Amables con la gente de nuestro entorno, SI. Despiadados en el ámbito laboral, NUNCA

La bondad es el punto más alto de la inteligencia

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Que importante es la amabilidad en la vida!. Que importante es ser amable en el trabajo! Incluso diría que importante es ser más amable de lo necesario en el lugar de trabajo, ante esas personas, jefes y compañeros también a veces, que son despiadados (en sus diversas formas de comportamiento) en el ámbito laboral. Y es que ninguna acción amable se detiene por sí sola. Diría más, una acción amable lleva a la otra, porque ser amable es la mejor manera de inspirar amabilidad en los demás. Asimismo, actuar con maldad también es contagioso y genera maldad en el entorno.

Eso de la amabilidad con la gente que nos rodea y de ser despiadado en el trabajo, lo comentaba en una entrevista Michael Tomasello, uno de los grandes estudiosos de la cooperación. A la pregunta de: Por qué podemos ser muy amables con la gente de nuestro entorno y luego ser despiadados en otros contextos, como por ejemplo en el laboral, su respuesta fue muy elocuente. Tomasello argumentó que nuestros valores varían en función de en qué círculo nos movamos. No nos comportamos igual con el conocido que con el desconocido. Homologar ambos comportamientos es una de las grandes aspiraciones de la ética. La clave es saber qué podemos hacer para pasar del círculo íntimo al círculo público con la misma actitud empática, es poner el énfasis en cómo realizar esa transacción desde el ámbito afectuoso al ámbito donde el afecto pierde irradiación. Es el paso del afecto a la virtud, del sentimiento a la racionalidad del sentimiento.

Algunas formas de practicar la amabilidad en el trabajo pueden ser:

1. Enviar flores a un compañero/a de equipo en su cumpleaños o aniversario de trabajo.
2. Conocer las preferencias de trabajo de los compañeros de equipo.
3. Dar feedback de la recepción de mensajes, para no tener la sensación de que estamos hablando en el vacío.
4. Transmitir los comentarios positivos que uno ha escuchado sobre el trabajo de alguien.
5. Ofrecer comentarios positivos a compañeros/as con una nota de agradecimiento.
6. Dejar una recomendación pública para un compañero de equipo con el que se disfruta trabajando.
7. Crear oportunidades para que el equipo se elogie entre sí, ya que puede contribuir en gran medida a fomentar la motivación del equipo.
8. Invitar a nuevos compañeros de trabajo a una pausa para el café. Asegurarse de que todo el mundo se sienta parte del equipo.
9. Compartir un enlace a un artículo sobre algo que se sepa que un/a compañero/a de equipo encuentre interesante. Ayudar a las personas a sentirse vistas.
10. Escuchar. Si un/a colega está luchando con algo, escucharlo es fundamental, sin intentar resolver su problema de inmediato.
11. En lugar de criticar en un momento de frustración, pensar siempre en una forma más amable y constructiva de decirlo.
12. Compartir una historia personal con el equipo. Ser vulnerables nos permite conectarnos entre nosotros en un nivel más significativo.
13. Volver a compartir publicaciones que hagan referencia al trabajo de un/a compañero/a de equipo y agregar un comentario para darle un toque personal.
14. Simplemente preguntarles a compañeros/as de trabajo “¿Cómo estás?”. La consideración informal puede significar mucho.
15. Sonreír.

Sin duda alguna, estas ideas son algunas de las cosas que se pueden hacer en el trabajo para cambiar esas formas despiadadas tan frecuentes en los entornos laborales (y no solo de jefes). Esas personas que se arriman al poder por el poder. Esas personas que quitan el saludo sin una mínima explicación de por qué. Esas personas que buscan ponerse siempre encima para destacar sobre uno. Esas personas que hablan mal de las otras sin conocer lo que ha pasado. O esas personas que se callan viendo el mal que le hacen otros. Y es que es muy importante poner de moda las buenas personas. Es fundamental contagiar bondad.

Y es que la bondad es el punto más alto de la inteligencia. La bondad liga con la afabilidad, con la ternura, con el cuidado, con la atención, con la conectividad, con la empatía, con la compasión, con la fraternidad, con la amabilidad….todos ellos sentimientos y conductas predispuestas a incorporar a la otra persona tanto en las deliberaciones como en las acciones personales. Y es evidente que la base de un cerebro sano es la bondad.

La bondad se define como toda acción que colabora a que la felicidad pueda comparecer en la vida del otro. A veces se hace acompañar de la generosidad, que surge cuando una persona prefiere disminuir el nivel de satisfacción de sus intereses a cambio de que el otro amplíe el de los suyos, y que en personas sentimentalmente bien construidas suele ser devuelta con la gratitud. Que importante sin duda, saber dar a otra persona!

Colocar la bondad como contrapunto de la crueldad (la utilización del daño para obtener un beneficio), la maldad (ejecución de un daño aunque no adjunte réditos), la perversidad (cuando hay regodeo al infligir daño a alguien), la malicia (desear el perjuicio en la otra persona aunque no se participe directamente en él) es básico y fundamental. La bondad es justo lo contrario a estos sentimientos que requieren del sufrimiento para poder ser. Y en esa bondad fluye la amabilidad.

Y más diría, ser bondadoso con los demás es serlo con uno mismo. Ayudar a que la felicidad desembarque en la vida de los demás es ayudar a que también desembarque en la nuestra. De ahí que no haya mayor beneficio social para todos que tener una actitud cooperativa, que se nutre de la bondad y la ética.

Y recuerdo una entrevista a Richard Davidson que defendía que la bondad se cultiva, se entrena. Explica que en los ejercicios acercan a su mente a una persona que aman, reviven una época en la que esta persona fue aguijoneada por el sufrimiento y sopesan qué hacer para liberarla de ese dolor. Luego amplían el foco a personas que no les importan y finalmente a personas que les irritan. En este recorrido se puede sintetizar en qué consiste humanizarnos.

Si miramos diariamente los telediarios, oímos los informativos de la radio o leemos la prensa, las noticia trágicas, las personas que cometen actos que atentan contra la sociedad…, marcan un porcentaje importante de los mismos. Aunque los gestos positivos abundan, no los damos a conocer lo suficiente y difícilmente se ven, oyen o leen y probablemente se puede pensar que no tienen valor y sabemos y decimos que lo que no se dice, no existe. Por tanto, tenemos que poner sobre la mesa, más ideas positivas que ayuden a las otras personas. Y además, cuenta que experimentos realizados predicen que ser testigo de un acto bondadoso inspira bondad, y hace que se propague.

Necesitamos personas que transmitan y generen paz. Necesitamos bondad y amabilidad, necesitamos pedir perdón cuando nos equivocamos, necesitamos dar las gracias cuando recibimos algo, necesitamos pedir las cosas con un por favor, necesitamos hacer la cosas desde una perspectiva de la bondad y la solidaridad. Por tanto, necesitamos pequeños gestos que fomenten la solidaridad, que ayuden a tener más bondad, que permitan el intercambio adecuado, que faciliten la sonrisa, que incrementen el bienestar, que tengan la amabilidad como base.

La bondad, la amabilidad y la compasión son habilidades que no solo se deben cumplir con la palabra, sino con hechos. Los hechos hablan más alto que las palabras. Y eso es algo que tenemos que hacer no callándonos ante las injusticias, siendo educados,…..

Víctor Küppers, con el cual monté una conferencia en el marco del 24 diploma de gestión de la Escuela Andaluza de Salud Pública, relata que la sociedad suele aupar a aquellos que tienen buenas capacidades, pero como sociedad deberíamos también esperar de un líder que sea buena persona. Y apunta además, que necesitamos personas que tengan inteligencia, que tengan conocimientos, que tengan capacidades, y junto a ello, lo que más necesitamos es buenas personas, personas que pongan sus capacidades al servicio de los demás, personas que no sean egoístas, personas que piensen en el bien común, que no insulten y desprecien a las otras personas desde su prepotencia. Por eso, apunta Víctor Küppers, los líderes deben tener la cualidad de ser buenas personas, para que puedan influir, contagiar, inspirar, transmitir, movilizar, acompañar. Y añade: Si tu equipo no te admira, no podrás influirles, no podrás inspirarles.

Necesitamos reivindicar la bondad, pero no solo con palabras, sino con hechos, también en lo laboral. Les tenemos que educar a nuestros amigos/as, familiares, padres, hijos/as, compañeros de trabajo,…. que lo más importante en la vida es ser buena persona. No hay nada más grande en la vida que ser buena persona.

Hay que poner de moda a las buenas personas y los buenos actos. Hay que poner de moda la amabilidad. Hay que hacer que este tipo de hechos y personas se contagien y ayuden a conseguir una sociedad más amable y bondadosa que deje atrás la hostilidad. Contagiemos bondad. Contagiemos amabilidad. Contagiemos apoyo, por favor, en casa y fuera, en el interior y en el exterior. Gracias por contagiar. Gracias por ser amables.







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