Muere Manolo González, uno de los mejores futbolistas granadinos de la historia

Actuaba de central, era hijo del mítico José Manuel González y tío de Lucas Alcaraz, se formó en la cantera rojiblanca, jugó en el filial del Real Madrid, en el Granada y en el Zaragoza

Granada CF 1966
Manolo González, tercer futbolista de la fila superior, en un encuentro de fase de ascenso con el Granada en mayo de 1966 | Archivo
Juan Prieto
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El Granada CF vuelve a estar de luto en este 2020 por el fallecimiento de Manolo González, quien fuera jugador rojiblanco y miembro de una familia muy ligada al club granadinista, ya que era hijo de José Manuel González, mítico futbolista en los años 40, y que ocupó diversos cargos en la entidad, como entrenador y secretario técnico; y también era tío del entrenador Lucas Alcaraz.

Bautizado como José Manuel, aunque todo el mundo le llamaba Manolo, nació un 28 de mayo de 1943 en Granada, ciudad en la que vivió hasta que, 23 años después de su nacimiento, el club rojiblanco lo traspasó al Real Zaragoza por la nada desdeñable cantidad de un millón y medio de pesetas de entonces. Conocido futbolísticamente como González, se formó en la cantera rojiblanca, donde destacó especialmente en el Granada juvenil y en el Recreativo. Llegó a jugar un año en el filial del Real Madrid, con quien fue campeón de España de aficionados, antes de volver al Recreativo y dar el salto al Granada.

Manolo González | Archivo

Debutó con el primer equipo rojiblanco en Segunda División un 22 de noviembre de 1964, como cuentan en su historia del Granada CF José Luis Entrala y José Luis Ramos. Fue en un partido contra el Hércules, donde los alicantinos le hicieron cinco goles al conjunto de Antúnez. González entró como defensa izquierdo (era derecho y luego fue central, pero jamás izquierdo, excepto en esta temporada) en sustitución de Dámaso y posiblemente el entrenador considerara que él era el culpable de la debacle. Lo cierto es que no volvió a ser titular hasta ocho jornadas después, el 17 de enero de 1965, cuando el Granada ganaba en Abarán (esta vez sin hacer el paseíllo por sus calles) por 0-4, con tres goles de Miguel y uno de Román. González aprovechó esta segunda oportunidad y ya no dejó el equipo hasta el final de la temporada. Esa campaña 64-65 disputó, en total, 17 partidos con los granadinistas. Su buen rendimiento sirvió para que el Sevilla le ofreciera un contrato anual de 350.000 pesetas, que contrastaban enormemente con las 40.000 que cobraba en el Granada. El tira y afloja terminó con González renovando por 100.000 pesetas y con el público en contra porque los aficionados rojiblancos estimaban que el jugador había exigido demasiado para ser un jugador de la cantera.

En la temporada siguiente, la 1965-66, también en Segunda, estuvo lesionado durante 11 partidos, pero aún así llegó a disputar 23 partidos con el equipo rojiblanco que entrenaba Jeno Kalmar, quien ya lo colocó de central, puesto en el que se consagró. González fue titular en los dos partidos de promoción ante el Málaga que le sirvieron al Granada para lograr el ascenso a Primera División, el tercero de su historia. Su último partido con el Granada fue el 22 de mayo de 1966 con el ascenso en La Rosaleda. No llegó a jugar nunca en Primera con el club de su ciudad. Y es que, al final de esta temporada, González fue pretendido por el Español de Barcelona, el Elche, el Valencia y el Atlético de Madrid. Pero es el Zaragoza quien se hizo con sus servicios, un gran acierto del club aragonés porque ficharon un futbolista que sería titular durante once temporadas, diez de ellas en Primera División, y sería uno de los que más veces vistió la camiseta maña, en más de 300 ocasiones.

partido del Granada juvenil en 1960 con la presencia de González en el once inicial | Archivo

Caso extraño para la época, González compaginó el fútbol con los estudios. Se matriculó en Ciencias Geológicas en la Universidad de Granada, excepto un curso en Madrid. Durante los primeros años de jugador en Zaragoza trabajó sin sueldo en la Facultad de Ciencias Químicas y cuando se creó en Zaragoza la Facultad de Ciencias Geológicas encajó en el departamento de Cristalografía y Mineralogía. Hizo el doctorado siendo futbolista, preparó las oposiciones y fue profesor y luego catedrático de Cristalografía y Mineralogía, siempre en la Universidad zaragozana.

El final de su carrera fue otra vez en el Granada. Tras recibir la baja en el club aragonés, en agosto de 1977, el entonces presidente rojiblanco, Salvador Muñoz, le ofreció un suculento contrato, el mejor de su vida, según confesó. Más de lo que ganaba en el Zaragoza. Así que fichó y empezó los entrenamientos en el Estadio de la Juventud. Pero dando un salto cayó mal y se lastimó la parte posterior del pie. Aquello fue el comienzo de un horrible calvario que acabó sin poder disputar ni un partido en la temporada y con su retirada del fútbol.

Ahora, con 77 años, ha muerto en Zaragoza. Había enviudado tras casi 40 años de matrimonio y tenía seis hijos y numerosos nietos. Su muerte ha sido muy sentida en la capital aragonesa, donde era un personaje muy querido. Granada pierde a uno de los mejores futbolistas que ha dado en su historia.







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