Un Día Mundial del Agua marcado por las restricciones de consumo y las alertas de sequía

En las últimas décadas, la situación de sequía en España se ha calificado como "alarmante", "urgente" y "preocupante". Eslóganes como 'Ahorra agua, cada gota cuenta' o 'Internet no se acaba, el agua sí' e iniciativas como 'PLAnd SEQUÍA ANDALUCÍA' o la ampliación de capacidades en varias desaladoras, han sido las encargadas de encabezar las propuestas de concienciación y actuación recientemente. Aun así, estos esfuerzos parecen no haber sido suficientes para mitigar la inquietante situación de sequía.

El pasado ocho de enero, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) comunicó al Ayuntamiento de Granada que el nivel de 'alerta' había sido activado ante la situación de sequía que se estaba viviendo. Asimismo, el parlamento de Andalucía aprobó a inicios de febrero el IV Decreto de Sequía, en el cual se establecen las prioridades del Gobierno andaluz ante la situación actual y las medidas propuestas para afrontar posibles escenarios que pudieran producirse. De hecho, Carmen Crespo, consejera de Agricultura, Agua y Desarrollo rural de la Junta, ya anunció que llevan "cinco años adoptando medidas para paliar los efectos se la sequía y incrementar la disponibilidad hídrica de abastecimiento".

Por estos múltiples motivos, el día mundial del agua es una fecha idónea para hacer un repaso de la importancia y el consumo de agua en el día a día, de los desafíos hidráulicos a los que se enfrenta ahora mismo el planeta, así como de posibles propuestas que se pueden implementar para tratar de mejorar la situación.

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Se gasta más agua de la que se cree

La Junta de Andalucía aprobaba el pasado febrero una limitación en el consumo de agua en varias zonas costeras que restringía a 160 los litros utilizados por habitante. Por otro lado, según Naciones Unidas más de 800 millones de personas sólo tienen acceso a menos de 50 litros de agua al día. Un indicador de la desigual e preocupante situación no solo a nivel nacional, sino mundial.

Para la mayoría, tirar de la cisterna o ducharse no tiene más importancia de la percibida a simple vista, pero nada más lejos de la realidad, cada acción rutinaria que implique agua conlleva un gasto, y asimismo, un malgasto, de recursos en cantidades ingentes.

Repasando la rutina de mañana de una persona promedio en España se puede observar que el gasto de agua ya es superior a la media de consumo recomendada por la Junta de Andalucía y otras muchas instituciones. Por ejemplo, con una ducha monomando de diez minutos el gasto de agua suma un total de 80 litros. Con una descarga rutinaria de la cisterna se suman de 5 a 9 litros, y si después se decide poner una lavadora, la cifra aumenta a 50 litros consumidos solo en esa acción. Sumando el gasto de estas acciones cotidianas, la cifra asciende a 135 litros aproximadamente, un número claramente demasiado alto al tener en cuenta que el día solo acabaría de empezar, y que durante la jornada, estas y otras acciones se llevarán a cabo repetidamente, aumentando de forma insostenible el consumo de agua del ciudadano.

Teniendo en cuenta otras acciones diarias, la Fundación Aquae expone que un ciclo de un lavavajillas gasta alrededor de 14 litros de agua y que el simple hecho de lavarse las manos implica la utilización de 6 litros por minuto. Si en el día indicado toca lavar el coche, 250 litros de agua serán malgastados por el uso de la manguera, una cifra que supera de lejos la recomendación de consumo hecha por la Junta. En la misma línea, si da la casualidad de que en casa un grifo gotea, esto puede desperdiciar 15 litros más de agua al día. Un total de 5.500 litros al año entre gota y gota.

Situación crítica de algunos embalses en la provincia granadina a principios de febrero de 2024 | Foto: Ramón Martín

El planeta no puede sostener este ritmo de consumo

Un factor crucial cuando se habla de los recursos hídricos es, el por todos conocido, cambio climático. Debido a los rápidos avances y cambios productivos de los últimos tiempos, el clima y los ecosistemas del planeta se han visto gravemente afectados. Los cursos de las estaciones han cambiado, provocando así un incremento en la crudeza de los eventos extremos. Un claro ejemplo de esto son las repentinas y violentas lluvias que llegan en medio de una prolongada época de sequía, o, por ende, la desertificación que llega de la mano con frentes cálidos y que aleja las precipitaciones de forma cada vez más prolongada.

Así es, que los expertos avisan de que esta combinación de factores ecológicos y factores humanos ha creado un cuadro complejo del cual la conclusión es clara: cada vez habrá menos agua potable. De hecho, aunque muchos desvíen la atención del tema afirmando que la tierra es el 'planeta azul', repleto de agua, solo el 3% del agua es potable y tan solo el 1% está disponible para su consumo. Lo cual deja a los habitantes del planeta en una situación de riesgo.

De la misma forma que la falta de agua afecta y afectará a los terrícolas, también produce cambios catastróficos en el medio marino. Los océanos son los grandes encargados de modular los niveles de CO2 y mantener estables las temperaturas globales, a la vez que desempeñan muchas otras funciones como la de transportar nutrientes o albergar grandes ecosistemas marinos. Así, y tal y como indica National Geographic en su campaña de sensibilización contra el malgasto de agua, si el clima cambia "también cambian los recursos de agua dulce y salada sobre los que se basan nuestras economías y sociedades".

A su vez, aparte de las graves consecuencias a nivel natural y biológico, este fenómeno trae consigo las ya temidas 'Guerras por el agua'. Según estimaciones de la ONU, "para 2030 provocará el desplazamiento de cientos de millones de personas" y asimismo, hay que tener en cuenta que la población mundial no ha parado de aumentar en los últimos 60 años, un hecho que demanda a la vez más recursos y una mejor gestión de estos. Principal reto al que se enfrentan las generaciones actuales.

En resumidas cuentas, cada vez habrá menos agua potable disponible y más población a la que abastecer. Una problemática que solo se podrá solucionar mediante una gestión eficaz de los recursos hídricos y de quien los domina.

¿Cómo se puede hacer un buen uso del agua?

Así es, que observando la situación actual y sus previsiones, muchas personas pueden pensar que el colapse es irremediable y que la falta de recursos hidráulicos indica una catástrofe sin precedentes. Claro está, que sin una renovada y actualizada gestión de los recursos por parte de gobiernos y instituciones la población no podrá poner remedio a este problema, pero por otra parte, hay pequeñas acciones que pueden tener un gran impacto positivo en el desarrollo de los acontecimientos.

Por ejemplo, el simple hecho de cerrar el grifo cuando se estén cepillando los dientes puede ahorrar hasta 6 litros de agua por minuto. Arreglar un grifo que gotea, aun siendo una acción simple, puede ahorrarle al planeta 15 litros de agua, y de la misma forma, otra sencilla acción es llenar una jarra con agua del grifo y colocarla en la nevera en los meses de verano, lo cual significará que el grifo de agua fría no se va a tener que quedar abierto a la hora de llenar el vaso ya que el agua fría ya estará disponible en el frigorífico.

Otro tema que concierne a los expertos es el consumo desenfrenado de productos cárnicos y sus devastadoras consecuencias para el medio. En general, el consumo de carne trae de acompañante un uso mucho mayor de agua que el de los vegetales. Tal y como lo ejemplifica el estudio de "El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2020" de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), "la producción de un kilogramo de carne vacuna o de res implica de media la utilización de 15.400 litros de agua", una cifra excesivamente alta para el actual contexto. De esta forma, se recomienda disminuir la ingesta de productos cárnicos y combinarla con alimentos de origen vegetal como por ejemplo el tofu, que requiere de 2.200 litros de agua por cada kilo, los garbanzos, que requieren 4.000 litros por kilo, o la soja, que necesita tan solo 1.900 litros de agua para producir un kilo de alimento.

Con pequeños cambios como estos y otros como reducir el tiempo en la ducha o utilizar siempre cargas completas en la lavadora y lavavajillas, se pueden lograr cambios considerables a nivel local y global.

El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2020 | Fuente: FAO

'Agua para la paz'

Este es el lema por el que ha apostado la Organización de las Naciones Unidas este año, y "que busca resaltar el papel del agua como factor de cooperación, armonía y resiliencia frente a los desafíos comunes". Asimismo, hasta finales de mes se podrán visitar en la capital granadina tres exposiciones sobre el agua y su importancia. En la Biblioteca Pública Municipal Chana se podrá disfrutar de las exposiciones 'Exposición infantil. Día mundial del agua' y de su versión para los más mayores, 'Exposición para adultos. Día mundial del agua'. Y siguiendo el ejemplo, en la Biblioteca Pública Municipal Cartuja-Almanjáyar estará expuesta la muestra 'Agua para la Paz: 22 de marzo día mundial del agua', basada en la campaña de la ONU.

Un año más, este Día Mundial del Agua pretende hacer parar un momento a la población y reflexionar sobre el uso que se le da a este preciado recurso, para poder, así, mejorar las practicas de consumo y ayudar a conseguir un mejor futuro para el planeta y todos aquellos que lo habitan.