La creatividad en fuera de juego

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La creatividad requiere constancia, trabajo y práctica | Foto: Remitida
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Hace 5 años que fui cesado como director de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Y alrededor de mi cese hubo un movimiento muy importante de defensa de mi papel en la institución académica que tiene sede en Granada. Hubo diversos artículos que hablaron de mi cese y entre ellos, en los recursos de facebook he encontrado el artículo de Juan Irigoyen, brillante sociólogo cántabro, que pasó por Granada muchos años y que estuvimos juntos un pequeño tiempo en la EASP. En el artículo, dice una frase que me gustó mucho: Los creativos se encuentran en fuera de juego.

Y sobre la creatividad, descrita como la capacidad para pensar fuera de lo establecido, encontrar nuevas soluciones y generar ideas, me gustaría reflexionar. En la mente es maravillosa leo que: La creatividad es un músculo excepcional que todos tenemos a nuestro alcance. Gracias a ella, tomamos mejores decisiones, innovamos en nuestra realidad, hallamos más respuestas a los problemas cotidianos y alineamos sueños con logros. Ser creativo no es un arte, es un ejercicio que aprender a practicar a diario y que mucha gente prefiere que no forme parte de las capacidades profesionales.

Y es evidente que la creatividad nos permite salir de la rutina. Alrededor de eso, en Psicología y mente encuentro que: No hace falta ser una persona con un nombre conocido para participar en la explosión de algo nuevo, solo necesitamos cerrar los ojos y dejarnos llevar, para convertirnos en nuestro propio genio.

Por tanto hablar de creatividad es hablar de fluidez, de flexibilidad, de originalidad, de elaboración o de resistencia al cierre. Primero, fluidez que es la capacidad de producir una gran variedad de ideas a gran velocidad. En segundo lugar, la flexibilidad que es la capacidad de contemplar un problema desde todos los ángulos y aplicar diferentes estrategias para resolverlo. La originalidad, en tercer lugar, es la capacidad de generar ideas no convencionales o inesperadas y salirse de lo convencional, además de ser capaz de resolver con éxito situaciones inusuales. En cuarto lugar, la elaboración es la capacidad no sólo de generar ideas, sino también de profundizarlas y desarrollarlas. Y por último, la resistencia al cierre es la capacidad de absorber constantemente nueva información sin limitarse a un aspecto o vertiente de la misma, aunque parezca la más adecuada.

Es evidente que un nivel alto de creatividad hace que una persona tenga más éxito, permitiéndole alcanzar altos resultados en cualquier campo de actividad.

Y una de las claves de la creatividad es aprender a ver lo extraordinario en lo ordinario, buscando ideas originales, ampliando los horizontes, siendo creativo en el día a día y amando el proceso de la resolución de problemas.

La creatividad requiere constancia, trabajo y práctica. Y hay diversas maneras que permiten despertar dicha creatividad:

1. Desconectarse para despertar la creatividad
2. Rodearse de lo que nos inspire
3. Relacionarse con personas creativas
4. Practicar el descubrimiento

Y ello permite mejorar la autoestima, modula la respuesta al estrés, desarrolla la comunicación, mejora las relaciones interpersonales, permite aumentar la capacidad de adaptación al entorno, ayuda a salir de la rutina, hace que nos sintamos útiles y mejora la calidad de vida.

La creatividad es la base de la innovación y el liderazgo creativo la base de ello. Un liderazgo basado en acompañar al equipo en el aprendizaje del trabajo fuera de la zona de confort y motivarlo para mantener la mente abierta y olvidarse de convencionalismos.

Un estudio que he leído en La Vanguardia, habla de la existencia de dos tipos de creatividad que florecen en distintas etapas de la vida: los innovadores conceptuales suelen obtener sus mejores resultados alrededor de los veinticinco años, mientras que los innovadores experimentales alcanzan su mejor momento a los cincuenta. La diferencia entre estos dos modelos de creatividad es que el primer grupo, el de los pensadores radicales, llega a la idea innovadora mucho antes de conocer los entresijos del campo en el que se mueve. El segundo grupo, en cambio, necesita décadas de ensayo y error para llegar a realizar las conexiones necesarias para traspasar los convencionalismos en los que se sustenta su materia. En este sentido se podría decir que a unos les beneficia el hecho de ser nuevos en su campo, mientras que a los otros les beneficia la experiencia.

Y cómo escribe Chechu Salas, psicólogo, la creatividad es un proceso que funciona como si fuera una coctelera. Se introducen ingredientes, se agitan, y el producto final representa algo mayor que la suma de las partes. En función de los ingredientes que metamos saldrá un tipo de cóctel otro. Y efectivamente, existen dos grandes ingredientes: la curiosidad y la experiencia.

Por tanto, la creatividad depende de aptitudes y actitudes. Entre las aptitudes están las capacidades cognitivas generales, las habilidades técnicas o el conocimiento. Y entre las actitudes está la confianza en uno mismo, la ambición, la motivación, la curiosidad o la búsqueda de sensaciones. Las aptitudes son tu coctelera, las actitudes, los ingredientes. Es imposible generar creatividad si no introducimos estímulos en nuestra vida. Muchas veces esos estímulos vienen dados incluso por malos momentos. Situaciones que nos obligan a buscar alternativas, o que destruyen rutinas en las que nos sentimos atrapados y nos liberan.

Y la obediencia es lo contrario de la creatividad. Ademas, en la empresa, alguien creativo es alguien molesto. ¿Y qué podemos hacer para ponerle más creatividad a nuestra vida? Liberarnos de nuestras capas de cebolla, de las creencias, salir del pensamiento lógico o común, dejar espacio a nuestro instinto y dar el justo a nuestro cerebro racional.

La creatividad es donde todo comienza, es el inicio de la nueva idea. La otra parte del viaje de innovación es la experimentación, las pruebas y el aprendizaje al hacer. Ser creativo es un acto de amor y como en toda relación de amor, ser siempre feliz es imposible. Por eso, muchas veces, demasiadas, la creatividad está en fuera de juego. O nos deja lejos del lugar donde se quería que estuviéramos.







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