Conciencia Animal paraliza sus rescates ante la falta de recursos

Tras ocho años, la asociación granadina cesa en su actividad, desbordada por los gastos y el aluvión de abandonos de perros a lo largo de los últimos meses

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La asociación ha buscado un nuevo hogar a animales desde hace ocho años | Foto: GD
Chema Ruiz España
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Ana Torres, presidenta y fundadora de la asociación granadina Conciencia Animal, no puede más. "Hace un mes y pico en el que es un día tras otro. No levanto cabeza. Intento animarme, tirar para adelante, pero acabo reventada, desmotivada", expone. La falta de recursos económicos asfixia a ella y a su compañera, María González, que se ven incapaces de afrontar los gastos que supone. Las adopciones y las acogidas han caído en picado, por lo que solo pueden sostener a los animales que tienen a su cargo mediante residencias y hogares de acogida de pago hasta que les encuentran una familia. A la par, crecen los abandonos, lo que multiplica el trabajo y los gastos. Nada más atender a este periódico, reciben el aviso del ingreso de cuatro perros con parvo. Pero la tesitura ha desembocado ya en una determinación categórica, al menos por el momento: "Dejar de rescatar después de ocho años de actividad".

"Yo quiero dejar la asociación desde que la monté", bromea Ana Torres, para lidiar mejor con la resignación. "Todos los años me propongo dejarla, pero me cuesta mucho", matiza seguidamente. "Cada vez hay menos adopciones, porque ahora está la cosa muy parada. También hay como el triple de abandonos. Somos más asociaciones, particulares y rescatistas, pero por muchos que estemos, no llegamos a cubrir la cantidad de abandonos. Es brutal. No damos abasto. Luego, las acogidas son casi nulas, y todo es pagando. Viajes pagados, residencias pagadas, acogidas de pago… Al final, es sacar dinero de donde no hay para pagar, pagar y pagar. Te endeudas y yo tengo ansiedad, porque todo el mundo quiere su dinero, como es normal, pero yo no tengo", relata.

Ambas compaginan la actividad en la asociación con su propio trabajo, aunque la convivencia se hace difícil. Para la subsistencia de Conciencia Animal hasta el momento, Ana Torres ha tenido que emplear parte de su salario. "La situación lleva tiempo siendo insostenible, pero voy tirando. De mi sueldo pago un montón de cosas, pero llega un momento en el que no da. Tengo un sueldo muy pequeño, tengo un alquiler y un montón de gastos. Aun así, mínimo 200 o 300 euros de mi bolsillo tengo que poner todos los meses para cubrir algo", precisa. Una secuencia de infortunios en el último mes -la fractura de una pata de un perro y el contacto de varios con parvo- ha supuesto un golpe del que resulta difícil reponerse. "Estoy intentando salir de una depresión muy grande derivada precisamente de las deudas y eso", afirma Torres.

Demasiados gastos

"La economía está muy mal. Adopciones hay, pero muchas menos. Antes, a lo mejor, tenías una camada de cachorros y salía muy rápido. Ahora, cuesta mucho sacarlos. La gente ha visto que, como a las asociaciones nos hacen falta acogidas, para ellos es un medio para ganar dinero", argumenta María González, en busca de una explicación a la situación actual. "Lo achaco un poco a la crisis y un poquito también a las nuevas normativas que quieren implementar en el ámbito de la adopción. Hay mucha gente que, como ahora supuestamente te exigen hacer un curso para adoptar, está asustada", agrega la presidenta de la asociación. 

De un modo u otro, los animales que son recogidos pasan hasta año y medio sin encontrar un nuevo hogar, lo que implica un desembolso que desborda a la asociación. "En una residencia tengo a cinco perros, que me cobran 70 euros al mes por cada uno. En otro sitio, me cobran 85 euros por perro. Otro me cobra 40 por perro porque son más cachorros. Otra persona, que es hogar de acogida pagada, me cobra, haciéndome el favor, ocho euros al día por perro. Al final del mes, son más de mil euros nada más que en pagar estas cosas", expone Torres. Coincide González en señalar que "Las acogidas son el principal problema". "Por cada perro que metes en residencia se te van 100 o 150 euros al mes. En cuanto tienes cuatro, es imposible sostenerlo", resuelve.

Ocho años de actividad

Ana Torres asegura que, aunque siempre ha habido "problemillas", la asociación no se ha visto en una situación así en sus ocho años de actividad. Nació en 2015, un año después de que la idea cogiera forma. "Me hicieron el lío, me engañaron", comenta entre risas su presidenta y fundadora. Todo comenzó cuando dejaron en la puerta de casa de su madre a dos cachorros y su pareja, que ahora colabora en el día a día de la asociación, decidió meterlos en casa. "Yo no sabía, como ahora, cómo funciona todo. Desde el Ayuntamiento me dijeron que lo único que podía hacer era llamar a la perrera, pero que me aconsejaban que, si podía solucionarlo por otro lado, mejor, porque era una pena. En aquella época no sabía cómo era una perrera como tal", recuerda. Empezó a tantear asociaciones y conoció a una integrante de Rescate Animal, quien la metió en un grupo de WhatsApp con otras varias personas. De aquel chat grupal nació Conciencia Animal.

Ana Torres y María González | Foto: Remitido

Ana Torres y María González | Foto: Remitida

La directiva inicial estaba formada por 16 personas, pero ahora solo la conforman ella y María González, que hace cinco años que se unió a Ana Torres. "Yo la conocí porque le adopté a una de mis perritas. Como me gustan tanto los animales y Ana es una persona maravillosa, empecé a colaborar con ella, aunque me decía siempre que no me metiera, que es un mundo muy complicado. Se sufre mucho", detalla. Sobre la presidenta de la asociación solo tiene palabras halagadoras. "Ella no es animalista, sino rescatista. Rescata toda clase de vida, sea algo feo o bonico, cachorro o adulto", elogia. "A la pobre María la tengo amargada, porque antes yo tiraba más de todo esto. Ahora, tiene que tirar más de todo y la tengo agotada. Cuando se agobia mucho, se desconecta unas semanillas. Luego, vuelve otra vez. Pero ella es a quien tengo siempre para todo. Aunque desconecte, siempre está ahí. Si no fuera por ella, no sé cómo habría tirado para adelante con tanto", le corresponde la fundadora.

Intentan animarse entre sí, pero son conscientes de que la situación no es ni mucho menos la que llegó a ser. "Hemos sacado muchísimos animales en adopción. Hemos llegado a sacar hasta 10 y 12 a la semana. Ahora, si hay una semana en que salgan dos o tres, hay que darle gracias a Dios", relata, tras lo que puntualiza que, en otros momentos, había muchas "acogidas de estudiantes". "Sin tener refugio, he llegado a tener 90 animales", lamenta Torres. Fue alcanzar ese punto lo que avivó la idea de parar los rescates. Ahora, apenas le queda a la asociación una veintena. Tras encontrarle una familia, cesará en su actividad. "Como no hay acogida, no puedo ayudar más, no puedo recoger más, a no ser que sea un caso suelto de gravedad".

"Por ahora, la decisión es definitiva. Es muy difícil que cambie, porque, por mucho que publicamos y solicitamos acogidas, no hay", subraya María González. Ana Torres, en cambio, se resiste un poco más a pensar que aquí acabe todo. "Yo lo intento, no estoy cogiendo y voy muy por debajo de lo que yo era. No me vuelvo a juntar yo con tanto perro", afirma. El parón eventual, como mínimo, es seguro. "Una temporada voy a desconectar y descansar", argumenta, aunque no se atreve a afirmar que no volverá a rescatar animales, con una pregunta siempre paseando por su cabeza: "Si tú no rescatas, ¿quién lo hace?".







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