Encontrar empleo tras el cáncer, la segunda batalla que deben librar los pacientes

La AECC hace un llamamiento a los agentes públicos en el Día Mundial contra el Cáncer para ayudar a las personas que pierden su trabajo a causa de la enfermedad

Jose Javier Garcia Montero en la sede contra el cancer en Granada
José Javier García Montero, portavoz de la Asociación Española contra el Cáncer en Andalucía y presidente de la misma en Granada | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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Este domingo 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una jornada que sirve para recordar, no solo que los pacientes cuentan con el apoyo de la sociedad, sino también que la investigación y las ayudas siguen siendo más necesarias que nunca. La Asociación Española contra el Cáncer ha centrado su campaña de este 2024 en el grave problema socioeconómico que supone el cáncer en la vida de quienes lo padecen.

En la actualidad, el 38% de las personas diagnosticadas de cáncer se encuentra en edad laboral, un dato que se traduce en 110.000 pacientes en España. Las personas que padecen algún tipo de cáncer tienen un 34% más de probabilidad de perder su empleo a causa de la enfermedad. De hecho, el 28% de los pacientes oncológicos pierden su empleo por el cáncer ya que este deja unas secuelas tanto físicas como psíquicas que les impiden desarrollar su actividad con completa normalidad. El miedo a recaer, a no curarse, el miedo de las propias empresas ante el desconocimiento sobre cómo tratar a los pacientes, o el miedo a no poder atender a sus familias, sumado a problemas físicos como el cansancio, los dolores o la inmovilización de parte de su cuerpo se traducen en la pérdida del empleo.

Ante esta casuística, la Asociación Española contra el Cáncer apuesta por resaltar este 2024 los problemas socio laborales que el cáncer genera en las personas afectadas. José Javier García Montero, portavoz de la Asociación Española contra el Cáncer en Andalucía y presidente de la misma en Granada, destaca la necesidad de que "los actores sociales sean consecuentes con esta problemática, que no todos los pacientes pueden reincorporarse con normalidad a su puesto de trabajo". "Hay que llegar a un acuerdo para que todas las personas afectadas puedan afrontar estas dificultades", asegura.

En el mismo sentido, Helena Ros, trabajadora social de la AECC en Granada, recuerda que "cuando una persona tiene cáncer puede estar hasta 18 meses de baja", esto provoca que "cuando te reincorporas a tu puesto de trabajo lo haces con unas secuelas que pueden impedir el normal desempeño de tu trabajo". "Después del proceso de baja, te incapacitan para tu empleo habitual, sobre todo, si es de carácter físico. Ante eso, una persona que lleve 30 años en el mismo puesto de trabajo y que estando aun en edad laboral tiene que encontrar un nuevo empleo, debe actualizarse, hacer itinerarios nuevos de empleo y poder encontrar un nuevo trabajo en el que encajen con la edad que tienen. No pueden pasar de un trabajo físico como la hostelería, por ejemplo, a ser administrativos", comenta.

Ante esta situación, más habitual de lo que la sociedad puede percibir, los pacientes se sienten "desprotegidos", especialmente al no existir "ningún tipo de ayuda específica para las personas que han padecido cáncer, ellos entran por los itinerarios de empleo habituales, cauces existentes para todo el mundo". Además, los pacientes deben enfrentarse a un reducción del 25% de su nómina por las incapacidades temporales y a un coste económico que supone un 41% de gasto para las familias, en torno a unos 10.000 euros. A esto, ha que sumar que para los cuidadores también supone un gran problema ya que el 6'6% de ellos llegan a perder también su trabajo, mientras que un 3% se ve obligado a cambiar de empleo para poder hacerse cargo de los cuidados del paciente. Unos factores que provocan una clara situación de riesgo de exclusión social para las familias en las que el cáncer hace acto de presencia.

Desde la Asociación Española contra el Cáncer piden una clara implicación de los agentes públicos en esta problemática ya que "el tejido asociativo está ahí, pero son los entes públicos los que tienen que aportar ya que los recursos son limitados".

Educación en salud y prevención

Los casos de cáncer experimentan un claro aumento en la sociedad. Se estima que en todo el mundo, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerá cáncer a lo largo su vida. La estimación para 2030 señala que 21'6 millones de personas en todo el mundo serán diagnosticadas de algún tipo de cáncer. En el caso de Granada, el pasado año hubo 5.544 nuevos diagnósticos, experimentando un ritmo de crecimiento del 20%. Con estos datos, José Antonio García Montero apuesta por una educación en salud y prevención de la ciudadanía para conseguir que la supervivencia cada vez sea mayor.

"En España no estamos educados en esa política de prevención. Tenemos un caso muy claro que es la prevención del cáncer de mama. Las mujeres son tremendamente disciplinadas, pero costó mucho trabajo. Comenzamos hace 20 años con este trabajo y como la Seguridad Social no lo cubría, íbamos por los pueblos haciendo cribados. Hoy en día, todas las mujeres acuden a hacerse una mamografía. De hecho, ahora, la esperanza de vida está por encima del 85%. El caso contrario es la detección del cáncer de colon. Llevamos varios años luchando por su prevención y tratando de hacer cribados ya que la muestra que se necesita es muy sencilla. El pasado año hubo 1.300.000 invitaciones a andaluces para hacerse la prueba, pero solo acudieron cerca de 200.000 personas. De ellas, tan solo un 6-7% tenían un problema y, si se cogía en el primer estadio había un 100% de supervivencia. Tenemos que concienciar a la población, reeducar a la sociedad".

La AECC lucha por conseguir que la divulgación de la prevención y la educación en salud se expanda más rápido que la propia enfermedad, es por ello que han llegado a un acuerdo con Pedro Mercado, rector de la Universidad de Granada, para que "todos los alumnos universitarios tuviesen acceso a nuestras charlas de prevención". "Hemos empezado a trabajar con universitarios porque son personas lo suficientemente maduras para entender toda esa información y comprender la importancia que tiene". El presidente de la Asociación Española contra el Cáncer pone el foco, además, en el tabaquismo y, especialmente, en los vapers y cigarrillos electrónicos, una nueva adicción que necesita una regulación urgente. "En Andalucía fuimos pioneros en la normativa contra el tabaco, era la mejor ley que existía a nivel europeo, pero ha quedado desfasada. El Gobierno quiere aprobar la nueva normativa del tabaco químico porque el problema es que los vapers huelen y saben tan bien que parece que no hace daño, pero el vaper genera verdaderos problemas neumológicos. Son productos cancerígenos y dan muchísima humedad a los pulmones, generando problemas de hongos dificilísimos de tratar. Provoca problemas incluso peores que los de la nicotina", explica.

"Cuando la investigación avanza, el cáncer retrocede"

La investigación para combatir el cáncer sigue siendo la principal prioridad de la AECC que este año ha destinado 220.000 euros en programas de investigación, ha creado seis becas para alumnos en prácticas de análisis de laboratorio, "que es donde se puede ver si los universitarios tienen voluntad de ser investigadores y el porcentaje de conversión es del 80%, algo por lo que estamos muy contentos". Además, José Javier García Montero recalca que "este año, gracias a la colaboración de un matrimonio que falleció de cáncer de páncreas, un cáncer que tiene la supervivencia más baja, esta pareja decidió donar su vivienda y Granada ha destinado íntegro el dinero conseguido a la segunda fase de investigación del cáncer de páncreas en un proyecto que se está desarrollando en Zaragoza y Aragón".

Los trabajos de investigación no cesan, pero el presidente de la asociación en Granada sueña con un Plan Especial de Investigación "acorde a las necesidades europeas". "En España se han destinado entre 25 y 30 mil millones de euros en los últimos diez años a la investigación del cáncer, pero esto es la mitad o la tercera parte de lo que se destina en los países de nuestro entorno. No existe un plan de investigación que aúna esfuerzos, que clarifique los objetivos. Hay que optimizar los recursos, no puede ser que la investigación sobre el cáncer de páncreas se desarrolle en 14 comunidades por separado. Hay que aunar esfuerzos, que todos los avances que están teniendo ayuden a sumar. La mejor noticia sería un Plan Nacional de Investigación que agrupara todas las sinergias y tuviésemos muchos más beneficios".







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