Un Unicaja imparable noquea a un Covirán sin soluciones (94-68)

Los rojinegros se vieron superados por el físico y el acierto de los malagueños desde el triple y regresan a casa con un dolorosa derrota

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Encuentro entre Covirán Granada y Unicaja | Foto: ACB Photo
Ainoa Morano
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Este derbi prometía y vaya si ha cumplido con las expectativas. El duelo entre Coviran Granada y Unicaja arrancó con una igualdad máxima sobre la pista. Abrió el marcador Cristiano Felicio, protagonista en los primeros compases del encuentro como único jugador capaz de romper la barrera defensiva de los malagueños. Intento Unicaja coger distancia de la mano de Alberto Diaz, pero por suerte para los granadinos, el pelirrojo aún no estaba destapando la caja de Pandora. 

Hasta el minuto cinco del primer periodo cualquier conjunto podía romper el encuentro. La balanza se encontraba en un equilibrio absoluto, equilibrio que duró hasta que Unicaja encontró su acierto desde el tiro exterior. Hasta cinco triples anotaron los locales, 15 puntos que dejaron a Covirán Granada demasiado aturdido. Trato de reaccionar el plantel rojinegro. Pablo Pin movió banquillo e incluso pidió tiempo muerto, pero en ese primer cuarto nada podía frenar a un Unicaja brillante. Sabía cómo situarse para no sufrir en exceso y encontrar todos los tiros liberados posibles. Un triple de Thomas Bropleh maquilló el parcial (29-16).

Ante el panorama que había tomado el partido, el Covirán debía intentar no dejarse caer. Como dijo Pablo Pin en Gran Canaria, olvidarse del marcador y luchar hasta el final. Los rojinegros lograron arrancar bien el segundo cuarto con un parcial de 0-5. Con el 29 a 21 en el luminoso, el técnico granadino dio entrada a pista a Dejan Todorovic. El serbio al fin regresó a las pistas tras una lesión que se ha prolongado más de lo esperado.

Los rojinegros estaban consiguiendo aguantar lo mejor que podían la evidente superioridad del plantel verde y morado. Con la distancia reducida a diez puntos, Tyler Kalinoski asestó un golpe que volvió a desestabilizar demasiado a los granadinos. Con su triple, Unicaja dio un paso más tanto en ataque como en defensa. El juego tan físico de los malagueños estaba llevando a su rival al extremo. Falta tras falta hasta sacarlos del partido. Pablo Pin tuvo que parar nuevamente el partido pues la distancia ya se iba a los 16 puntos. Nervios y desconcentración. El Covirán no encontraba soluciones. Sin embargo, si algo tiene este equipo es fe y una afición que lo anima y lo apoya hasta en los peores momentos. Poco a poco, los visitantes se fueron encontrando más cómodos sobre el parqué y de la mano de un gran Cristiano Felicio y Alex Renfroe lograron reducir nuevamente el colchón de puntos hasta los 10. Hasta Dejan Todorovic se sumó al buen momento de su equipo anotando un necesario triple. Sin embargo, ahí estaba el omnipresente Alberto Díaz para volver a asestar otro golpe a su rival. 52-40 y vuelta a vestuarios.

De vuelta a la pista, el primer objetivo de los rojinegros debía ser parar los habituales buenos arranques de cuarto de los locales. Aunque sobre el papel estuviese claro, en la práctica la realidad fue muy distinta. Poco i nada podía hacer Covirán Granada ante la evidente superioridad de su rival. Físico, defensa y triples, la combinación ganadora en Málaga. Los de Ivón Navarro volvieron a ampliar su ventaja hasta los 17 puntos. Caras de impotencia en el Covirán. Los de Pablo Pin jugaban por inercia, no encontraban la solución. También es difícil encontrarla cuando solo se anotan dos puntos en cuatro minutos.

El partido estaba cogiendo unos tintes similares al de la Copa Andalucía. Los árbitros tomaron un protagonismo completamente innecesario. El tercer cuarto se basó en una continua revisión de jugadas y decisiones cuanto menos cuestionables que casi siempre perjudicaban al mismo. La parte positiva de tanto parón es que Unicaja no terminaba de coger su velocidad de crucero y Covirán pudo aprovecharse para seguir sumando punto a punto hasta volver a acercarse a la decena de puntos de diferencia (67-56).

Los últimos diez minutos fueron de “pasen y vean”, pero el despliegue de Unicaja. Hicieron las mismas jugadas una y otra vez  y Covirán aún no había aprendido cómo, por lo menos, intentar frenarlos. Djedovic y Alberto Díaz fueron una auténtica pesadilla para los rojinegros. Siempre desde la esquina, siempre solos. Los granadinos estaban pidiendo la hora casi desde el inicio del último cuarto. Unicaja no necesitaba apenas moverse sobre la pista para ser infinitamente superior. Pase, pase y triple. Así de fácil. Misma actuación que en la Copa Andalucía en septiembre. En el balance de los rojinegros seguirán apareciendo esas cuatro preciadas victorias, pero en días como hoy parece que nada a cambiado. En días como hoy vuelven las dudas. Será cierto eso de que había que empezar por los conceptos básicos y, sobre todo, por competir.







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