Me encanta el brillo de sus ojos cuando habla del proyecto

Y es que los ojos no mienten, las miradas revelan emociones, personalidades e incluso intenciones

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Se dice que la cara es el espejo del alma y, en ella, sin duda los ojos, hablan por sí solos | Foto: Archivo
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"Para incorporar a alguien a un proyecto empresarial más que en su currículum hay que fijarse en el brillo de sus ojos cuando habla del proyecto", decía Virginio Gallardo (@virginiog) en Twitter .

Se dice que la cara es el espejo del alma y, en ella, sin duda los ojos, hablan por sí solos. Los ojos suelen delatarnos si estamos cansados o tristes, alegres o enfadados, enamorados o despechados, entusiasmados o hartos. Los ojos han sido inspiración. Los cerramos si queremos apagar el mundo y los mantenemos muy abiertos cuando no queremos que nada se nos escape. Los maquillamos, los ocultamos tras gafas de sol e incluso les cambiamos el color con unas lentillas. Pero los ojos son los ojos y marcan mucho la visión de las personas, y en ello, la implicación en el trabajo y en los proyectos.

Y es que los ojos no mienten, las miradas revelan emociones, personalidades e incluso intenciones. Todo lo que sentimos queda reflejado en esas ventanas del alma, la cara verdadera de todas las caras posibles que somos capaces de poner en cada situación.

La mirada es capaz de transmitir mensajes que van mucho más allá de las palabras.

Y leí en El Confidencial un artículo de Marta Jiménez en el que se hablaba del poder de la mirada y de lo que transmitimos gracias a ella:

1. El contacto visual excita

Mirar fijamente a los ojos de otra persona genera una reacción de excitación. Cuando nos mira un extraño durante mucho tiempo podemos verlo como una amenaza y experimentar miedo o angustia. También es posible excitarse sexualmente gracias al contacto visual, e interpretarlo como una invitación a mantener relaciones sexuales.

2. Los ojos revelan la honestidad de una sonrisa

Hay sonrisas que representan una felicidad genuina y otras sonrisas falsas, utilizadas para fingir felicidad o para cubrir cualquier otra emoción. La clave para distinguir una de la otra es observar la mirada de la persona en cuestión. Cuando la sonrisa es honesta, los ojos se achinan y se generan patas de gallo en los extremos.

3. La dilatación de la pupila es signo de interés

Cuando algo nos interesa, nuestras pupilas se dilatan. Pero, además, esa dilatación nos hace parecer más sexys.

4. La mirada recíproca es un signo de amor

Las investigaciones que estudian temas relacionados con el amor y la atracción han concluido que el mirarse detenidamente y la observación mutua son casi garantía de que las personas implicadas están enamoradas.

5. El contacto visual da pie al engaño

El contacto visual y detener la mirada en algo suele ser signo de interés, amor, cariño o derivados. Así se ha dicho que un mentiroso no suele mirar a los ojos. Sin embargo, en realidad las personas con tendencia a mentir establecen un mayor contacto visual, ya que ponen más energía en intentar convencer a su interlocutor de algo que no es verdad. Quien dice la verdad, por el contrario, no necesita demostrar nada, y puede estar simplemente distraído si no nos está mirando.

Y Elena Arnaiz en su blog añade: Las personas que obtienen grandes resultados no lo hacen por casualidad. Eres la suma de las personas que ayudas a brillar. Y apunta que las personas que consiguen más resultados están sumamente orientadas a los demás. Hacen todo poniendo el foco en los demás, trascienden de su ego, de sus miedos, de sus limitaciones, de sus necesidades de refuerzo con el fin de aportar el mayor valor a los demás. Y añade: No es generosidad. Es estrategia.

A partir de ello me resulta importante plantear:

1. Trabajar la humildad. Y la generosidad.
2. Entender que el brillo es ilimitado.
3. Hacer que las personas que están a nuestro lado brillen
4. Pensar en las otras personas antes de pensar en uno.
5. Mirar a las personas como pueden llegar a ser, no cómo son ahora.
6. No devaluarse para alabar a otra persona.
7. Si no lo pensamos de verdad no funciona.

Seguro que alguna vez, estando con gente, nos sorprendemos mirándonos a los ojos con otra persona. Es casi como una escena de cine: el resto del mundo se desvanece hasta volverse gris. El contacto visual no siempre es tan emocionante y es una parte natural de la mayoría de las conversaciones, pero casi siempre es importante. Y además, el contacto visual cambia lo que pensamos sobre la persona que nos mira.

Siguiendo en esa línea, diríamos que el contacto visual moldea la percepción que tenemos de la persona que nos mira, siendo la duración ideal del contacto visual de tres segundos. Además, ese preciso momento en el que nos miramos con otra persona, conduce a una especie de fusión parcial entre el yo y el otro. Y cuando una emoción como la repulsión nos hace entrecerrar los ojos, esta expresión ocular indica nuestra repulsión a los demás. Por tanto, los ojos son la ventana del alma.

En definitiva, volviendo al campo organizacional, en la línea de lo planteado por Virginio Gallardo, para que un negocio salga adelante, es necesaria una persona especial cuyo compromiso con el proyecto sea total. Esa chispa inicial está dentro de los emprendedores. Normalmente el emprendedor es una persona que quiere sacar su proyecto, donde, más allá de la idea, pesa mucho la vocación real y el compromiso con un proyecto que es distinto al del trabajo por cuenta ajena. Y en ello, es vital esa ilusión y ese brillo en los ojos.







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