El sueño de la ACB comienza a ser una pesadilla (88-73)

El Covirán vuelve a vivir su particular historia interminable donde los malos porcentajes en ataque y la pasividad en defensa los condenan a la derrota

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Jacobo Díaz fue, junto a Pere Tomás, los máximos anotadores del encuentro con 10 y 11 puntos respectivamente | Foto: ACB Photo
Ainoa Morano
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Cuando se dice que Covirán Granada y Girona llevan caminos paralelos y sensaciones similares, solo hay que ver los primeros minutos del duelo entre ambos para comprobar la realidad de esta afirmación. Precipitación, errores continuos en ataque y en defensa, en definitiva, un pulso para ver quién falla menos. Transcurridos dos minutos de juego, Taylor y Renfroe estrenaron el marcador para sus equipos. El mal balance defensivo de ambos conjuntos dio paso a pequeños destellos de lucidez de un Luke Maye que se echó el equipo a las espaldas, aunque no lo suficiente.

Abusando del tiro de tres y fallando desde la línea de personal. Esto podría definir cualquiera de los últimos encuentros de los rojinegros y, como no, el que se disputó en Fontajau. La esencia de los granadinos es correr, pillar a su rival al contraataque, pero cuando tu principal baza no funciona, hay que saber reinventarse y buscar soluciones. Covirán no fue capaz de hallar la fórmula del éxito. Aprovechó Girona la frustración de su rival para abrir una brecha de once puntos en el marcador, distancia por la que Pablo Pin paró el partido. Parcial de 10 a 1 que noqueó momentáneamente a los visitantes, pero que supo reconducir con una muy buena salida tras tiempo muerto de la mano de Christian Díaz con el primer triple del partido para los rojinegros y con un dos más uno de Ndoye que llegó el parcial al 20-16 final.

La distancia era salvable, pero las sensaciones no acompañaban. El momento de desconexión se acercaba poco a poco. Covirán Granada no era capaz de formular un simple ataque. La mayoría de sus puntos llegaban desde la línea de personal, algo sorprendente y que mostraba los malos porcentajes que se estaban firmando en la primera mitad del partido en Fontajau. La entrada de Caicedo en pista dio algo de energía a un plantel granadino adormilado, precipitado y sin capacidad de reacción. Del 20-18 al 31-21, momento en el que Pablo Pin gastó su segundo y último tiempo muerto. El técnico solo tuvo una directriz: se acabaron las quejas y la negatividad. Esto es una final y había que pelear.

De nada sirvió la charla del entrenador granadino. Fallos y más fallos, un Renfroe impotente ante su mal juego, un Luke Maye frustrado por seguir errando todos sus tiros de tres, pérdidas, incapacidad de coger el rebote. En definitiva, un despropósito. Se maquilló el resultado con dos triples consecutivos Thomas Bropleh, pero la brecha ya estaba hecha. Con un 3 de 17 en triples y un 4 de 13 en tiros de dos, cómo se pretende luchar por la permanencia.

Decían los antecedentes que el tercer periodo eran los minutos malditos para Bàsquet Girona. Ellos también sufrían las indeseadas desconexiones, pero este no sería el día en el que eso sucediese. Arrancó el tercer cuarto con un triple de Jacobo Díaz que puso el 41 a 30 en el luminoso. Once de diferencia, una distancia aceptable, salvable, pero cuando tu rival encuentra la tecla desde el tiro exterior poco se puede hacer. Girona pasó como un rodillo sobre un Covirán Granada que volvía una semana más a pedir la hora ya desde el descanso. Triple tras triple los de Reneses llevaron la ventaja hasta los 19 puntos y eso que los rojinegros firmaron unos primeros minutos decentes llegando a sumar cuatro dos más uno consecutivos. Con un triple de Hill que terminaba de cortar la casi imperceptible reacción rojinegra, Pablo Pin paró el partido. Tiempo muerto a falta de poco más de un minuto para acabar el tercer cuarto. Ya poco había que solucionar, el equipo estaba más que sentenciado (68-49).

Poco o nada que decir sobre los diez últimos minutos de juego. Intento de maquillar el resultado ante un Girona que entró en modo 'show time' a costa de un Covirán Granada que no oponía resistencia. y otra derrota más. Ya son 21 los encuentros perdidos. Claves los porcentajes. 9 de 32 en triples, cinco de ellos en el último periodo cuando ya todo estaba perdido. 13 de 32 en tiros de dos. 12 pérdidas. Luke Maye desaparecido con tan solo tres puntos en su casillero, todos desde la línea de personal. Un Renfroe irreconocible, sin capacidad de liderazgo. Solo se salvan Pere Tomás y Jacobo Díaz con 11 y 10 puntos, al igual que un Michael Caicedo que quiere luchar, pero que no encuentra compañía para ello. Una nueva final perdida, ya solo quedan cinco jornadas y el descenso cada vez es más real, al igual que la idea de jugárselo a todo o nada en Sevilla.

Ficha del partido:

Bàsquet Girona: Gasol, Fjellerup, Taylor, Colom, Miletic -quinteto inicial- Vila, Figueras, Hill, Jenkins, Prkacin, Garino, Sorolla

Covirán Granada: Renfroe, Bropleh, Tomás, Maye, Niang - quinteto inicial - C. Díaz, Costa, Caicedo, Ndoye, J. Díaz, Iriarte, Moore

Parciales: 20-16; 21-11 -descanso- 27-22 ; 20-24







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