Personas ante la adversidad

Abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla son claves para la solución cuando se presenta esta circunstancia

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Las adversidades están y forman parte de la vida de todos | Foto: Remitida / J. C. M.
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Para muchas personas, la vida es bella, mientras que para otras personas resulta ser un trago amargo, porque las penas llegan y se presentan de manera inesperada.

Las adversidades están y forman parte de la vida de todos, en algunos momentos, por lo que es necesario elegir la manera en la cual le haremos frente para cambiar como afrontarlo.

Todos y todas quisiéramos que nuestra vida estuviera llena de bonitos y hermosos momentos, de alegría... y eso pasa habitualmente. Y también las adversidades se pintan en distintos espacios y en diferentes lienzos y solemos sufrir curiosamente, en aquello que más sensibilizados estamos.

Muchas veces nos derrumbamos sin remedio, sin saber por qué, sin entender los motivos. A veces, nos abatimos por circunstancias que en su mayoría no comprendemos. Y es que el DOLOR jamás encuentra justificación, y lo que nos viene a la mente es la palabra, injusticia, y pensamos que NO somos merecedores de lo que nos ocurre en algunos momentos negativos.

Por tanto, en algún momento, la adversidad puede tocar a nuestra puerta. A veces, cuando lo hace, se puede acomodar sin que la hayamos invitado a pasar y se puede convertir en un molesto acompañante. Se trata de esas etapas en las que todo parece ir mal, en las que lo vemos todo gris y no divisamos la luz al final del túnel, por lo que podemos desanimarnos y hasta deprimirnos.

Las ADVERSIDADES forman parte de la vida, no estamos exentos de ellas, no somos ajenos al SUFRIMIENTO, y muchas veces, ese sufrimiento se convierte en un canal de APRENDIZAJE, a veces, más directo que la misma felicidad, por lo que aceptar, abrazar y superar lo que nos sucede en las adversidades, es vital para que la experiencia nos ayude.

Abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla son claves para la SOLUCIÓN. Y es que no basta con oír, hay que saber ESCUCHAR, no basta con ver, hay que saber MIRAR, entender que siempre hay un más allá y que éste puede ser nuestro mayor consuelo en esos momentos en los que aparecen las adversidades.

Superarla es el siguiente paso y para ello hay que haber aceptado lo que nos viene. Y es que no se puede superar aquello que no se acepta y menos aún si no se asimila. La mejor manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento. Todos pasamos por situaciones en la vida que nos producen sufrimiento y que no sabemos cómo afrontar. No existe una fórmula que funcione siempre (OJALÁ!!!), sino que debemos aceptar que el sufrimiento es parte de la vida.

Aunque resulte doloroso muchas veces, aunque pensemos que el mundo se nos viene encima, es importante tener presente que todo en la vida ocurre por alguna razón, y seguro que podremos ser capaces de asumir, de tener la fortaleza de tolerar y de tener la entereza de superar y dejar atrás, alegrías y adversidades, estos, a veces, dos extremos de la vida…

La diferencia entre una persona que sabe superar sus problemas y enfrentarse a la adversidad en la vida y una persona que no logra esa superación, es que la primera es una persona que DECIDE, que ELIGE ser una cosa u otra, a pesar de las condiciones que le toque vivir. Si la persona es capaz de encontrar un sentido a la adversidad, puede convertir sus tragedias en un logro, en una forma de superación.

Accion, Actitud y Aceptación son las 3 'A' que necesitamos para afrontar la adversidad.

A. Nuestras ACCIONES diarias nos llevan a ser la mejor versión de nosotros mismos, para mostrar lo extraordinario que hay en cada uno y que los demás lo vean y puedan apreciarlo.

Cuando nos enfrentamos ante un problema, la reacción más usual es quedarnos bloqueados, sobre todo cuando se trata de una situación adversa inesperada. El golpe emocional es tan fuerte que nos noquea. Es una reacción normal y ni siquiera es negativa ya que en teoría sirve para brindarnos el tiempo que necesitamos para pensar en cuál es la mejor manera de abordar el asunto. Debemos recordar que el cerebro emocional responde con extraordinaria rapidez pero el cerebro racional funciona de manera más lenta.

Sin embargo, es importante prestarle atención a qué hacemos después de ese primer impacto. En muchos casos simplemente nos limitamos a lamentarnos de nuestra mala suerte y quejarnos por lo ocurrido. De esta forma solo logramos empeorar el problema y limitar aún más la visión de túnel.

En su lugar, lo más inteligente sería valorar qué podemos hacer para cambiar las circunstancias y superar la adversidad. Para asumir una perspectiva más racional nos pueden servir de guía estas preguntas, enfocadas a elaborar un plan de acción sobre la base del nivel de control que tengamos.

Todos tenemos un por qué o por quién vivir, una o varias razones que nos permite seguir adelante cada día, que nos motivan y que dan sentido a cada segundo de nuestra existencia, a cada paso que damos o a cada acción que realizamos. Cómo reaccionamos ante condiciones que no pueden ser cambiadas, depende de nosotros.

B. Si no tenemos poder para cambiar la situación, siempre podemos elegir nuestra ACTITUD frente a esa situación. Es decir, siempre hay algo en nuestro interior que podemos cambiar, cómo nos sentimos, siempre hay una parte de nosotros mismos que depende sólo de nosotros.

No importa que no esperamos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Piensa en lo que le aportamos a la vida, en lo que espera la vida de nosotros, porque nuestra vida nos cuestiona y nos exige continuamente. Lo que debemos preguntarnos es qué podemos hacer para cambiar nuestra vida, qué le aportamos al mundo y reaccionar en consecuencia

Todo lo malo de nuestra vida es algo que existe y que debemos aceptar. Se crea una tensión entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía queda por lograr. No necesitamos vivir sin adversidades, sino saber que van a existir, que son parte de la vida y que debemos luchar por algo que merezca la pena, dar un sentido.

Los patrones de pensamiento castastrofistas, así como centrarse únicamente en todos los problemas y consecuencias negativas, también es muy desmoralizante y nos drena la poca energía que podríamos tener. Por supuesto, no se trata de asumir una actitud positiva ingenua, pero tenemos que intentar equilibrar la balanza, que normalmente tiende a caer del lado negativo.

C. ACEPTAR, quizás las parte más difícil frente a una adversidad, no es fácil de aprender. Entender que negar una cosa, una enfermedad, un dolor, una adversidad no va a hacerla desaparecer y que únicamente aceptando podremos hacer algo importante al respecto.

Una técnica muy eficaz se basa en dejar de sufrir y adoptar un papel activo y convertir nuestros pensamientos negativos en ideas de aceptación.

Aceptar no es asumir una actitud pasiva sino aprender a no negar lo ocurrido y sus consecuencias, para poder lidiar con ello de la mejor manera posible. Aceptar implica mirar a la vida de frente, por fea que nos pueda parecer, y decidir cómo cambiar la situación en la medida de nuestras capacidades.







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