Vídeo | Una 'manita' para recuperar la sonrisa (5-0)

El conjunto rojiblanco se da un festín a costa de un Sporting de Gijón neutralizado desde el inicio, en otra exhibición de Uzuni y Melendo

Granada CF Sporting de Gijon
Los jugadores del Granada celebran el cuarto gol del partido | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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Después de demasiadas semanas de penumbra y desasosiego, y casi hasta con dolor en las mejillas por haber perdido el hábito de hacerlo, el Granada ha vuelto a sonreír, y a llenarse la boca cantando gol. Al conjunto rojiblanco se le ha cambiado el gesto; le han vuelto a salir dos hoyuelos, con una 'manita' sanadora frente al Sporting de Gijón, totalmente neutralizado. Con Melendo, el cuadro nazarí convierte su personalidad tristona y tediosa en un fútbol alegre, fluido y con sentido. Pocos argumentos pueden rebatirlo si, además, Uzuni se enfunda las mallas de héroe. El albanés asistió en el primer tanto a Puertas, que también cuajó una actuación maravillosa, y se anotó el segundo en su cuenta particular en un inicio fulgurante. Se invirtieron los papeles tras el descanso para que el internacional anotara una de las dianas de la temporada. Callejón, cuando Los Cármenes ya se divertía, se unió a la fiesta y Perea puso el hielo para terminar la sangría.

Se adivinaba un encuentro de ida y vuelta desde que el balón se puso en juego, y tal vez fue por ello por lo que Aitor Karanka, en la enésima jornada que entendió como una nueva oportunidad de sorprender con su once, trajo de vuelta a Uzuni. Se apostó en el costado izquierdo, dispuesto a hacer girar las hélices a toda velocidad para sacar todo el provecho posible a la imaginación de Melendo, bisagra en el esquema predilecto del vitoriano. El preparador jugó al despiste con él, o, tal vez, arriesgó, conocedor de que es el catalán quien mueve las agujas del reloj rojiblanco. El extremo albanés del Granada levantó la cabeza casi en el primer control que pudo ejecutar, después de un centro de Puertas que Bamba había desviado al pasillo contrario. Lo que vio fue al almeriense, que había intuido lo que sucedería, entrar como una flecha al segundo poste. El arquero la clavó en la escuadra.

El duelo era un concierto de rock, en el que había castigo para el que interpretara el tema más lento. Anduvieron prestos los de Karanka, revitalizados desde que cuentan con un hechicero en la media punta, agresivos en la presión y dotados de un criterio que parecía haberse perdido en el vuelo a Ipurua. El gol de Puertas, certero con el frentazo como Ojo de Halcón, llegó cuando todavía ninguno se proclamaba dominante para decantar esta pugna. Los tres estiletes nazaríes se movían con brío por el frente de ataque, escoltados por Bodiger y Petrovic, cedidos este jueves por Inagra para barrer cualquier atisbo de circulación interna del cuadro asturiano. Vestidos de amarillo chillón, los de Abelardo se oponían, respondones ante la iniciativa local, pero abortaban el peligro Víctor Díaz y Jonathan Silva, con más contundencia que ortodoxia el argentino, aun así enchufado en su retorno.

Quini se relamió en el carril derecho con un delicioso cambio de orientación de Callejón. En su intento de centrar al primer toque, el pase tomó el mismo desvío que el cabezazo de Puertas, pero Mariño estaba bien colocado para palmear. No le llegó la mano, en cambio, cuando la pelota llegó al flequillo de Uzuni más tarde. Los rojiblancos imponían un control dictatorial bien atados los sportinguistas, tesitura en la que Melendo, pura prestidigitación, se divierte. El catalán levantó el periscopio, detectó la penetración del amigo y vecino albanés en el área y combó la pelota para que dibujara una hipnótica parábola. El goleador rojiblanco asomó la testa para reivindicarse tras dos partidos aciagos y engrosar la distancia en el marcador.

Abelardo se desgañitó intentando espabilar a los suyos, pero quien estuvo a punto de lograrlo fue Petrovic, que por error se la dio a Gio Zarfino mientras el Granada salía de campo propio. El uruguayo montó el contragolpe, en superioridad los asturianos, pero se plantó Miguel Rubio, firme como el Peñón de Salobreña, para poner fin al ataque aislado. Los guantes de Raúl Fernández permanecían impolutos. Los estrenó después, cuando los nazaríes evidenciaban cierta fatiga, en una escapada del propio Zarfino, a quien le achicó la panorámica. Antes, Petrovic resolvió alto una embarullada jugada en el área de Mariño, si bien ya había entendido Karanka que había que rebajar el pulso del duelo hasta el intermedio.

Del vestuario volvieron encorajinados los de Abelardo. Con tesón, Juan Otero se llevó un balón llovido entre Víctor Díaz y Miguel Ruiz para evitar que Raúl Fernández, resolutivo, se quedara frío. Los rojiblancos percibieron el empuje y decidieron replicar durmiendo el ritmo con una posesión pausada. Descargó Melendo sobre Puertas, que se había dejado caer en diagonal, y el almeriense arqueó en esta ocasión el centro para devolver el regalo a Uzuni. El albanés lo agradeció con un remate espectacular, una tijera digna de tutorial, potente al fondo de la red. Saldrá en los highlights de la temporada. Un golazo, su octavo en Liga, que puso en pie a Los Cármenes, totalmente rendido.

El técnico rojiblanco dio por terminada la función de Melendo, a quien quiere dosificar, y el mediapunta recibió una cerrada ovación como despedida. Entró en su lugar Bryan Zaragoza, agitador profesional, pero fue el Sporting quien se fue animando. El conjunto asturiano salía de la cueva, percutor Queipo desde su incursión en el costado derecho, y merodeaba el área nazarí. Petrovic, no obstante, olió la sangre en un control de Rivera, que erró en el pase ante el serbio. Puertas recogió la pelota suelta y entregó el gol a Callejón, que paró el tiempo en el área antes de ajusticiar.

El partido se acabó en el césped, viva la fiesta en la grada. Los móviles encendieron la linterna para acompañar los quiebros de un Puertas, reubicado por detrás del punta, que necesitaba un partido así. Se apagaron para aplaudir a Raúl Fernández, que acentuaba el hambre de Djuka. Se animó Pedro Díaz desde lejos, pero la pelota fue al segundo anillo del estadio. Sonaron los ‘olés’ entre las muestras del desparpajo de Bryan Zaragoza, que puso salsa a un anodino tramo final. Se escapó como una centella, recortó sobre Nacho Martín y la puso atrás para que Perea cerrara la 'manita'. La ola circuló con fuerza, recompuesta la alegría. Karanka respira tranquilo. Son, en lo matemático, solo tres puntos más, aunque aúpan al Granada de nuevo a la zona de playoff y sacan de ella al Sporting. En lo anímico, en cambio, son una inyección de felicidad que repara una moral resquebrajada.

Ficha técnica:

Granada CF: Raúl Fernández; Quini, Víctor Díaz (Cabaco, 65’), Miguel Rubio, Jonathan Silva (Ricard, 80’); Bodiger, Petrovic; Antonio Puertas, Melendo (Bryan Zaragoza, 55’), Uzuni (Perea, 65’); y Callejón (Jorge Molina, 80’).

Sporting de Gijón: Mariño; Pol Valentín, Bamba, Insua (Izquierdoz, 59’), Diego Sánchez; Juan Otero (Campuzano, 59’), Christian Rivera (Nacho Martín, 70’), Pedro Díaz, Jony; Djuka y Gio Zarfino (Queipo, 45’).

Goles: 1-0: Puertas, min. 7; 2-0: Uzuni, min. 28; 3-0: Uzuni, min. 50; 4-0: Callejón, min. 61; 5-0: Perea, min. 85.

Árbitro: Trujillo Suárez, del comité canario. Amonestó a los visitantes Insua y Diego Sánchez.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 10ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.490 espectadores. Antes del inicio del encuentro, sonó el himno de España con motivo de la celebración del Día de la Hispanidad, este pasado 12 de octubre.







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