece con ello la aparición de Uzuni a la carrera en los espacios que crea el argentino. Así pudo el albanés marcar el empate definitivo en Almería, previa prolongación con la testa del ariete. También Bryan Zaragoza se antoja fundamental, agitador profesional, capaz de inventar fórmulas para pisar área cuando la vista se nubla y en aparente sintonía con Boyé.

Con todo ello, sin embargo, tan solo ha sido capaz de responder con la contundencia suficiente para evitar la derrota contra el Betis y, de forma tan loable como sorprendente, frente al Almería. En ambos casos, precedieron pifias que minimizaron el fruto del trabajo colectivo hasta apenas salvar los muebles, para frustración del equipo y del propio técnico nazarí. 

En la eterna búsqueda del equilibrio que persigue Paco López, suprimir los errores que eclipsan a esta cara positiva del Granada empieza a ser una misión vital. El conjunto ha demostrado que puede generar fútbol, llegar a zonas de peligro y competir, pero de nada sirve si no limita los errores propios. De la semana en que ha encontrado los brotes verdes, con nueve puntos en juego, solo ha sumado dos unidades a su contador, insuficientes para salir del descenso. El corte se le alejará en esta jornada y en la próxima, recibe al segundo clasificado, el Barça. La urgencia crece cada semana.







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