José Miguel Castillo Higueras, el político "transgresor" que "se rebelaba por Granada"

El periodista Ramón Ramos, quien cubrió la actualidad política local durante la Transición y los primeros años de democracia, destaca su carácter "ocurrente, irónico y certero en el análisis"

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Castillo Higueras (centro), en la plaza de las Pasiegas junto a otros miembros de la Corporación durante el Corpus de 1982 | Fotos cedidas por Andrés Cárdenas
Miguel López Rivera
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El fallecimiento este domingo de José Miguel Castillo Higueras tras sufrir una agresión en la calle Padre Alcover del centro de Granada ha dejado un reguero de consternación entre quienes le conocían. Personalidades políticas de todos los signos se apresuraban a mostrar sus condolencias apenas conocían la noticia.

Castillo Higueras era un verso libre que no se casaba políticamente con nadie salvo con Granada, o al menos así perfilan su semblanza biográfica quienes le conocieron. Lo demuestra el hecho de que comenzara siendo militante comunista, después concejal independiente con el socialista Antonio Jara Andreu en la Alcaldía y finalmente, aunque de una forma "más bien honorífica", asesor de Sebastián Pérez en materia de cultura.

Su pérdida, y sobre todo la forma en la que se ha producido, ha dejado en quienes le conocieron una mezcla de dolor e incredulidad por tan inesperado desenlace. Muchos fueron quienes tuvieron la oportunidad de conocerle, de una forma más o menos directa, y pocos los ciudadanos granadinos que vivieron la época en la que fue concejal que no guardan algún recuerdo suyo.

Políticos, gente del mundo de la cultura o periodistas. Entre este último grupo se encuentra el avezado informador Ramón Ramos, quien cubrió desde la primera línea todos aquellos primeros años de frenética actividad política en el Consistorio.

GranadaDigital ha conversado con él para acercarse un poco más a la figura de un hombre clave a la hora de institucionalizar el enraizado sentimiento 'granaíno' que hoy resulta en tradiciones como el Corpus, San Cecilio o la Toma. Sobre todo, en un momento de cambio político importantísimo para el Ayuntamiento, que recién había comenzado su primera andadura democrática tras casi cuatro décadas de franquismo.

José Miguel Castillo Higueras besa la reliquia de San Cecilio.

Ramón Ramos recuerda que Castillo Higueras llegó en "un momento en el que se partía de la nada". "Como en todos los concejales de aquella época, había mucha juventud dentro del gran desconocimiento. No tendría ni 30 años cuando llegó", explica preguntado sobre su edad, "una de las cuestiones más insondables" de su vida. En ese sentido, muchos coinciden en que guardaba una cierta discreción.

"Era muy conocido por su condición de urbanista y por sus opiniones acerca de la destrucción que había habido en los años del desarrollismo. Y también por su familia", popular en la ciudad, comenta Ramos quien achaca a una cierta 'accidentalidad democrática' el hecho de que se enrolara en el Partido Comunista: "Su militancia en el PCE se fundamentaba en la desubicación ideológica. Como tantos otros, era un demócrata convencido que solo encontraba en la izquierda esa afiliación".

"Luego terminó donde tenía que terminar. Se va del PCE, primero porque estaba en descomposición, y eso fue lo que luego desemboca en la formación de Izquierda Unida. Luego, aparte, quienes como él habían estado los cuatro años primeros en el Ayuntamiento y vieron que el PCE no iba a tener representación entran en el PSOE por la amistad con Jara Andreu, pero sobre todo porque entienden que había aún una labor por hacer", remata a este respecto.

Y es que Castillo Higueras entendía que Granada estaba por encima de todo. Quizás por eso quería terminar lo que empezó. Fue concejal de Hacienda entre los años 1979 y 1981, cuando cogió la cartera de Urbanismo. Ya en 1983 se queda con Protocolo y Relaciones Institucionales y aunque en las elecciones de 1987 se queda fuera del Ayuntamiento por un solo concejal -el PSOE sacó 12 y él iba el 13 en la lista- terminaría entrando como responsable de Cultura seis meses después al dimitir Ignacio Henares.

"Durante su etapa de concejal de Cultura se creó la Orquesta Ciudad de Granada, si bien fue iniciativa de Jara Andreu", resalta el periodista granadino, quien define a Castillo Higueras como "ocurrente, transgresor, irónico y certero en el análisis". Pero ante todo y sobre todo amante y defensor de Granada. "En esos primeros tiempos de las autonomías, la Junta quería crecer a costa de recortarle el papel a los ayuntamientos. Y él se rebelaba contra eso como muy granadino que era", rememora Ramos.

Era la Granada muy activa de esos últimos años del franquismo y primeros de la democracia. La Granada de Elena Martín Vivaldi, Julio Juste, Juan de Loxa, Joaquina Eguaras, Antonio Domínguez Ortiz, Francisco Ayala y José Guerrero. Personajes de la escena cultural, todos ellos, con los que el exconcejal departía en su día a día, según aportan quienes le conocieron: "Todos venían e iban al mismo sitio en una ciudad muy cerrada en sí misma. Era una ciudad que se movía por el cambio político, por la cultura".

Castillo Higueras le dio forma a las tradiciones. Se cuenta que un año le compró ropa interior a la Tarasca, anécdota que no ha podido ser contrastada. Pero lejos del detalle, lo cierto es que "le dio forma sobre todo al Día de la Toma". "Él genera, sobre todo siendo concejal del Partido Comunista, ese gran realce y esplendor de la Toma". También participó en la protocolización de la fiesta de San Cecilio o la del Corpus.

José Miguel Castillo Higueras se fue de su Granada, a la que hizo mejor, una mañana del 23 de enero de 2022. Una mañana que precedía a la noche que tanto le apasionaba -"Tenía una gran vida nocturna. No sé muy bien cómo lo hacía, pero se mantenía siempre joven"-, rememora Ramón Ramos. Y en la retina, también, quienes le recuerdan caminando por el entorno de la calle Recogidas, donde vivía, junto a uno de los varios bulldogs ingleses a los que le enseñó, en cada paseo, la ciudad de sus amores.







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