Vídeo | La segunda unidad reaviva los fantasmas a domicilio (2-0)

El Granada se reencuentra con la derrota en Tenerife, donde ha vuelto a exponer su peor versión, impotente e inofensiva

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Enric Gallego marca de penalti el segundo gol del Tenerife | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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La segunda unidad del Granada ha reavivado los fantasmas del conjunto rojiblanco a domicilio, esos que parecían espantados tras dos jornadas de mejora y una goleada balsámica frente al Sporting. En Tenerife, el cuadro nazarí, con una formación muy renovada, planteó un comienzo serio, pero se descompuso en cuanto encajó el primer gol, una maravilla de Iván Romero tras un envío de su portero. Amplió la ventaja Enric Gallego de penalti, cuando el equipo ya se veía desbordado, lo que desembocó en una nueva exposición de la peor versión del plantel granadinista, impotente e inofensivo, que se consumió en lo que restaba mientras los canarios buscaban el tercero. Los viajes son una tortura para los de Aitor Karanka, que, una semana más, involucionan cuando toman el avión.

El técnico abrió la Cámara de los Secretos y de ella no salió un basilisco, como en la saga fantástica protagonizada por Harry Potter, sino la unidad ‘B’ del conjunto rojiblanco, acompañada por una mala melodía. Karanka, experto en ocultar sus intenciones en las horas previas a los encuentros y hacer extrañas permutas cada semana, aplicó una intervención conservadora sobre su once, atosigado por tres partidos en siete días, y se guardó en la despensa buena parte de la carne, tocados varios jugadores. Descongeló a Soro, en barbecho desde agosto, y concedió a Meseguer la oportunidad de cuestionar futuros planteamientos, aquejado Petrovic de ciertas molestias. Además, encomendó a Cabaco el eje de la zaga y a Jorge Molina el del ataque. A Callejón, Melendo y Miguel Rubio les tocó descansar, en casa el zaguero. Todo un experimento que explotó en la cara del preparador.

El conjunto rojiblanco trató de maniatar al cuadro tinerfeño, insolente desde el inicio con un par de acercamientos tímidos. Los granadinistas empezaron a alejar el balón de su rival y volvieron a adelantar sus filas para asfixiar en la presión, lo que empieza a formar parte de su identidad. Soro, en progresiva disolución durante el partido, se dejó caer a un lado y a otro para limpiar la salida, mientras Jorge Molina pivotaba entre centrales para ofrecer apoyos, intensos Bodiger y Meseguer en el robo. Llegaron así las primeras ocasiones del Granada, sobrados de potencia tanto Víctor Díaz como Uzuni en sendos golpeos. Ricard, otro de los que regresaban a la alineación, también lo intentó desde la frontal, tras una incursión de Quini por la izquierda que terminó igualmente en la grada. 

El plan no funcionaba mal del todo, pero este equipo es  dependiente de la clarividencia de Melendo. El Granada, serio, proponía y movía la posesión, aun falto de acierto y malicia, pero no terminaba de proclamarse dominador; los de Ramis se resistían a ser enjaulados. Los minutos fueron cultivando el alzamiento canario, enaltecidos los locales por la rebeldía de Mo Dauda y Teto, que merodeaban el área nazarí. Sin embargo, el Tenerife hincó el diente sin previo aviso, en su primer remate a palos, en una acción rudimentaria que Iván Romero, un incordio para Víctor Díaz y Cabaco, convirtió de forma magistral. El esférico retrocedió hasta las botas de Juan Soriano, que levantó el mentón como un quarterback, en busca de un aliado que corriera al espacio. Se movió el delantero, que hizo bueno el envío de su guardameta por encima de todas las cabezas con un control de manual. Se zafó del defensa uruguayo, pisó área y apartó el balón del alcance de Raúl Fernández.

Los de Karanka intentaron retomar el control del duelo y se abalanzaron sobre la meta local, bajo la que también fue protagonista Juan Soriano. El portero palmeó un tiro curvado por Uzuni, que recibió algo escorado de Jorge Molina, poco después de que Mo Dauda amagara con agravar la escabechina ante las dudas de Raúl Fernández en la salida, anulada la acción en cualquier caso. Más tarde, el atacante albanés del Granada estrelló un testarazo en Spicic y un posterior disparo cruzado en Carlos Ruiz, bien encimado por la zaga local ante el centro de Ricard. Meseguer, en otro balón colgado desde el pasillo diestro, intentó una chilena poco ortodoxa que recogió el guardameta sin inmutarse.

Los nazaríes se desintegraron tras el paso por vestuarios, espesos y con cierta ansiedad. El conjunto canario se había asentado y no sufría, sino todo lo contrario. Se animaba de nuevo a ir avanzando metros mientras la zaga rojiblanca decretaba jornada de puertas abiertas. Conectaron Enric Gallego, Iván Romero y Mo Dauda para que este último marcara a placer, en una de esas jugadas que rompen amistades cuando se hacen en el FIFA, pero el tanto fue anulado por fuera de juego de su asistente. Karanka lo vio demasiado oscuro y decidió poner fin a la prueba. Incorporó a Callejón, Melendo y Bryan Zaragoza, a la vez que volvían a encontrarse los tres estiletes locales para fabricar el segundo. Tras un córner que no señaló el colegiado a favor del Granada, Gallego peinó para el ghanés, muy lento en la salida Raúl Fernández, y el extremo fue derribado. El guardameta se venció después a un lado mientras el veterano delantero tiraba al centro desde los once metros.

Fue un acto de invocación de ese Granada desalmado, sin rumbo ni consistencia, que la goleada frente al Sporting parecía haber enterrado pero que necesitó solo un viaje para regresar. Entró Arezo, como último recurso para arañar algo positivo, pero no había mecha que pudiera prender. Cabaco se fue del partido y dejó que Enric Gallego campara a sus anchas. El delantero disparó con potencia a la cruceta en una carrera al espacio y, después, aprovechó una nefasta tentativa de despeje del uruguayo para escabullirse hacia Raúl, que sí cerró bien en esta ocasión. Después, el portero rojiblanco suspiró al ver cómo un remate de Spicic se marchaba desviado, antes de atajar un cabezazo del propio central del ‘Tete’.

Lo que quedaba fue una exposición de impotencia rojiblanca, consumido ya el cuadro nazarí. Se calentaron Quini y Bodiger, amonestados ambos, pero no hubo un atisbo de reacción futbolística. Ni siquiera Melendo encontró la luz que guiara a sus compañeros, cuyo bagaje ofensivo en todo el segundo tiempo apenas se redujo a un golpeo tan lejano como torcido de Arezo. En cada salida continúa la regresión del Granada, que ya llega con temor al aeropuerto. Es difícil sostener la ilusión si no alcanza la estabilidad. Se derrumbó en minutos lo que había construido en sus últimos dos encuentros. El runrún envuelve de nuevo a Karanka, que queda señalado por la profunda reforma de su alineación. Será una semana larga que el equipo afrontará de nuevo fuera de la promoción de ascenso.

Ficha técnica:

CD Tenerife: Juan Soriano; Mellot, Sipcic, Carlos Ruiz (José León, 58’), Nacho Martínez; Teto, Javi Alonso (José Ángel, 58’), Aitor Sanz (Larrea, 81’), Mo Dauda (Borja Garcés, 74’); Iván Romero y Enric Gallego.

Granada CF: Raúl Fernández; Ricard (Bryan Zaragoza, 59’), Víctor Díaz, Cabaco, Quini; Meseguer, Bodiger; Puertas, Soro (Melendo, 59’), Uzuni (Arezo, 74’); y Jorge Molina (Callejón, 59).

Goles: 1-0: Iván Romero, min. 31; 2-0: Enric Gallego, de penalti, min. 64.

Árbitro: Saúl Ais Reig, del comité valenciano. Amonestó a los locales Borja Garcés, José Ángel y Aitor Sanz, así como a los visitantes Ricard, Quini, Bodiger y Cabaco.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 11ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López.







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