Residencia Penalva, labor encomiable

Residencia Rodríguez Penalva
Residencia Penalva | Foto: Remitida
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Seguramente, si la salud me respeta, todo marcha sobre ruedas y además tienen ustedes la santa paciencia de seguir soportándome, leerán algún que otro artículo mío donde les hable de profesionalidad y dedicación.

Imagínense un día cualquiera de mediados de junio, sobre las 6:45 de la mañana. Uno de esos días, casi estivales, donde ya apetece madrugar por el frescor de la mañana. Yo, en mi coche, pasado ya el puerto de la Mora y dirección a la zona norte de la provincia de Granada. Frente a mí los primeros despuntes de un amanecer que hacen tenga que llevar, puestas ya, las gafas de sol.

Por motivos de trabajo voy con bastante frecuencia a una localidad que es imposible no conozcan al menos de oídas. Se trata de Huéscar. Pueblo, entre otros de la zona, cuna del valorado cordero segureño y cofre dónde se guardan multitud de tradiciones, monumentos e historia dignos de conocer.

Existe, a unos 12 km de la localidad en dirección a Santiago de la Espada, una residencia de mayores dependiente de la Diputación de Granada. Es la Rodríguez Penalva. Puede ser que algún día les ofrezca un artículo sobre la historia de esta residencia y sus inicios, pero hoy quiero darles a conocer un poco a su personal y esa labor titánica y encomiable que realizan todos los días.

Recuerdo perfectamente la primera vez, hace ya muchos años, que me dirigía hacia allí. Me llamó la atención su ubicación. Está situada en un lugar apartado absolutamente de todo, donde ni tan siquiera hay cobertura de móvil o llega con infinita dificultad.

Exagerando un poco, está enclavada, casi podemos decir, en mitad de la nada. Aunque, no se confundan, el entorno es precioso, hermoso, digno de visitar.

Preside el edificio, desde un pequeño cerro junto al mismo, una coqueta y diminuta capilla-panteón cuyo acceso se 'sufre' a través de un empinado y sinuoso camino. Desde allí se disfrutan unas vistas hermosísimas y majestuosas de toda la zona. También yacen en ella los restos de D. Manuel Rodríguez Penalva y parte de su familia. Él fue quien cedió, en el año 1978, toda esa finca de su propiedad a la Diputación de Granada y ese fue el germen del centro que nos ocupa.

No es una residencia común, 'al uso', si me permiten la expresión. Allí, y debido a sus características tan singulares, son acogidas, además de mayores, otras personas de no tan avanzada edad y muchas de ellas con patologías complejas en cuanto a salud mental.

El día a día allí, tanto en las oficinas como en los diferentes módulos, es un continuo y constante trasiego de residentes 'paseándose' de un lado para otro, incluso por las distintas dependencias y despachos del personal administrativo del centro.

Y aquí es donde entra el verdadero motivo de este artículo que no es otro que homenajear de alguna manera, y desde este altavoz que me brinda GranadaDigital, a todo el personal que trabaja allí. Profesionales de las distintas especialidades médicas y asistenciales relacionadas con la salud mental y con la vejez, auxiliares de enfermería, enfermeras/os, personal de cocina y de limpieza, de recepción y mantenimiento, todos ellos desarrollan su trabajo con un enorme amor y sobre todo RESPETO hacia los mayores y residentes.

Les podría estar contando y escribiendo líneas y líneas acerca de su labor y no tendría fin. Pero me van a permitir que, por ser fundamentalmente la zona donde desarrollo mi trabajo cuando voy allí, les hable del que realiza el personal administrativo. Su nivel de compromiso con la residencia es digno de ensalzar.

Además de los trabajos propios de gestión que realizan en las oficinas, tienen la enorme capacidad de ofrecer amor y cariño a los residentes que casi minuto a minuto aparecen por sus despachos, cada uno con sus cosas, a 'distraerlos' de lo que debería ser su ocupación.

¿Se imaginan ustedes a un padre o madre, tele trabajando, y que de pronto irrumpiera su hijo pequeño una y otra vez reclamando su atención? Pues así, salvando las distancias, es aquello.

No puedo nombrar a cada uno de ellos y ellas, sé que sabrán disculparme, pues no es el olvido la causa sino los límites de este artículo lo que me lo impide. Aun así es imposible dejar de recordar a varios.

Si hay alguien allí con mayor prudencia, corrección, amabilidad y meticulosidad en el trabajo, es Domingo. Todo un caballero en el trato y con una paciencia digna del Santo Job. El cariño con el que trata a los residentes no es de esta galaxia. La cortesía que él guarda con exquisitez hacia todo el mundo, la traslada a los mayores día a día. Tiene un don de gentes excelso y una finura en el trato que hace que los problemas parezcan más livianos. Ese es Domingo, un gran profesional y a la vez una gran persona. Pronto le tocará jubilarse, se le va a echar de menos.

Como responsable de Servicios Generales está Marisa. Un 'todoterreno' en su trabajo. Perfeccionista, metódica, dedicada a jornada completa, como una madre, a su trabajo. Con deseos de aprender y con una curiosidad por profundizar en los múltiples recovecos de sus funciones que casi siempre abarca más de lo que es su deber. Se toma su trabajo con tanta lealtad e interés que lo pasa mal cuando las cosas no salen bien o como a ella le gustaría. La residencia es como su segunda piel.

Mención aparte y especial merece Antonio (Tete), encargado del mantenimiento del centro. Junto a él casi siempre, y con su apoyo profesional siempre, es como puedo realizar mi trabajo. Grandullón y a la vez bonachón, prudente al hablar, discreto, muy respetuoso y sobre todo un grandísimo profesional. Debería su labor ser valorada en grado sumo. Trabajador incansable y sin horarios. Tanto si se halla de vacaciones como de descanso, allí está el primero si hay cualquier avería o urgencia. Incluso estando de baja no pierde de vista su trabajo y este que les escribe, es testigo de ello. A veces me da la sensación de que se ocupa antes de los contratiempos de la residencia que de los de su propia casa. Parece como si para él nada fuese imposible de solucionar. Lo dicho, un homenaje se merece.

Hay más personal, Mari Carmen, Begoña, Rosa, Gloria, Carmen (la actual directora), auxiliares de clínica, personal de limpieza y mantenimiento y otros tantos que se jubilaron y que también aportaron durante muchos años su entrega y desvelo a esta institución (Antonio, Ramón y un largo etcétera).

Pero lo mejor y más notable de todo esto es que estamos hablando de funcionarios públicos. Todos, se encargan de desmontar íntegramente esa mala fama que persigue al funcionariado. Solo puedo tener palabras de admiración y veneración hacia ellos.

Quiero aprovechar también este atril para pedir a los gestores políticos, de los que depende la residencia, una implicación -me consta que ya la tienen- aun mayor para sacar adelante el día a día de este centro y a sus profesionales. Hay que facilitarles sus tareas, proporcionándoles más medios, si cabe, y dándoles esa preferencia que merecen por las condiciones especiales de trabajo y ubicación.

Hoy, cuando somos meros números o expedientes para las administraciones, es cuando más se necesita ese apoyo. Hablamos de calidad de vida para nuestros mayores, de salud, de admiración, de afecto y de reconocimiento para con ellos. Si hay una prioridad que debe de estar por delante de cualquier otra, y para la cual no debe de faltar presupuesto en ninguna administración, es esta.

¿Puede haber mayor satisfacción, a nivel personal y político, que ver cómo nuestros mayores gozan de una vejez apacible, segura y feliz, todo ello tras una vida, muchas veces, trabajosa, espinosa y abnegada?

A mí, personalmente, no habría nada que me reconfortara más.







Comentarios

5 comentarios en “Residencia Penalva, labor encomiable

  1. Como conocedora de esta residencia y del trabajo que allí se hace estoy totalmente de acuerdo con lo que en este artículo se recoge.
    Enhorabuena al personal y no cambiéis.

  2. Eso es implicación y calidad humana¡¡¡¡¡¡ ojala sea ejemplo para otras residencias..

  3. Ojalá lo sea, sí, sería formidable

  4. Que importante es que cuando lleguemos a la vejez haya personas que nos cuiden y nos mimen así de bien.

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