Demasiadas sombras y algunas luces a las que aferrarse

El partido ante Unicaja dejó un sabor amargo al volver a viejos errores, pero las actuaciones de los recién llegados y de David Kramer siguen invitando al optimismo

Coviran Granada Unicaja Malaga
Jonathan Rousselle durante el partido ante Unicaja en el Palacio de Deportes | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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La derrota del Covirán Granada en el derbi andaluz ha sido un auténtico jarro de agua fría. Perder el duelo ante Unicaja entraba dentro de las posibilidades, pero no de la forma en la que ocurrió. El cambio de imagen y de dinámica de la plantilla rojinegra era evidente, pero el hecho de caer derrotado por 28 puntos de diferencia y sin una aparente respuesta a la superioridad mostrada por el rival ha hecho que salten algunas alarmas de cara a un sprint final de temporada que se prevé agónico.

Tras el parón por la Copa del Rey y las Ventanas FIBA, el Covirán Granada regresó a la ACB con sensaciones renovadas. Las incorporaciones de Jacob Wiley y Elias Valtonen dieron a los de Pablo Pin la energía y el físico que tanto habían demandado en semanas anteriores. Y es que, aunque de los cuatro partidos disputados tras las semanas de descanso solo se haya conseguido un triunfo, las sensaciones que trasmitía este nuevo Covirán Granada eran muy positivas. Hasta que llegó Unicaja. El derbi andaluz dejó varias sombras ya conocidas en tierras granadinas que deberán enmendarse si no se quiere sufrir en exceso para conseguir la permanencia.

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Regresó la precipitación y las acciones individuales. Tras el descanso, cuando los de Ibon Navarro metieron una marcha más en su juego para lograr una distancia insalvable en el marcador, el Covirán recayó en viejas costumbres. Se volvieron a ver las jugadas rápidas, pero sin organización de la primera vuelta. Volvieron los pases a ninguna parte, la selección de tiro agónica e incluso posesiones consumidas que acaban continuamente en nada. Tener un mal día en anotación es comprensible y asumible, pero no cuando esos bajos porcentajes vienen de un juego precipitado. El estado de nerviosismo y de falta de concentración en los rojinegros era evidente. El Covirán dejó en el tintero hasta ocho tiros libres. El 25% de acierto desde el tiro exterior y los 23 balones perdidos tampoco ayudaron.

Los de Pablo Pin regresaron a números que parecían olvidados. Sobrepasaron muy levemente los 60 puntos, una anotación demasiado baja que no se producía desde el pasado 28 de enero ante Bàsquet Girona cuando anotó 61 puntos. Tampoco era ya habitual el número de pérdidas pues en los últimos tres partidos la cifra oscilaba entre los 10 ante Baskonia y los 15 ante Surne Bilbao Basket. La aportación de la plantilla a nivel colectivo tampoco fue la esperada. Ante Tenerife, todos los jugadores anotaron a excepción de Pere Tomàs y David Iriarte. Ante Bilbao, misma dinámica, pero sin los puntos de Christian Díaz ni Germán Martínez. Y ante Baskonia, vuelve a ser Tomàs e Iriarte los que se quedan con su casillero personal en cero puntos, pero hubo hasta seis jugadores rojinegros que superan la decena de puntos anotados. Sin embargo, ante Unicaja, son hasta cinco los efectivos que se marchan sin un solo punto en su cuenta personal. Un claro ejemplo de cómo la imagen de Covirán Granada no fue la esperada.

Kramer, Wiley, Dimé y Barton, luces a las que aferrarse

Entre tanta sombra, siempre hay unas pequeñas luces que llaman la atención y buscan acabar con la oscuridad que se cierne en determinados momentos sobre el equipo. No fue el mejor partido de la temporada para el Covirán ante Unicaja, pero cuatro nombres propios invitan al optimismo y recuerdan que la lucha aun continúa.

Jacob Wiley sigue siendo la gran sensación de este reformado Covirán Granada. La energía, la fuerza y el carácter que imprime a su juego está haciendo que la afición rojinegra ponga todas sus miradas en él. El jugador macedonio fue de los pocos en marcharse del encuentro con unos números aceptables, especialmente por sus 12 rebotes. Wiley logró acaparar la zona durante varios minutos, complicando el juego interior cajista, sobre todo, en la primera mitad del encuentro.

Junto a él, Malik Dime y David Kramer. El pívot senegalés llegó a Covirán Granada sin demasiados aspavientos ni protagonismos, pero su trabajo incansable y su evidente progresión le han llevado a casi quitarle el puesto a Cristiano Felicio siendo la principal apuesta de Pablo Pin para el puesto de '5' en las últimas semanas. Al igual que Wiley, Dimé fue uno de los principales referentes del juego interior de los rojinegros con 12 balones capturados.

Por su parte, David Kramer se ha convertido en el gran líder del equipo. Con la salida de Joe Thomasson, el alemán dio un paso al frente para mostrar, no solo su mejor versión en cuanto a liderazgo y sustento del equipo, sino también en su capacidad anotadora y defensiva. Aunque ante Unicaja se quedó en los 10 puntos, su media desde el parón se sitúa en los 16'3 puntos, convirtiéndose así en el máximo referente ofensivo del equipo. Un línea ascendente que, de mantenerse, seguro traerá buenas noticias y resultado a Covirán Granada. Por último, el debut de Wil Barton pudo parecer algo agridulce, pero la realidad es que mostró una mínima parte de lo que es capaz de hacer sobre la pista, un mínimo ejemplo de su calidad que ya le sirvió para marcharse con 12 puntos. Aun queda mucho por trabajar con el ex NBA, no solo en los sistemas del equipo y el entendimiento con sus compañeros, sino también en el control de la energía o de las faltas. Quedan ocho jornadas, ocho partidos para conseguir la salvación y mantener el sueño de una ACB cada vez más dura. Ocho encuentros en los que las luces tienen que ganar a las sombras sí o sí.

 







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