Gonzalo Villar rescata un punto insuficiente (1-1)

El Granada empata ante el Getafe en un encuentro que salvó el mediocentro, excelente una semana más, tras un inicio sonrojante, pero que lo mantiene en la cola de la clasificación

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Gonzalo Villar celebra con rabia el gol del empate del Granada | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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Gonzalo Villar ha rescatado para el Granada un punto que, aunque acaba con tres jornadas de sequía, se antoja insuficiente dada la tesitura en que se encuentra el conjunto rojiblanco. La sangre del murciano se heló al borde del descanso para rubricar las tablas ante el Getafe, después de un inicio sonrojante de los de Paco López. A los dos minutos, Greenwood sacó a relucir las carencias de Manafá, de errático estreno en Los Cármenes, para asistir Borja Mayoral, que anotó con comodidad. El cuadro dirigido por Bordalás tejió después una red defensiva que tan solo logró rasgar el joven mediocentro nazarí, con pasado azulón, para coronar otra actuación personal excelente. Hubo llegadas en ambos bandos, pero disparaban con balas de fogueo. El resultado no cambia la situación de los de franjas horizontales, que se marchan al parón con siete unidades en el zurrón y aún en la penúltima plaza. Habrá que ver si motiva una reacción a la vuelta.

No hubo entre los elegidos por Paco López más que una sorpresa, pero llamativa cuando menos. El técnico dejó en el mazo a Ricard e introdujo en el lateral diestro al anárquico Manafá. El resto de naipes en la mano del valenciano fueron los mismos que jugó en Mestalla, con Melendo, especialmente sensato, de nuevo escorado hacia la orilla diestra. Por la otra banda incidió Bryan Zaragoza, descartado por De la Fuente en la última lista de La Roja. No ha vuelto a ser el mismo desde su convocatoria con España, como si en la concentración hubiera perdido sus poderes. A Gonzalo Villar, erigido ya en el capataz rojiblanco, le fue encargada la misión de marcar el tempo del duelo, escoltado por Gumbau. Por delante, Uzuni merodeó el área como una avispa acecha la carne en el plato en un almuerzo al aire libre, pero sin aguijonear. Junto a él, escudo en mano y enfundado en una armadura, Lucas Boyé, listo para la refriega.

Comenzó el zafarrancho, previa protesta del respetable contra el colectivo arbitral, y marcó el Getafe. Así, sin saludos previos ni cortesías, ni tan siquiera una invitación a cenar. Muchas miradas todavía buscaban con rencor a Milla, a quien aún le deben de pitar los oídos. Manafá, que buscaba su sitio en el terreno de juego -alerta de spoiler: jamás lo encontró-, se echó a temblar cuando vio venir a Greenwood como un AVE. El británico se deshizo del lateral sin dificultad, rebosante de potencia en carrera, pisó línea de fondo y hasta pudo permitirse dar a André Ferreira alguna observación sobre cómo tiene decorada la cocina. Borja Mayoral se escapó del marcaje de Ignasi Miquel y, sin oposición, empujó a placer el servicio de su compañero. A Paco López se le descompuso el rostro. Casi pudo escucharse la mandíbula rojiblanca crujir del mamporro.

Obligado por enésima vez a la épica, el Granada se apoderó del balón y se armó de paciencia para tratar de responder, pero el Getafe con ventaja se acoraza como Tony Stark cuando la ciudad necesita la defensa de Iron Man. Bryan se escapó en velocidad y pisó el área, excesivamente generoso al intentar asistir en lugar de marcar. Después, Melendo convirtió una pelota viva en un pase preciso a la carrera de Uzuni, que armó la pierna rápido, pero Gastón Álvarez corrigió a tiempo para taponar el disparo. Villar mandaba y Lucas Boyé se labraba el apodo de Máximo Décimo Meridio en cada disputa; los de Bordalás, cómodos, cerraban filas.

Bryan encaró a Damián Suárez, pegajoso en el marcaje, y combó un envío que Melendo amortiguó con el pecho dentro del área. La pelota le quedó en buena posición para el disparo, cerca del arco, pero sintió la mano de Diego Rico posarse sobre su camiseta y se dejó caer como si hubiera pisado una cáscara de plátano, sin lograr que Muñiz Ruiz picara. Al galope, Greenwood engañó a Manafá con un quiebro hacia el interior y golpeó con violencia. André Ferreira puso las palmas y dejó el balón muerto en boca de gol, lo que hizo salivar a Maksimovic, atento al rechace, aunque apenas logró rozar el esférico con los tacos, entorpecido por Neva. Robó seguidamente Gonzalo Villar en la zona ancha y Uzuni imprimió velocidad. Lucas Boyé sorteó a un par de adversarios antes de devolver la entrega al albanés, que templó la acción y soltó un zurriagazo demasiado alto.

La chispa de la rabia se apagaba en los nazaríes justo cuando los de Bordalás empezaban a dar alguna señal de debilidad. A Bryan, que buscó mejor fortuna por la otra banda, se le escapó algún balón impropio y el caudal ofensivo disminuyó progresivamente. Manafá seguía perdido, aunque Greenwood no sacó demasiado partido de la desorientación del luso. En otro recorte, el extremo del Getafe tiró muy desviado. Poco más tarde, el defensa del Granada inició un contragolpe que murió al llegar a la zona decisiva. Villar movía el juego con criterio, pero no había profundidad suficiente. El mediocentro remató con inocencia un envío de Carlos Neva, sorprendido al no llegar nadie a cabecear la pelota antes de que le cayera. A la siguiente, le poseyó el espíritu de Ighalo.

Los púgiles pensaban ya en el segundo asalto, pero Gumbau escrutó el horizonte y vio de nuevo a Carlos Neva corriendo como si llegara tarde al otro extremo del campo. Trazó una curva precisa para habilitar su carrera y el lateral, nada más recibir, divisó en el área a Gonzalo Villar. El murciano controló, se perfiló hacia su pierna diestra y ajustó el disparo al primer poste con maestría, todo en un instante que se hizo eterno. El gol sonó a furia desatada. El mediocentro, que estaba brillando, se deslizó de rodillas con los brazos cruzados, como una estrella de rock al borde del escenario, justo en la esquina donde enmudecía la que fue su afición.

De vuelta de los vestuarios, asustó Aleñá de inmediato, en un amago de repetir el inicio del primer acto que pilló a los rojiblancos aletargados, si bien en esta ocasión el remate fue a parar a las manos de André Ferreira. Fue una declaración de intenciones. El conjunto azulón, conservador desde que se puso por delante, salió de la madriguera para rascar algo más que el empate. Salió Juan Iglesias, tocado Carmona, y Milla empezó a ganar protagonismo. Carlos Neva, que intentaba quitarse la pelota de encima, encontró a Uzuni a la espalda de Gastón Álvarez y al albanés se le inyectaron los ojos en sangre. Sacó metros suficientes para rematar, pero en la trayectoria de su disparo apareció el rostro de David Soria, rápido para atajar cuando el rebote en Alderete se dirigía a la red. Paco López no se lo podía creer.

La atropellada oportunidad sirvió para despertar a los rojiblancos, que encontraron en el paso al frente azulón una oportunidad de buscar la ventaja. Melendo dejó pasar la pelota y Lucas Boyé conectó con Carlos Neva, que, muy forzado, erró en la entrega. Bryan zigzagueó seguidamente con el área entre ceja y ceja, frenado a un paso de las dependencias de David Soria. Respondió a la carrera el Getafe, raudo otra vez el lateral izquierdo nazarí para poner fin a la acción con una falta cuyo lanzamiento fue a la barrera. Bordalás introdujo a Óscar Rodríguez, tal vez con la idea de retener más la posesión. Con la espuela, el mediapunta descargó para el remate de Borja Mayoral, a quien Gonzalo Villar, con una entrada excelente a ras de hierba, pareció decirle "no pasarás".

El choque se sumergió en un tramo anodino, indigesto ya para el espectador hasta el final. Puertas relevó a Melendo, con lo que Bryan Zaragoza retornó al pasillo izquierdo, aunque siguió sin salirle nada y, encima, vio su quinta amarilla del curso, que le impedirá jugar la próxima jornada. Acabó sustituido por Callejón. La pelota volaba con frecuencia de una trinchera a otra, con los mediocampistas convertidos en espectadores de un partido de tenis. Sergio Ruiz reemplazó a Lucas Boyé, dolorido en un salto, con lo que Paco López desplazó a Villar al costado. El murciano cabeceó más tarde un centro de Puertas que retuvo David Soria, antes de ser reemplazado por Álvaro Carreras. El técnico valenciano agotó cambios con Diédhiou, mientras Bordalás trató de abrochar el resultado. El duelo murió sin demasiados sobresaltos, aunque al de Benahadux se le fue una ocasión clara en el alargue. Son diez las jornadas que encadena sin ganar el Granada. A este ritmo, la salvación es una quimera.


Ficha técnica:

Granada CF: André Ferreira; Manafá, Torrente, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Melendo (Puertas, 64’), Gonzalo Villar (Álvaro Carreras, 84’), Gumbau, Bryan Zaragoza (Sergio Ruiz, 74’); Uzuni (Famara Diédhiou, 84’) y Lucas Boyé (Callejón, 74’).

Getafe CF: David Soria; Damián Suárez, Gastón Álvarez, Omar Alderete, Diego Rico; Carmona (Juan Iglesias, 46’), Luis Milla (Domingos Duarte, 87’), Maksimović, Greenwood (Latasa, 87’); Aleñá (Óscar Rodríguez, 57’) y Borja Mayoral (Jaime Mata, 87’).

Goles: 0-1: Borja Mayoral, min. 2; 1-1: Gonzalo Villar, min. 45+3.

Árbitro: Alejandro Muñiz Ruiz, del comité gallego. Amonestó a los locales Lucas Boyé, Carlos Neva, Bryan Zaragoza y Manafá, así como a los visitantes Aleñá y Óscar Rodríguez.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 13ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 18.103 espectadores. Varios cientos de ellos, fueron aficionados del Getafe. Antes del inicio del encuentro, se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel Barroso Carreras, socio número 6 del Granada CF, que fue abonado del club rojiblanco durante 61 años de manera ininterrumpida.







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