El mundo lo cambian las personas que creen, que sueñan, que luchan por un mundo mejor para todos

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La desobediencia para tener efecto tiene que ser inteligente, tiene que hacer propuestas que ayuden a mejorar los proyectos | Foto: Remitida
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Gracia Muñoz Aguirre, @gramuag21, escribía en Twitter lo siguiente: El mundo no sólo se cambia con ideas, se cambia con convicción, hablando cuando te dicen que te calles, luchando por tus derechos, que son los de los demás también. El mundo lo cambian las personas que creen, que sueñan, que luchan por un mundo mejor para todos.

Me lo contó Susana Montañana @suvalery2015 en un tweet que me etiquetaba. Y también decía Steve Jobs: "Esta gente que está suficientemente loca para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que realmente lo hacen», … y añade: "Si alguno de éstos hubiese utilizado un ordenador… habría sido un MAC".

Yo siempre he pensado que es necesario ser desobediente. La desobediencia para tener efecto tiene que ser inteligente, tiene que hacer propuestas que ayuden a mejorar los proyectos. Esa es la clave. Si no decimos nada, seguramente no avanzaremos nunca, no cambiaremos el estatus quo.

Por todo ello, los jóvenes deben atreverse a soñar que un mundo mejor es posible. Y ese es un elemento que ayudará a conseguirlo y no la tóxica combinación de egoísmo, codicia y odio que ha envenenado la manera de vivir de muchas personas.

Los grandes poderes entienden los peligros de soñar. Quieren que pienses que el mundo tal como está es todo lo que tienes. Y es necesario un cambio, un sueño, una lucha, otra manera de pensar y hacer. Una hormiga no es nada, juntas mil y podremos ver qué pasa. Eso significa reafirmar la solidaridad a diario en busca de un mundo más justo.

Es evidente que una nueva comprensión de lo que significa tener una buena relación con los demás, que empieza por tener una buena relación con nosotros mismos.

Para ello, algunas cosas que pueden ayudarnos para conseguir el cambio que necesitamos, tal como cuneta María Fabregas en 7 cosas que puedes hacer para cambiar el mundo:

Intentar focalizarnos en las cosas buenas, no en las malas. Ya lo dijo Gandi “sé el cambio que quieras ver en el mundo”
Cuidarse y cuidar a la gente de nuestro alrededor
No olvidar lo que no vemos pero existe. Recordemos que no mirar los problemas, no hará que desaparezcan.
Usar nuestro sentido de la empatía
Nunca olvidemos de respetar a los demás
No usemos el 'no puedo'
Cuidar el entorno que pisamos

Cómo dice Pilar Arastey en Caminos que no llevan a Roma: Los líderes inspirados, en la política, la empresa o la ciencia, tienen un punto en común: comunican desde el 'por qué', yendo a esa parte del cerebro que rige los sentimientos. Esa gente a la que llamamos locos porque innovan en grandes o pequeñas cosas del mundo, son los que consiguen que los negros sean iguales a los blancos, el hombre vuele como los pájaros, vayamos de vacaciones a la luna, pintemos palomas blancas, llevemos cientos de canciones y videos en un cuadrado metálico que no tiene teclas, o estemos convencidos de que 'Sí, podemos' ('Yes, we can').

Esta es la gente que me gusta, gente que mueve el mundo, gente que cambia la manera de hacer las cosas. Gente que crea un nuevo estilo. Gente que empuja a la humanidad hacia delante.

"Son los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los alborotadores. Los que ven las cosas de manera diferente. No les gustan las reglas. No tienen ningún respeto por el statu quo. Podemos citarlos, estar en desacuerdo con ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Lo único que no podemos hacer es ignorarlos".







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