Errores históricos de éxito y otros no

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Estaba curioseando hace unos días en las estanterías de una de esas tiendas que se llaman librerías, candidatas, por otra parte, a extinguirse si nadie lo remedia y los eBooks siguen en auge. Necesitaba hacer un regalo y buscaba algún libro de esos que tienen portada, cubierta y hojas de papel, vamos, de los de toda la vida, acorde a los gustos de la persona destinataria.

Absorto andaba yo en el rastreo cuando de pronto me encontré con un título que me llamó la atención. No recuerdo exactamente el mismo, pero trataba sobre grandes errores históricos y cómo, gracias a alguno de ellos, se han conseguido importantes avances o hitos y cómo otros han llevado a un total desastre. La cara y la cruz de los mismos.

Cuanto menos llamó mi atención e hizo olvidarme por momentos de la finalidad primera al entrar a la librería. Lo estuve ojeando durante un tiempo y aproveché para leer algunas de sus historias.

Dicen que errar es de humanos, pero no todos los errores son iguales. Mientras algunos provocan pequeños inconvenientes y molestias, otros pueden ser sinónimos de grandes cataclismos y catástrofes o, y lo que es más espectacular, descubrimientos revolucionarios.

La historia de la humanidad se ha construido con grandes planes, pero también con pequeños errores involuntarios y algunos descuidos u olvidos que fueron capaces de cambiar el destino de los acontecimientos. He aquí algunos ejemplos.

En 1492, nuestro Cristóbal Colón de siempre, el almirante genovés, tuvo algunos errores de cálculo que lo llevaron, sin él saberlo en ese momento, a descubrir un nuevo continente. ¿Les resulta extraño? Pues la cosa fue así.

Cuando el insigne navegante obtuvo la financiación por parte de los Reyes Católicos para su largo viaje, que él pensaba le llevaría a las Indias, varios errores de cálculo precisamente, le llevaron al descubrimiento de América. Su intención era llegar a Asia, a unos territorios que, según sus cálculos, estaban a 750 leguas de distancia (aproximadamente 4150 Km) de las Islas Canarias. Dichos errores dieron un giro total a su memorable travesía. Ambicionando llegar a Asia, a 135 grados de circunferencia, se topó con América, a 229 grados.

Pensaba el almirante que Asia estaba mucho más cerca y si no hubiese sido porque en la mitad de su viaje se encontró con un enorme continente desconocido por los europeos, quizás su final hubiese sido otro ya que sus marineros amenazaban con amotinarse creyendo que su almirante los llevaba a una muerte segura.

Al final, este error cartográfico permitió la conquista del continente americano para la corona española. Colón murió creyendo que había llegado a las Indias. Fue Américo Vespucio quien convenció a todos de que lo descubierto por el genovés era en realidad un nuevo continente.

Curiosamente un despiste u olvido fue el que dio lugar a uno de los más relevantes y maravillosos descubrimientos en la medicina, la penicilina. Este antibiótico, que ha salvado millones de vidas humanas, quizás no hubiese existido si su descubridor, el médico e investigador británico Alexander Fleming, no se hubiera olvidado limpiar su laboratorio antes de irse de vacaciones. Fleming tiene una escultura en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid en la que un torero le saluda como muestra de agradecimiento por las muchas vidas de matadores salvadas gracias a su descubrimiento.

El 28 de septiembre de 1928, por la mañana, Fleming se encontraba en el sótano del Hospital St. Mary de Londres. Estudiaba cultivos de bacterias de estafilococo. Esa mañana lo dejó todo para ausentarse durante un mes de vacaciones. Tenía tantas ganas de disfrutarlas que al salir olvidó, cerca de una ventana abierta, una placa de Petri (recipiente de laboratorio utilizado para examinar el comportamiento de microrganismos) que contenía algunas muestras de bacterias.

Al regresar de sus vacaciones y encontrar la placa olvidada se dio cuenta de que las muestras se habían contaminado con una especie de moho que había entrado por la ventana abierta. Fleming podía haber tirado las muestras directamente al ver su experimento arruinado pero optó por observarlas al microscopio y descubrió que ese moho además de haber matado todas las bacterias de la placa, había creado una zona limpia alrededor de este. Acababa de descubrir los hongos de Penicillium que son la base de la penicilina. Un simple descuido al dejar abierta una ventana y olvidadas unas muestras llevaron a uno de los mayores logros de la medicina en la historia.

No menos curiosa es la falta de previsión y posibles consecuencias negativas que produjo en 1958, en la China comunista de Mao Zedong, la matanza de gorriones llevada a cabo por orden de su gobierno. Como se lo cuento.

Zedong comenzó una campaña para exterminar a todos los gorriones del país. Se les responsabilizaba de comerse todo el grano almacenado. Según este dirigente comunista cada gorrión se comía una media de 4,5 Kg de grano al año. Matando a un millón de estas simpáticas aves se podría alimentar a 60 mil personas más. Según palabras de Mao: “Los gorriones son una de las peores plagas, son enemigos de la revolución, se comen nuestras cosechas, mátenlos... Tenemos que perseverar con la tenacidad del revolucionario”. Se empezaron pues a envenenar a todos los gorriones y sus nidos destruidos. La campaña fue todo un éxito hasta que en 1960, científicos americanos publicaron una investigación en la que se aseguraba que “los gorriones comen más insectos que grano”.

Dicha advertencia, al venir de los capitalistas, fue desdeñada por el gobierno chino. Y eso fue así hasta que una proliferación de langostas trajo una inmensa plaga que aniquiló cosechas y produjo una terrible hambruna en la que murieron entre 15 y 30 millones de chinos. En 1960 Mao se percató de su gran error y se dirigió a su pueblo con la frese “suàn le” (Olvídenlos) con la que daba por terminada la persecución oficial de los gorriones. Posteriormente, el gobierno ruso ayudó al chino en la repoblación de gorriones que fueron enviados en secreto para evitar un descenso de popularidad del ignorante líder chino.

Ha habido muchísimos más desaciertos y serendipias a lo largo de la historia y desde que el mundo es mundo. Unos han llegado a causar guerras y enormes catástrofes y otros, u otras, nos han proporcionado avances determinantes para el ser humano.

Sobre el libro que buscaba y finalmente compré para esa persona ya les hablo en otro artículo, se me ha ido el santo al cielo.







Comentarios

4 comentarios en “Errores históricos de éxito y otros no

  1. Me parece que Juan Carlos nos ha dado un paseo por temas super interesantes de una manera muy amena.
    Aprender y recordar disfrutando, esta es mi conclusión.

  2. Siempre deseando leerte, es un lujo hacerlo, interesante, entretenido... Y este artículo, muy curioso, envidio tu escritura tan amena, ya te digo, no tardes tanto en volver!! Aunque esta vez tendré que esperar hasta el año que viene, tienes buena excusa... Feliz Navidad y muy buen Año Nuevo, a ti y a todos los lectores

  3. 👍👍👍👍👍👍👍

  4. Cómo no estar de acuerdo en tus reflexiones!!.... leerlas nos advierte de cuanto debemos pensar en quienes debemos elegir para que exterminen nuestros gorriones!!!
    Y tambien lo valioso que es un libro con sus hojas de papel y sus pastas pesadas... eso también nos lleva a recordar el valor que tiene su contenido!!
    Un abrazo y no nos dejes!!

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