Diez años del fin de ETA: las heridas en Granada aún siguen abiertas

Los familiares de las víctimas aseguran que el perdón llegará el día que se esclarezcan los 376 asesinatos que están sin resolver

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Portal en el que fue asesinado Luis Portero, vivienda que quedó afectada por la explosión en la que murió Domingo Puente y monumento a las víctimas de ETA | Foto: Dani B.
Ainoa Morano
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"ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada". Esta frase marcó un antes y un después para la sociedad española, supuso el primer paso para cerrar el capítulo más sangriento de la historia reciente del país. Tal día como hoy, 20 de octubre, pero de 2011, la banda terrorista anunció el fin de la violencia, aún así, cuando se cumplen diez años de aquel momento, hay heridas que aún siguen abiertas. 

El terror y la muerte llegaron a Granada con tres atentados imborrables en la memoria de la provincia. Corría el año 1989 cuando Conrada Muñoz, vecina de Montillana, recibió en su domicilio una carta para su hijo. Dionisio Bolívar era guardia civil y estaba destinado en Las Palmas de Gran Canaria, pero su residencia figuraba en el municipio granadino. Madre e hijo tenían acordado que ella debía abrir toda la correspondencia que recibiese por si algo era de urgencia. Lo que nunca se imaginaron es que Dionisio sería un objetivo de la banda terrorista y que aquella carta contenía una bomba. 

Años más tarde, en 1997 ETA puso un coche bomba en la zona del Jardín de la Reina con el objetivo de que explosionara cuando pasase la furgoneta con el personal que se dirigía a la Base Aérea de Armilla. Aquel día falleció Domingo Puente, natural de Güéjar Sierra, de 52 años y con tres hijos. "Era muy joven. Nos sorprendió la noticia, parece que a uno nunca le va a tocar y no das crédito a lo sucedido. Domingo era una persona muy afable. Se llevaba muy bien con todo el mundo", cuenta el actual alcalde de Güéjar Sierra, José Antonio Robles, al recordar lo sucedido aquel fatídico 10 de febrero de 1997. 

Apenas tres años después, en el 2000, Granada vivió el atentado terrorista que sacaría a todos los ciudadanos a la calle para pedir el fin de la violencia. Luis Portero, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, fue asesinado a manos de dos pistoleros de ETA, los cuales lo abordaron en el portal de su casa y le dispararon a sangre fría. El crimen fue tan atroz que miles de granadinos tomaron las calles en señal de protesta. La sociedad española ya no tenía miedo. Aquel gesto de unión y apoyo a la familia es recordado años después por el hijo del fiscal como algo que "no olvidaré nunca, solo tengo palabras de respeto, cariño y amor eterno hacia Granada y los granadinos por cómo se volcaron con nuestra familia". 

Ahora, diez años después del cese definitivo de la violencia por parte de la banda terrorista, aquellas heridas que se abrieron hace más de 20 y 30 años aún siguen sangrando. "El anuncio de ETA fue un cierre en falso. Se habló del fin de la violencia, pero no del cese definitivo de la banda, no se renunció a la historia sanguinaria de terror que durante 50 años ha estado creando muerte y dolor en todo el país. No se pidió perdón. ETA no mata porque no puede, si pudiera seguiría cometiendo crímenes y asesinatos", explica Luis Portero, hijo del asesinado fiscal jefe del TSJA. 

La misma sensación le generó el cese de la violencia a Pancracio Puente, hermano de Domingo. "Por una parte fue un alivio pensar que todo lo que nos tocó sufrir a nosotros no lo iban a vivir más familias, al menos te queda ese consuelo. Aun así, sigo creyendo que todo es una estrategia, querían blanquear su imagen, lo quisieron hacer hacer diez años y lo siguen haciendo hoy día algunos políticos. Ponen cara de corderos, pero siguen siendo unos lobos".

Para los familiares de las víctimas, la batalla aún no ha acabado y no lo hará hasta que todos los asesinatos cometidos por ETA se esclarezcan. "Ahora mismo, estamos en la pelea más importante de nuestras vidas, que es la del relato. Llevamos muchos años trabajando para conseguir que condenen a los líderes de la banda terrorista por crímenes de lesa humanidad. Seguiremos luchando hasta que se aclaren los 376 asesinatos que aún quedan sin resolver, cuando eso ocurra acabará nuestra batalla", asegura Luis Portero hijo. 

Aunque pasen los años, la etapa más negra y sangrienta de la historia reciente de España sigue demasiado presente, ya no solo en los discursos de los políticos de turno, sino también en la ficción. El libro y la posterior serie de Patria de Fernando Aramburu reabrió viejas heridas y trajo consigo un nuevo debate, una postura que duele, y mucho, a los familiares. "No podemos consentir que nadie diga que ETA tenía justificación para los crímenes que cometió. El escenario real es el de vencedores y vencidos y no el escenario falso que se está tratando de crear donde se empata el partido y se pone al mismo nivel a víctimas y verdugos. El que mata no puede ser tachado de un romántico separatista y el que pone la nuca para ser asesinado es víctima del mal de otro". 

El dolor y el ansia de justicia conviven día tras día con los familiares de las víctimas, pero Luis Portero confiesa que hay espacio para la reconciliación, aunque para ello, primero deberían cumplirse algunas condiciones innegociables. "El día que los herederos políticos de ETA hagan una declaración en la que renuncien a la sanguinaria historia de terror de los terroristas, pidan perdón a la víctimas y familiares, se pongan a disposición de la justicia para el esclarecimiento de los 376 asesinatos que quedan sin resolver y se impidan los actos de homenaje y exaltación a los terroristas, ese día yo perdonaré todo lo que ocurrió. Mientras tanto, el país no puede cerrar el duelo".







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