Un fichaje, una llama que se enciende y mil razones para creer

El juego y la imagen de Covirán han cambiado en las últimas semanas teniendo a Thomasson y Maye como grandes protagonistas

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Imagen del encuentro disputado en el Palacio ante Casademont Zaragoza | Foto: ACB Photo
Ainoa Morano
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El Covirán Granada se ha ganado la oportunidad de jugarse la permanencia a todo o nada gracias a su fe, su coraje y su fuerza mental. En una temporada en la que las lesiones han acribillado a los rojinegros hasta la saciedad dejando al borde del abismo a una plantilla capitaneada por "jugadores de LEB Oro", los granadinos han sabido sacar fuerzas de flaqueza y agarrarse al sueño de la élite para llegar vivos a la última jornada de la Liga Endesa. Cuando todas las opiniones y creencias apuntaban a Covirán Granada sería el claro segundo descendido de la campaña, algo se despertó en el interior de los jugadores, un sentimiento que los ha llevado a ganar dos partidos consecutivos, dos encuentros que, desde el principio se pusieron muy cuesta arriba.

Empatados a victorias con Real Betis, los de Pablo Pin necesitan una victoria ante Joventut de Badalona el próximo miércoles 24 de mayo y esperar a que los sevillanos pierdan ante el Real Madrid en el Wizink para que el sueño de la ACB dure un año más. Las sensaciones han cambiado en cuestión de días. De ver la LEB Oro cada vez más cerca a creer más que nunca en la salvación. La imagen mostrada el pasado fin de semana en San Pablo otorga a los granadinos un voto de confianza antes inesperado. Y no por su afición, sino por todo aquel seguidor de la competición que vivió con emoción ese derbi andaluz que pasará a la historia. La opinión pública ha cambiado de rumbo, las apuestas apuntan ahora a un claro descenso del Real Betis, aunque todavía es pronto para vaticinar nada. Eso sí, la batalla moral la tiene ganada y con creces el Covirán Granada.

El cambio de los rojinegros tiene un denominador claro, la llegada de Joe Thomasson. El fichaje del estadounidense ha revolucionado el gallinero. Sus números lo dicen todo. 17 puntos, 57% en tiros de tres, 54,5% en tiros de dos, dos rebotes y 3,3 asistencias de media en tres partidos disputados con la elástica rojinegra. Sin duda, el efecto Thomasson es evidente. Aun así, su influencia no solo tiene que ver a nivel estadístico, sino también a nivel mental. "Thomasson nos ha dado energía y carácter, está transmitiendo mucha ambición además de aportar mucho en la pista. La fortaleza mental del equipo está siendo muy buena. Con todos los inconvenientes que hemos tenido este año es como que ahora lo estamos sacando hacia afuera", explicó Pablo Pin este pasado martes en rueda de prensa. Si Thomasson juega, todos juegan.

Uno de los más influenciados por la llegada del escolta ha sido Luke Maye. El ala-pívot de Carolina del Norte ha sido uno de los más "señalados" en las últimas semanas. Maye lleva tiempo jugando con dolor, disputando partidos con unas molestias físicas que no le dejaban demostrar su gran nivel de juego y anotación. Sin embargo, desde que el reciente fichaje de Covirán Granada aterrizó en la ciudad de la Alhambra, parece que los dolores ya no existen, ha sido como un anestésico. Ante Casademont Zaragoza, Luke Maye firmó 20 puntos y nueve rebotes, una de sus mejores actuaciones desde que regresó de la lesión. Ante el Real Betis, la anotación bajó a los 12 puntos, pero es en el rebote donde se refleja a la perfección la garra que Covirán Granada ha recuperado en las últimas semanas. Un partido más con nueve balones capturados. El ala-pívot no necesito despuntar a nivel ofensivo para dar oxígeno a su equipo. Su pelea bajo aros en el último cuarto fue vital para que los de Pablo Pin cosechasen un triunfo vital.

Thomas Bropleh es otro de los beneficiados directos. El cañonero de Denver firmó en San Pablo la actuación que tanto gusta y tanto se echaba de menos por tierras granadinas. Sus 20 puntos y ese 4 de 8 en triples sitúan a Bropleh en una posición mental, de moral y de ánimos más que necesaria de cara a la última gran batalla por la permanencia ante Joventut Badalona.

El juego del equipo ha cambiado en estas últimas semanas. No solo a nivel mental, sino también a nivel táctico. La ausencia de Petit Niang ha llevado a Pablo Pin a plantear un sistema donde los hombres bajos del equipo han tomado protagonismo. La utilización de Luke Maye de cinco y de Thomas Bropleh de cuatro, sumado a una defensa de cambios ejecutada a la perfección tal y como se pudo ver en Sevilla, convierten a Covirán Granada en un equipo muy complicado de parar y completamente impredecible.

Según las últimas declaraciones de Pablo Pin, las previsiones indican que Petit Niang estará disponible para jugar el próximo miércoles ante Joventut. El pívot senegalés se lesionó en el encuentro ante Lenovo Tenerife y acumula ya tres partidos sin jugar, aunque su evolución permitirá que el técnico granadino cuente con una ficha más para la rotación en el juego interior. "Petit está haciendo ya cosas contra cero para ir probando poco a poco, esperamos que en el fin de semana pueda entrar con el equipo", explicaba Pin hace unos días.

Esa renovación mental debe durar, como poco, una jornada más. La última palabra todavía no está dicha, la permanencia será a cara o cruz y el Covirán Granada necesita sacar todo lo que lleve dentro para conseguir la victoria más importante de la temporada. Para ello, contará con un Palacio de Deportes que colgó el cartel de no hay entradas en unas pocas horas. Granada quiere ACB, ahora y siempre. Solo queda hacer que el sueño de un equipo, de un club y de toda una ciudad siga vivo un año más.







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