El Granada vuelve a sonreír (2-0)

Uzuni, de penalti, y Lucas Boyé marcan en el triunfo del conjunto rojiblanco ante el Alavés más de tres meses después de su última victoria

Granada CF Alaves
Uzuni celebra el primer gol del Granada contra el Alavés | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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En medio de las tinieblas que envuelven al Granada en este lúgubre cierre de temporada, Lucas Boyé le ha sacado una sonrisa que, al menos, suaviza el trance a su hinchada. El cuadro nazarí ha vuelto a ganar más de tres meses después de su última victoria, contra el Cádiz al comienzo del año. La ha guiado el argentino, con una magistral actuación, balsámica en lo personal, que ha desarmado a un Alavés pobre, exasperado el exrojiblanco Samu Omorodion en su vuelta a Los Cármenes. Imaginó pronto una acción que derivó en el penalti que Uzuni transformó para alcanzar la decena de goles y marcó después para sentenciar la contienda, sin demasiada oposición de los babazorros. Puede que el descenso de los de franjas horizontales sea una cuestión de tiempo, pero José Ramón Sandoval quiere que el adiós sea digno y, por lo menos, ha rescatado de lo más profundo de sus pupilos el coraje para competir. Tal vez, pueda entretener de aquí al final.

El duelo era en realidad la excusa para el reencuentro entre dos amantes de verano a quienes se les acabó el amor al llegar septiembre, el cierre de uno de esos romances estivales, tan intenso como fugaz, que siempre dejan secuelas. En el Granada, el que salió peor parado de la relación, todo era despecho; en Samu, una insaciable sed de venganza. El ariete llevaba meses guardando sus "ganas de Los Cármenes", las que manifestó en redes a unas horas de marcharse al Atlético de Madrid, como si sentenciar a Paco López en la primera vuelta no le hubiera resultado suficiente castigo para el club que le abrió las puertas de la máxima categoría. Subió al escenario en el papel del Conde de Montecristo ante un público enfurecido. Le esperaban un meloso Miguel Rubio, marcador de la vieja escuela, y la necesidad de Lucas Boyé. Cómo necesitaba el argentino un partido así. Tanto como su equipo.

Al delantero de San Gregorio se le apareció la inspiración muy pronto, aunque en la grada se le adelantó algún bostezo. El concierto de viento que acompañó desde el principio a cada intervención de Samu no contrarrestaba el anestesiante efecto de lo que desarrollaban los intérpretes sobre el verde, plomizo. Pero en un lance cualquiera, Józwiak detectó el movimiento de Lucas Boyé y el argentino invitó a su compatriota Tenaglia a un baile que le descolocó. El punta se giró como una peonza para retorcer después un disparo a ras de hierba que se estampó contra el poste. El polaco y Pellistri acudieron al rechace como Oliver Atom y Tom Baker en la serie animada Campeones. El tiro combinado fue a parar a la mano de Gorosabel, pena máxima que no se le escapó a García Verdura. Uzuni templó el pulso, clavó sus ojos en los de Sivera y apretó el gatillo con precisión. Diez dianas lleva ya el albanés.

El zarpazo dejó atolondrado al Alavés, sesteante frente a un Granada algo ambiguo. Aun sin fluidez, no parecía tener que apretar demasiado para forzar errores en su adversario. En uno de ellos, con Pellistri en el suelo tras un despeje defectuoso, Bruno Méndez intentó sorprender desde muy lejos, pero se rehizo Sivera para atrapar. Lo cierto es que podían acampar las palomas en cualquiera de las áreas. Batalla, que juega con el tiempo como si fuera chicle, embolsó un centro de Luis Rioja que salió desviado hacia la meta y, después, un impacto envenenado de Rubén Duarte, más decidido que cualquiera de los zagueros locales que pretendieron alejar el peligro. Miguel Rubio cuchicheaba con Samu Omorodion, que, desquiciado, veía irse al limbo cada pase de Carlos Vicente. Le deben de pitar todavía los oídos. 

El choque discurría en la anodinia hasta que Sergio Ruiz devolvió a la pomada la pelota tras una falta de Gumbau que fue a la barrera. Boyé olfateó la sangre en la zona y giró el cuello para, con el flequillo, mandar el esférico a la red. El argentino gritó liberado tras siete meses de sequía, terapia eficaz para afrontar un final deprimente. Luis García no daba crédito, desnortados sus pupilos, como si la hora de la siesta les hubiera llenado de arena las botas. Soltó un suspiro de alivio de camino al vestuario al ver cómo, mientras García Verdura se echaba el silbato a la boca, al ‘siete’ rojiblanco se le desvió una volea cerquita de la madera.

El técnico babazorro refrescó las alas tras el intermedio, pero no había príncipe que hiciera despertar a los suyos. Panichelli, en un reinicio encorajinado, se escoró para forzar la parada de Batalla, sin apuros. Poco más tarde, mandó a la Estación Espacial Internacional un tiro con la zurda desde el balcón del área. El Granada no había brillado en el primer acto, pero a la vuelta pareció desgastado. El Alavés se fue afilando por los costados, sobrio Batalla para echar el guante a cada balón que sobrevolaba sus dependencias. Sandoval introdujo a Gonzalo Villar, tal vez para tratar de gobernar la cita, en lo que Samu se marchaba cabizbajo, cubierto por la ira granadinista. 

Los visitantes se iban creciendo, revoltosos por el costado del recién incorporado Rebbach, pero romos en ataque. El Granada no se conformaba, pero su encuentro con las musas había sido breve como la visita al médico. Lucas Boyé desplegaba algún detalle, pero alejado de la zona donde podía volver a hincar el diente. Entró Callejón, inactivo desde hacía tiempo Uzuni, pero el combustible escaseaba en más de uno. Arezo y Hongla salieron para guardar la ropa, mientras Batalla continuó escupiendo el peligro hasta que cayó el último grano de arena del reloj. Hacía tiempo que Los Cármenes no vivía una tarde plácida. El mismo que llevaban los de franjas horizontales sin sonreír. La hinchada se lleva un consuelo para lo que resta. Tal vez sea el último estertor rojiblanco, pero, al menos, Sandoval promete entretenimiento.


Ficha técnica:

Granada CF: Augusto Batalla; Bruno Méndez, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Facundo Pellistri, Sergio Ruiz, Gumbau (Martin Hongla, 83’), Józwiak (Gonzalo Villar, 63’); Lucas Boyé (Matías Arezo, 83’) y Uzuni (Callejón, 75’).

Deportivo Alavés: Sivera; Gorosabel, Tenaglia, Rafa Marín, Rubén Duarte; Antonio Blanco (Benavídez, 63’), Ander Guevara; Carlos Vicente (Sola, 46’), Panichelli (Giuliano Simeone, 70’, Luis Rioja (Rebbach, 46’); y Samu Omorodion (Kike García, 63’).

Goles: 1-0: Uzuni, de penalti, min. 9; 2-0: Lucas Boyé, min. 38.

Árbitro: Víctor García Verdura, del comité catalán. Amonestó a los locales Uzuni, Gumbau y Miguel Rubio, así como a los visitantes Gorosabel y Tenaglia.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 31ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.398 espectadores.

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