Odiosas comparaciones. El caso de la Alhambra

alhambra de granada sierra nevada
Imagen de la Alhambra de Granada | Foto: Archivo GD
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En mi casa, desde que era infante, me dieron directrices básicas con el objetivo de ahorrarme problemas con mis congéneres: no señalar, no mentir, taparme la boca para estornudar o no comparar. Estas enseñanzas, como digo, te ahorraban alguna que otra irritación, por no decir un tortazo, sobre todo de algún crío mayor que tú del barrio. Y si uno era duro de mollera y probaba a saltarse estas directrices prácticas, entonces podías probar la mano abierta y humillante de Manolo (amigo fiel, pero mayor que yo, y que no toleraba tus chanzas cuando lo pillabas hurgándose un agujero nasal empecinado, aunque con deleite, para sacarse un soberano moco).

Pues bien, afortunadamente (hay quien opinará lo contrario, pero esto es señal de avance en los estándares de urbanidad) ya no es preciso que nadie nos pegue para aprender. Ahora basta con ser coherente, con prometer una cosa y cumplir lo que se dice. Y si uno no puede cumplirlo, pues uno lo explica y da la cara. Porque, insisto, las comparaciones son odiosas.

Esto es lo que le ha pasado al PP y a C´s después de las elecciones al Parlamento Andaluz. Que firmaron (esto en mi tierra es más que prometer) un acuerdo de Gobierno en el que se comprometían a crear concursos públicos para gestionar determinadas entidades o servicios públicos de la administración andaluza. Pero como decía mi madre: que si quieres arroz, Catalina.

Así que aterrizo con lo de las comparaciones. Ciertamente, Mar Villafranca o Reynaldo Fernández, que han dirigido la Alhambra, eran socialistas. Pero era otra cosa además: Ella, Mar, Licenciada en Historia del Arte y Doctora, profesora de nuestra Universidad con estancias en el extranjero, ha dirigido revistas relacionadas con el patrimonio y sólo tiene más de un centenar de publicaciones entre libros y artículos. Él, Reynaldo, Licenciado en Historia Medieval, musicólogo, ha dirigido museos, tiene el Premio del Ministerio de Cultura para trabajos de investigación y divulgación de la música, o el Premio Holanda para Jóvenes Científicos e Inventores y otro sinfín de publicaciones. Son dos cerebros con patas (les pido perdón por esta definición, pero es la pura verdad, sobre todo para los que tenemos una inteligencia más mundana).

Y abundando en lo odioso de este asunto. Todos los meses hay Comisión de Cultura en el Ayuntamiento de Granada. Y todos los meses, sin faltar uno desde hace tres años, PP y C´s (sobre todo C´s) le han exigido al alcalde de Granada que el Centro Lorca y nuestra OCG estuviese dirigido por personas de reconocido prestigio y currículum. Y desde el PSOE, desde el Gobierno Local, se aprobaron estos concursos abiertos. Digo yo que a eso se le podrá llamar coherencia.

Yo entiendo que comparar el currículum de Mar y Reynaldo con el de Rocío Díaz puede interpretarse como una cuestión de mal gusto. Y yo incluso puedo admitirlo en parte. Pero sólo en parte. En parte porque ha sido el PP y C´s los que han pedido en el Ayuntamiento de Granada que se convocaran estas direcciones de forma abierta y porque ha sido PP y C´s los que han pactado con la ciudadanía andaluza que así lo iban a hacer en organismos como la Alhambra. Así que estarán conmigo en que es aplicable el refrán: A lo hecho, pecho. O este otro también: En boca cerrada no entran moscas. O más y ya paro: Por la boca muere el pez.

En definitiva y para aclarar: A la vida pública se debe incorporar cualquier persona independientemente de su formación o de la actividad profesional que desempeñe. Me da igual que sea enfermero o mecánica. Sólo debe cumplir con los requisitos legales establecidos al efecto y muchas ganas de servir a la ciudadanía. Pero dirigir uno de los monumentos más importantes del mundo, debe estar dirigido por personas que tengan algo más que experiencia como cargo público. Hay que tener prestigio internacional. El PP ha dilapidado esta cuestión. Y C´s... Bueno, un silencio atronador.







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