El confinamiento visto por un deportista olímpico

GranadaDigital entrevista a José Manuel Ruiz en medio de la crisis sanitaria generada por el COVID-19

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José Manuel Ruiz se busca la forma de recrear una mesa de entrenamiento en casa | Foto: Captura Vídeo
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José Manuel Ruiz es una de las referencias en el mundo del deporte en nuestra provincia. El palista accitano es cinco veces medallista en Juegos Paralímpicos (tres platas en Sídney, Pekín y Río y dos bronces en Sídney y Londres). También recibió el pasado 2019 la Medalla de plata de la Real Orden del Mérito Deportivo otorgada por el Consejo Superior de Deportes.

Además, consiguió hace un par de semanas la clasificación para disputar los Juegos de Tokio inicialmente previstos para 2020. Serán sus séptimos Juegos consecutivos, aunque desgraciadamente deberá esperar un año para poner rumbo a Japón, ya que la cita olímpica ha sido pospuesta por la crisis sanitaria generada por el coronavirus que atraviesa el mundo.

Hemos querido charlar con él y saber de primera mano cómo sobrelleva el día a día confinado en casa un deportista olímpico de su talla. Esto nos ha contado:

¿Cómo está viviendo estos días?

Llevando la rutina como puedo. Por mi cuenta hago algún entrenamiento físico en casa y trato de aprovechar el tiempo con mi mujer y las niñas haciendo cosas que no he podido hacer antes por estar compitiendo y entrenando. Estoy algo más tranquilo.

¿Le ha sorprendido toda esta situación?

Ha sido todo por sorpresa, no pensábamos que se fueran a precipitar todas las medidas y todo lo que ha pasado. Estamos asimilándolo de la mejor forma posible y yo procuro hacer una rutina diaria porque si no los días se hacen muy largos.

¿En qué consiste su entrenamiento?

Tengo una rutina con mi preparador físico. Me la envía, nos conectamos por alguna aplicación para hacer la sesión juntos y de esa forma aprovechamos las nuevas tecnologías. Tengo que agradecer que el Comité Paralímpico nos ha facilitado máquinas y elementos que hemos pedido para entrenar.

¿Qué le han enviado?

Yo solicité una bici de spinning que, sumada a lo que ya tenía, me permite entrenar. No hace falta tener un gimnasio en casa. En ese sentido, lo puedes sobrellevar, pero lo que más noto es la falta de práctica con la raqueta. Aunque tengo mesa, necesito un rival. Como un nadador una piscina, por ejemplo.

¿A qué se dedica cuando no entrena?

Me gusta mucho la cocina y por falta de tiempo no era capaz de sacar hueco. Ahora paso tiempo con mi mujer y las niñas, haciendo juegos de mesa y demás. Creo que es un buen momento para reflexionar y ver el ritmo de vida que llevábamos, que sepamos valorar cosas menos materiales, como el poder salir a la calle. Simplemente salir a andar ya parece un privilegio. A nivel económico es una crisis, y a nivel sanitario también, pero hay que mirar el lado positivo y ojalá mucha gente reflexione, se aprenda y salgamos de esto siendo mejores.

¿Qué es lo que peor lleva estos días?

Quizá el no poder abrazar a tus seres queridos. A mis padres, mi hermano, mis amigos, un abrazo, un apretón de manos, en fin. Te cuento una anécdota: cuando damos charlas en colegios e institutos y decimos que hay mucho sedentarismo, animamos a la actividad física y no a estar delante de una pantalla siempre; sin embargo, los niños te dicen que pueden jugar con el primo, el amigo o el vecino online y a distancia, pero ahí falta el aspecto físico, esa muestra de afectividad, ese momento cuando uno lo está pasando bien o echando un buen rato, esa mano por encima del hombro no te la da las nuevas tecnologías. Y para los que somos de sangre latina y del sur, ni te cuento. Todo pasará y todo llegará.

¿Se esperaba el aplazamiento de los Juegos?

Tal y como se estaba desarrollando todo, y con las últimas noticias, creo que la decisión estaba clara y por sentido común tenía que ser como ha sido. El deporte pasa a un segundo plano cuando hablamos de la salud y de vidas humanas. Los valores del deporte y del olimpismo en este caso tienen que ser un ejemplo, la colaboración y la solidaridad tienen que ser pilares de la sociedad hoy en día. El deporte no puede estar exento de ello.

En cierto modo me supone un palo anímico, porque he estado luchando más de tres años para conseguir la clasificación y, a pocos meses de celebrarse, se posponen. Pero esto hará que lleguemos lo mejor posible a 2021, con más ilusión y más ganas para intentar dar una alegría muy necesaria a nuestra gente.

¿Qué le queda por hacer a un deportista que va a disputar sus séptimos Juegos?

La clasificación para los octavos (ríe).

Nunca he pensado a largo plazo, siempre me he marcado retos a corto-medio plazo teniendo como referencia la competición que tuviera cada año. Mi objetivo era llegar y preparar esa competición de la mejor forma posible.

Además, he procurado rodearme de un buen grupo de profesionales; todo cuenta y ese es el secreto. Mientras las lesiones me respeten, la motivación siga y mi mujer tenga paciencia para aguantar mis ausencias… (risas)

No obstante, uno va cumpliendo etapas de su vida y la clasificación para Tokio ha sido muy dura, probablemente la más dura y difícil de todas las anteriores. Los criterios se han endurecido, se ha reducido el número de participantes, uno va también cumpliendo años y los que vienen por detrás son más jóvenes y profesionales en sus respectivos países.

¿Sigue ejerciendo la docencia?

Este año justamente no. He colaborado con la Delegación de Educación en proyectos de hábitos de vida saludable y vamos con un museo itinerante llamado ‘Tú puedes ser olímpico’ dando charlas. Cualquiera puede ser olímpico, desde los diferentes puntos de vista del olimpismo: desde aficionado hasta deportista pasando por periodista, médico, psicólogo, etc. Intentamos meter el ‘gusanillo’ contando nuestra historia, con más de 200 objetos entre los que están mis cinco medallas, en fin… Es una labor bonita y gratificante porque a los niños les encanta.

Tengo que agradecer haber podido dedicarme a esto este año ya que el estrés no es el mismo que dando clase. Y eso me ha servido para estar más tranquilo y poder prepararme bien la clasificación. Ha sido duro, los rivales eran más jóvenes, entrenaban más que yo y en los últimos torneos no venía siendo lo competitivo que solía ser antes, así que algo había que cambiar.

¿Qué hizo?

Me senté con mi equipo y luego con la Federación y me dieron las facilidades para que la cosa fuera a mejor. He estado subiendo al CAR de Madrid durante varios días para entrenar allí e intentar así mejorar mi estado de forma, pulir detalles a nivel técnico, etc. Me ha servido mucho para ganar medalla a nivel internacional, ser competitivo y conseguir la clasificación para los Juegos.

Todo se juntó además con que mi entrenador de toda la vida tuvo problemas de salud y fue un traspié anímico importante, estuvo un tiempo ahí grave y por fortuna sigue con nosotros recuperándose poco a poco. Ha sido un año y medio complicado. He intentado salir de mi ‘zona de confort’ para sacar lo mejor de mí y exprimirme. Ha sido un sprint que ha dado sus frutos.

José Manuel Ruiz y su familia tiran de ingenio para seguir entrenando a pesar de estar en casa:







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