El precio del aceite impulsa a los ladrones de aceituna: "Hay que detener la venta sin control"

La definición del aceite como 'oro líquido' es hoy más acertada que nunca. En las dos últimas campañas agrarias, las reducidas cifras de las cosechas han derivado en un crecimiento notable del precio de un elemento fundamental dentro de la dieta mediterránea. Este aumento ha sido un acicate para los robos de aceituna, una práctica tan habitual como difícil de controlar porque, como dice el dicho, "es muy difícil ponerle puertas al campo". Miguel Monferrer, secretario provincial de COAG Granada, pone el foco en la venta sin control, pues recuerda que el producto "tiene que ir a algún sitio". La pérdida de género no es la única preocupación de los agricultores, pues los olivos sufren importantes daños cuando son saqueados, lo que les afecta para campañas posteriores.

Este mismo miércoles, La Guardia Civil informó de que, tras dos intervenciones distintas, seis personas pasaron a disposición judicial como presuntos autores del robo de una tonelada de aceituna en Salar y Moraleda de Zafayona. Este es el último episodio de las investigaciones acometidas por el equipo Roca en las últimas semanas. Estas cantidades ingentes no son habituales. Fuentes de la Benemérita resaltan a GranadaDigital que los robos se mueven habitualmente en cifras más reducidas porque se realizan con presteza. Esa rapidez es la que hace que los olivos sufran daños. Algunos delincuentes aprovechan también cuando los trabajadores dejan frutos amontonados en una explotación. Así ocurrió recientemente en Albolote, donde tres personas cargaron 2.517 kilos en 2 coches en un abrir y cerrar de ojos.

El cuerpo mantiene una "estrecha colaboración" con seguridad privada y guardas rurales dentro del programa 'Coopera', que fomenta la coordinación y la participación del sector como auxiliar en el mantenimiento de la seguridad ciudadana. Los esfuerzos de los agentes se centran ahora en el Poniente granadino, donde la campaña de la aceituna no ha finalizado todavía. Desde la Guardia Civil recuerdan como los hurtos se centraron hace años en las almendras cuando su precio estaba por las nubes.

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La venta sin control, un factor clave

El robo de aceituna no es algo tan sencillo como el de herramientas u otras pertenencias que se venden con relativa facilidad. Así lo entiende Miguel Monferrer, quien reitera que "la aceituna robada tiene que ir a algún sitio". Para él, poner freno a la venta sin control es fundamental para que los ladrones no encuentren salida a la mercancía. "Todos tenemos un registro y estamos dados de alta. Las autoridades tienen que ir a las almazaras a controlar", manifiesta el secretario provincial de COAG. Además, alude a la falta de técnicos en la administración, algo que impide un mayor número de inspecciones. Además, estas prácticas se saltan la ley de la cadena alimentaria.

Miguel es consciente de que "este sector es tan complejo que es difícil señalar a alguien", pero razona que es sospechoso que "un particular sin registro" acuda a vender. "Si el aceite estuviera barato nadie iría a robar aceituna", apunta el portavoz, que rememora que estas oleadas se han dado en otras etapas en la Costa Tropical, un entorno que conoce como la palma de su mano. "Antes veíamos un puesto de fruta en cualquier curva", declara. La vigilancia férrea sobre esos puestos fue un paso significativo para reducir robos de frutos en el litoral granadino. El representante alaba el trabajo que hace el grupo Roca de la Guardia Civil, pero admite que "es difícil controlar todo".

Como agricultor, Miguel Monferrer es conocedor de la importancia que tiene el cuidado de las plantaciones. Por ello, sufre con el "daño que se le hace a los árboles con los medios que no son los adecuados". "Los destrozan", lamenta. Esta fechoría tiene consecuencias en campañas futuras del olivar porque un árbol deteriorado.

Los modus operandi en el robo de aceituna

GranadaDigital ha tenido la oportunidad de hablar con dos pequeños productores que de forma anónima describen los métodos empleados por los ladrones de aceituna. En los robos a pequeña escala, los autores saquean los propios olivos con rapidez sin necesidad de hacerlo en un horario intempestivo. "A lo mejor cogen poca cantidad, pero vas sumando de aquí y de allá y son kilos", asegura uno de los consultados.

El otro agricultor explica que los movimientos con muchos kilos se realizan de noche y con una vigilancia previa. "Esto se hace en grandes explotaciones que no llenan un remolque en un solo día. Llega un grupo de varias personas en una furgoneta y la llenan con palas de nieve o utensilios similares", detalla.

El campo se manifiesta en las calles para reclamar soluciones a las dificultades que afronta y, para colmo, tiene que mirar de reojo sus terrenos para que "los amigos de lo ajeno", así los califica Miguel Monferrer, no hagan un roto mayor.