El regreso de las lluvias vuelve a dejar incomunicados a los vecinos del Sacromonte

Como ya ocurrió en el mes de maño, las fuertes precipitaciones han destrozado el único camino del Barranco de Valparaíso, impidiendo el paso de vehículos o a pie

Calle Barranco de Valparaíso, Sacromonte - Eva González (3) (2)
Camino del Barranco de Valparaíso | Foto: Archivo GD
Ainoa Morano
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Llegan las lluvias y con ellas los destrozos y problemas de comunicaciones que durante el verano habían quedado ocultos. Los vecinos de la calle Barranco de Valparaíso, en el Sacromonte, han vuelto a sufrir las consecuencias de las fuertes precipitaciones que cayeron en Granada hace unos días, concretamente los pasados 19 y 20 de octubre.

Como ya ocurrió en el mes de mayo, la acumulación de agua, unida a la “falta de limpieza de las presas que están llenas de tierra” ha hecho que la calle se convierta en un río arrastrando a su paso todo lo que encontraba. La fuerza del agua ha hecho que el suelo de esta calle vuelva a levantarse dejando grandes socavones que impiden la circulación de vehículos y casi el paso a pie de las propias familias que allí residen.

Manolo y Pilar son un matrimonio que lleva toda su vida viviendo en el Sacromonte. Actualmente, Manolo debe acudir al médico con cierta regularidad ya que padece una minusvalía y porta una botella de oxígeno siempre consigo. Con los últimos desperfectos ocasionados en la calle por las lluvias de la semana anterior, este vecino de la zona ha tenido que dejar su vehículo en la carretera ya que acceder con él a su vivienda es completamente imposible.

“Tengo que bajar y subir andando hasta mi coche, cargado con la mochila del oxígeno para poder ir al médico. Al bajar el agua con tanta fuerza y tanta cantidad, crea una zanjas en la tierra y unos socavones que hace imposible pasar con los coches”, explica Manolo a este medio, mientras su mujer matiza por detrás que todo el problema viene “por las presas”.

“Las presas están llenas de tierra y en cuanto cae un poco de agua bajan del Fargue. El agua salta por encima de las presas porque los huecos que tiene de desagüe están tapados por la tierra. Esas presas no se han limpiado nunca, por eso, cuando llueve el agua sale por arriba creando un río”, señala Pilar.

Aspecto actual de la calle en el Barranco de Valparaíso | Foto: Remitida

Los vecinos de la zona aseguran pasar auténtico “miedo” cada vez que llueve ya que saben la situación que se encontrarán a las puertas de sus viviendas cuando las precipitaciones amainen. Ante este panorama, los residentes han decidido actuar por su cuenta ante la “falta de preocupación” por parte de las instituciones pertinentes.

“Hemos sido nosotros los que hemos allanado la calle para poder, como poco, pasar con los coches. Echamos hormigón, que tuvimos que poner cada vecino 100 euros y poner nosotros la mano de obra, en un par de sitios que estaban peor, pero el resto de la calle está sin arreglar. Nosotros pagamos impuestos como todos y no entendemos por qué tenemos que seguir sacando dinero de nuestros bolsillos para poder arreglarlo”.

La mayor preocupación de los vecinos del Barranco de Valparaíso pasa por la auténtica incomunicación a la que están sometidos. “Tenemos un vecino enfermo con cáncer y hace poco necesitó una ambulancia. Esta se tuvo que quedar en la carretera porque no podían bajarlo ni con silla de ruedas ni con nada. El barro que se había puesto ya está descubierto de nuevo e incluso ha dejado una tubería del agua al descubierto. Nadie pasa por aquí y nadie hace nada, lo único que pedimos es que arreglen esto, no pedimos nada especial”, explica Manolo.

La situación de “abandono” es tal que, incluso aun personándose en la zona Bomberos y Policía, han sido ellos los que han tenido que actuar. “En la mañana de este lunes, tras las rachas de viento del domingo, hemos sido nosotros los que hemos bajado a quitar unas ramas que se había caído y hemos hecho una vía alternativa para que trate de bajar el agua por ahí si vuelve a llover mucho. Una vez vinieron los Bomberos y la Policía porque los llamamos por un árbol que había caído. Dijeron que como estaba verde que no lo podían cortar. Este árbol nos cortaba todo el paso y lo teníamos que saltar. Fue mi hijo quien vino con una sierra a cortarlo para que, por lo menos, pudiéramos pasar”.







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