Al Granada se le nubla la vista

El conjunto rojiblanco vuelve a manifestar serias dificultades en la elaboración y falta de creatividad en los metros finales, lo que le anula ante el Racing de Santander

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Melendo conduce el balón durante el partido | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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El Granada realizó cinco remates durante todo el encuentro frente al Racing de Santander, una consecuencia de sus manifiestas dificultades en la elaboración y falta de creatividad en los metros finales. Al conjunto rojiblanco se le volvió a nublar la vista, carente de un jugador que favoreciera la circulación. Paco López decidió protegerse con tres centrales, lo que en sí no tiene por qué suponer un planteamiento defensivo. Sin embargo, al poblar la zaga, el equipo quedó desprovisto de un elemento conector que propiciara la fluidez en la construcción y aclarase el horizonte en zona de último pase. Ello conllevó un atasco que anuló al cuadro nazarí.

Recordó el técnico valenciano que la estructura con que formó atrás en Santander fue la misma, entre otros encuentros, que la del once que ganó al Villarreal B. Sin embargo, de ahí en adelante, la disposición fue distinta. Bodiger ejerció como pivote, por detrás de Callejón y Melendo, que, como volantes con libertad, se involucraron en la construcción y desequilibraron entre líneas. El francés actuó junto a Petrovic este domingo, ambos futbolistas con recorrido, de gran despliegue y perfil laborioso, idóneos para ejercer una gran presión en espacios interiores, pero con menor capacidad para conectar y propiciar la construcción aseada.

El Granada sufrió esta dificultad en el juego posicional. Las jugadas se aturullaron con frecuencia en la divisoria de los dos campos, donde Víctor Díaz, al no encontrar una línea de pase clara, buscaba el desplazamiento en largo. Uzuni se desfondó, solitario entre los dos centrales del Racing, pero no hubo un jugador que ejerciera de bisagra para surtirle de balones. Callejón y Puertas se dejaron caer por ambos costados, pero no incentivaron la imaginación granadinista.

El problema es recurrente. Acompaña al conjunto rojiblanco con asiduidad y sobre todo aflora cuando el equipo actúa como forastero. Los males a domicilio parecían olvidados, pero los tres últimos viajes han vuelto a desbloquear el trauma. Las mezclas en el centro del campo han variado continuamente, pero ninguna ha resuelto definitivamente esta carencia hasta el momento. Solamente Melendo parece encender la bombilla a los de franjas horizontales cuando está sobre el terreno de juego. Aun apostado en la orilla, como una suerte de falso extremo, interviene en la edificación del fútbol granadinista, limpia líneas de pase y encuentra grietas por las que profundizar en los metros finales. A veces, pasa desapercibido, pero sin él, pese a su intermitencia, el Granada se gripa. En esta ocasión, no obstante, ni siquiera su incursión en el segundo acto, junto a Perea y Meseguer, arrojó luz.

Sin intensidad

El otro gran déficit rojiblanco en Santander fue también un mal endémico del cuadro nazarí cuando juega fuera de casa. Los de Paco López expusieron de nuevo una falta de intensidad que les hizo perder la mayoría de los duelos individuales y ceder ante la brega cántabra, como en tantas visitas durante este curso. La presión a campo completo con que cerró cada línea de pase a Las Palmas se quedó en Los Cármenes. En El Sardinero, ofreció cierta facilidad a su adversario para salir desde atrás y concedió demasiado en su propia trinchera. La acción del gol es una muestra de ello, en un contragolpe que descose un sistema confeccionado, precisamente, para contener las transiciones, a pesar de que los racinguistas corrían en inferioridad.

Todo nace en un mal centro de Carlos Neva que despeja la zaga local. Baturina logra controlar el esférico en una buena maniobra, aunque muy despegado de su marcador. Descarga sobre Peque, quien tiene tiempo de controlar y encontrar a Íñigo Vicente en la banda antes de recibir la entrada de algún jugador rojiblanco. El extremo, cuando recibe, se ve con una autopista vacía por delante, con lo que logra llegar al área. La acción debió morir en alguno de estos pasos previos, sobre todo por la expresa finalidad del dibujo con el que el conjunto rojiblanco afrontó el duelo, pero concluyó en las dependencias de Raúl Fernández. Una vez allí, el goleador sacó los colores a Ignasi Miquel y el resto de centrales.

El esperpento bajó al Granada del ascenso directo, tercero con 64 puntos, pero aún depende de sí mismo para subir por la vía rápida, con lo que, sobre el papel, el escenario sigue siendo privilegiado para sus intereses. Sin embargo, las dudas que vuelven a brotar en torno al conjunto rojiblanco son más inquietantes en vísperas de dos cruces determinantes ante los equipos que lideran la clasificación. El Eibar, en dinámica negativa, visitará Los Cármenes esta semana, mientras que el Alavés aguarda en Mendizorroza el viaje de los nazaríes en la siguiente fecha. Hasta ahora, resultó haber margen para el error porque todos han fallado. Estos dos encuentros, sin embargo, no permitirán el tropiezo.