La congestión no frena al Granada en Los Cármenes

El conjunto rojiblanco se atascó frente al Ibiza, duro de roer pese a la tabla, pero resolvió la faena y se convirtió en el segundo mejor local de las grandes ligas europeas

Granada CF UD Ibiza
Perea abraza a Bryan Zaragoza tras el gol del malagueño | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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Paco López representó a buena parte del granadinismo cuando, sentado en la sala de prensa de Los Cármenes tras ganar al Ibiza, aseguró estar "contento por la victoria, pero no tanto con el juego, que podía haber sido mucho mejor". Su Granada no fue lo que esperaba, pero se marchó satisfecho, con tres puntos en el zurrón y la mente puesta en la visita del Andorra. El conjunto rojiblanco se congestionó, casi tan espeso como en sus compromisos a domicilio, si bien en esta ocasión resolvió la faena. Aunque durante el primer acto tuvo cierto control del juego, la segunda parte se le empezó a ir de las manos, y a más de un hincha debió de revivir el recuerdo de las visitas de Huesca o Levante, aún con Karanka en el banquillo. Pero este sábado, se le aparecieron las musas, en la estrategia primero y en la imaginación de Bryan Zaragoza al final. Nada lo frena en casa, donde es de los más fuertes de Europa.

De hecho, es el segundo mejor local de las grandes ligas del continente. Como reveló Fran Martínez, estadístico y matemático de Relevo conocido por su perfil @LaLigaEnDirecto en Twitter, el Granada es el segundo mejor equipo local de los cinco grandes campeonatos y sus correspondientes segundas divisiones. Solo el Burnley inglés mejora los 32 puntos que ha obtenido el conjunto rojiblanco, con 37. En total, los granadinistas han puesto a buen recaudo el 89% de las unidades disputadas en su estadio. Sin embargo, ni siquiera estos guarismos le aseguran todavía estar en puestos de promoción. Al cierre de esta edición, es sexto, pero un triunfo del Albacete este lunes lo saca de la franja de playoff.

Al cuadro dirigido por Paco López le faltó en esta ocasión fluidez, como también en el Ciutat de Valencia. Tal vez sea simple coincidencia, pero este atasco surge con Meseguer, que atravesaba su mejor momento del curso cuando se lesionó, en la enfermería. Melendo fue la solución, de nuevo más centrado junto a Bodiger, y lo cierto es que volvió a demostrar que, cuando el juego pasa por su criterio, el Granada es distinto. Lo viene haciendo durante todo el ejercicio, aunque de forma intermitente durante algunos partidos. Cuando se le enciende el piloto de la reserva, se le apaga el faro. Este sábado, sin embargo, no solo fue más constante, sino que, además, jugó el partido completo, algo que no solo no había sucedido en toda la campaña, sino que no ocurría desde el 1 de diciembre de 2021, cuando se enfrentó con el Espanyol al Solares en Copa. Encontrarle se antoja fundamental para que los nazaríes fluyan.

Aportó lo que necesitaba el equipo en un contexto que también perjudica a los hombres de arriba. Callejón y Soro flanquearon a Puertas, falsa referencia en detrimento de Jorge Molina -pareció señalado por la derrota con el Levante, como Cabaco y Ricard-, aunque los tres tuvieron un partido bastante aciago. El motrileño fue el más inocuo, indispuesto por un proceso gripal durante la semana, aunque pudo sumar su quinta asistencia del campeonato, con la que abrió la veda rojiblanca a balón parado. El propio capitán del equipo, Víctor Díaz, expuso después la importancia que tiene recuperar el poderío perdido en esta suerte. Como hombre más adelantado, el ‘10’ olfateó poco. Recibió pocas entregas en buena posición para inquietar y, de hecho, fue cuando se acercó a su zona de confort cuando pudo producir más peligro, latigazo al poste incluido. El de Ejea de los Caballeros, por su parte, anduvo bastante desaparecido, pero fue insistente. Tuvo en la frente el segundo.

Soro no hizo el segundo, y quién sabe si no fue porque el destino quería que la obra de arte de Bryan Zaragoza tuviera mayor valor aún. El malagueño saltó como revulsivo y rubricó una acción de puro genio. Su cabeza funciona a un ritmo tan rápido o más del que sus botas son capaces de marcar, con lo que su desborde es imparable. Zigzaguea como toman las curvas los pilotos en Moto GP y no le tiembla el pulso ante la portería rival. Es un jugón descarado que quema argumentos que justifiquen su suplencia casi a cada jornada. Es, sin duda, la mejor noticia de un Granada dubitativo. Tiene en él una chispa necesaria para desatrancar partidos. Un talento inmenso al que aferrarse en duelos cerrados.







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