¡A Primera!

El Granada CF empata en Mallorca y, gracias a la derrota del Albacete, regresa a la máxima categoría del fútbol español

RCD MALLORCA - GRANADA 0054
Los jugadores del Granada CF y el cuerpo técnico celebran el ascenso a Primera en Son Moix | Foto: Agencia LOF
Chema Ruiz España
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Ya no será necesario remontarse a los tiempos de Ighalo para hablar de héroes rojiblancos. Los soldados de Diego Martínez se han ganado un hueco en la historia nazarí, haciendo efectiva una 'eterna lucha' que, 'pasito a pasito', les ha llevado a tocar la gloria. El Granada CF vuelve a la élite poco más de dos años después de su descenso, y lo hace en comunión con la hinchada, que, tras innumerables decepciones, ha visto recuperadas las heridas de su maltrecho corazón con un equipo entregado, de lucha en el barro y guante blanco cuando la ocasión lo ha permitido. Hoy, ha tenido que batallar a domicilio, condición que en este curso casi ha resultado una ventaja, ante un plantel de fútbol alegre que, empujado por la ilusión, ha comprometido sobremanera el festejo. No hubo gol del ascenso, aunque así se pueda calificar el tanto con el que Fede San Emeterio puso las tablas definitivas en Son Moix. Perdió el Albacete en casa, ante el Málaga, lo que hacía bueno cualquier resultado granadinista y mandaba la afición a la Fuente de las Batallas.

Diego Martínez se ha caracterizado por dar continuidad a su esquema, por lo que cabía esperar que el técnico vigués acabase apostando por la opción que menos alteraba su dibujo para sustituir al lesionado José Antonio Martínez, como ha ocurrido. Bernardo, recuperado de su sobrecarga en los aductores, formó pareja de centrales con Germán, mientras que Fede San Emeterio, de vuelta tras cumplir sanción, recuperó su plaza junto a Montoro. Tampoco alteró en exceso su planteamiento Vicente Moreno. El técnico valenciano apostó por diez de los once hombres que cayeron en Riazor, siendo Leo Suárez , que entró por Aridai, la única novedad bermellona sobre el césped.

Ante la magnitud de la cita, histórica pese a que ambos jugaban en la cumbre hace no mucho, los nervios afloraron bien pronto. Tras pocos minutos de tanteo, en los que los dos contendientes trataron de imprimir ritmo al juego, fue el cuadro bermellón el que, con más poso, se hizo con el control del esférico y del choque. El Granada, mientras, resistía, como hicieron en su día los partisanos italianos, cuyo himno tararearon los nazaríes en el vestuario.

Su área se convirtió en un aeropuerto en el que trataban de aterrizar los maliciosos centros con los que el conjunto insular buscaba hacer daño, pero Rui Silva imponía su ley. El guardameta portugués no tuvo que repeler disparos, pero estuvo muy exigido por este tipo de acciones y resultó nuevamente decisivo para los rojiblancos. Lago Júnior y Sastre protagonizaban las mejores acciones ofensivas, siempre por los flancos, buscando a Budimir, un incordio constante que protestó dos posibles penaltis no apreciados por Arcediano Monescillo.

Desde Albacete llegó la única buena noticia que los de Diego Martínez pudieron celebrar durante el primer acto. Su equipo era incapaz de generar juego, y mucho menos incertidumbre en el conjunto local, lo que propició que Reina fuese un mero espectador durante buena parte del choque. Los rojiblancos solo fueron capaces de asomarse al balcón del área en alguna galopada aislada de Álvaro Vadillo, no acompañado hoy por sus aliados. Montoro y San Emeterio andaban ocupados en averiar el motor bermellón, compuesto por tres buenos arquitectos, lo que hizo inviable la construcción nazarí, aunque de poco importaba si nada se movía en el Carlos Belmonte.

Nada cambió tras el intermedio en Son Moix. El Mallorca salió otra vez dispuesto a abrir la lata y sumar un triunfo que le permitiera seguir soñando, buscando la profundidad por los extremos. Los nazaríes, por su parte, aguantaban las acometidas locales, pero conservando el esférico con más calma, conscientes de que, en ese momento, eran de Primera. Llegó el segundo tanto del Málaga y el Granada comenzó a mover la pelota de un lado a otro, sin inquina, mirando ya de reojo el cronómetro, aunque quizás con demasiada antelación.

Poco a poco, los de Vicente Moreno fueron asomándose a las inmediaciones de Rui Silva, que apenas había tenido trabajo desde la reanudación, y acabaron aprovechando la ocasión más clara de todo el partido. Manu Rodríguez, sin presión en el borde del área visitante, rompió la línea defensiva rojiblanca con un balón filtrado a la carrera de Joan Sastre. El lateral derecho, dentro de la zona de castigo, la puso atrás, donde sabe que puede hacer herir, y vaya si lo hizo. Apareció Salva Sevilla, que llegaba desde atrás, y mandó el balón al fondo de la red poco antes del minuto 70.

El golpe bermellón llegó acompañado de un gol de Zozulya que elevó las pulsaciones granadinas y dejó sin uñas a la hinchada nazarí, que no tardó en llevarse un nuevo sobresalto. Cuatro minutos después del tanto, Estupiñán estuvo cerca de hacer cumplir la ‘ley del ex’ con una volea que Rui Silva despejó en una acción más propia del balonmano. Más tarde, Sastre le haría volar con un zapatazo a la escuadra que desvió con la palma.

Todas las miradas se desviaron hacia el Carlos Belmonte, conscientes de que era allí donde se jugaba el ascenso rojiblanco, pero los de Diego Martínez no querían celebrar una derrota. Comenzaron a acechar la meta de Manolo Reina desde las esquinas, pero fue en una falta cuando llegó el que se puede calificar como el gol del ascenso. Vadillo la colgó al segundo palo, donde apareció la cabeza de Fede San Emeterio para amarrar el punto y hacer vibrar a toda Granada en la distancia.

Tocaba esperar. Cinco minutos de tensión, más siete de descuento en Albacete. Acabó el choque en Son Moix y llegaron los abrazos, comedidos a la espera de que llegase la mejor de las noticias. Diego Martínez, que recorrió mil veces el área técnica, encerrado en su pensamiento mientras esta aterrizaba en Mallorca, fue el encargado de transmitirla. Lo hizo con una carrera desatada por el césped de Son Moix, un sprint en el que olvidó el ‘partido a partido’, el ‘pasito a pasito’ y el ‘jugada a jugada’. El Granada ya era de Primera.

Ficha técnica:

RCD Mallorca: Manolo Reina; Joan Sastre, Valjent, Raíllo, Pervis Estupiñán; Dani Rodríguez, Marc Pedraza (Baba 60’), Salva Sevilla; Leo Suárez (Valcarce 85’), Lago Júnior y Budimir (Abdón Prats 77’).

Granada CF: Rui Silva; Víctor Díaz, Bernardo (Dani Ojeda 85’), Germán, Quini; Fede San Emeterio, Montoro; Antonio Puertas, Fede Vico (Pozo 70’), Álvaro Vadillo; y Rodri (Ramos 67’).

Goles: 1-0: Salva Sevilla, min. 68; 1-1: Fede San Emeterio, min. 88.

Árbitro: Arcediano Monescillo. Amonestó a los locales Pedraza y Estupiñán, así como al visitante Quini.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 41 de la Liga 1|2|3 disputado en el estadio de Son Moix. Antes del comienzo del partido, se ha guardado un minuto de silencio en memoria del futbolista José Antonio Reyes, fallecido este sábado en un accidente de tráfico.







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