Las clases de la UGR recuperan la presencialidad medio año después

Los alumnos piden unidad de criterios entre las facultades para facilitar un buen funcionamiento

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Imagen de un profesor solo dentro de una clase | Foto: Carlos Gijón
Sergio Rodríguez Acosta
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Las aulas de las facultades de la Universidad de Granada vuelven a acoger a alumnos después de medio año. No todos los estudiantes van a regresar a la docencia en las clases de forma presencial, ya que las circunstancias del Covid-19 siguen apretando las tuercas a la sociedad, pero la institución recupera un terreno que ansiaba.

En octubre de 2020, se llevó a cabo la primera suspensión de clases presenciales. En aquel momento no se sabía que la situación se iba a prolongar en el tiempo durante tantos meses. Llegaron las prolongaciones de las restricciones y finalmente la UGR anunció que la docencia online iba a darse a largo plazo. Cabe destacar que a la rectora, Pilar Aranda, no le sentó bien la decisión de la Junta, pues manifestó que no le parecía bien que sus alumnos pudiesen acudir a bares y no a sus clases.

La presencia de estudiantes y profesores en las clases presenciales vuelve a darse coincidiendo con el despegue de la cuarta ola en Granada, por lo que extremar las precauciones sigue siendo fundamental. La Universidad da la posibilidad a sus pupilos de solicitar la docencia y la evaluación de las pruebas de evaluación continua de forma no presencial. Las situaciones contempladas por la institución son las siguientes:

-Estudiantado en situación de vulnerabilidad reconocida o persona cuidadora principal, conforme a lo establecido en el Reglamento para el procedimiento de atención del estudiantado vulnerable o cuidador principal de persona en grupo de riesgo frente al Covid-19 a efectos de la adaptación de la docencia y la evaluación durante el curso 2020/2021.
-Estudiantado internacional de la Universidad de Granada que se encuentre residiendo en el extranjero.
-Estudiantado nacional de la Universidad de Granada que se encuentre residiendo en el extranjero y tenga restringida la movilidad desde su país de residencia actual.
-Estudiantado de movilidad nacional (SICUE) o internacional que se encuentre actualmente en su país o provincia de origen.
-Estudiantado de otras provincias que hayan dejado de residir en Granada y que justifique una situación social o económica que le impida trasladarse a Granada y que no cumpla los requisitos para solicitar la Ayuda Social.
-Otras posibles circunstancias excepcionales alegadas y acreditadas que serán valoradas y resueltas por el Vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad y, en el caso de ser estimadas, comunicadas a los Centros.

Este último punto es especialmente importante para Jesús Maldonado, miembro del consejo de Gobierno de la UGR y representante de la Delegación de Estudiantes. “El Vicerrector de Estudiantes es el encargado de aprobar las solicitudes, y él es muy apañado y comprende bien los diferentes problemas que pueden tener los estudiantes. Quiero creer que aunque haya muchos casos no contemplados tal cual en el protocolo ese, el Vicerrector va a admitir todos los que sean lógicos y con sentido”, explica Jesús. El representante hace especial hincapié en el caso de las personas que son de Granada, pero que residen con personas de riesgo.

Maldonado es estudiante de matemáticas y afirma que a menos de 24 horas del lunes no conoce si debe acudir presencialmente o no. El portavoz critica que el decanato no haya asumido responsabilidades para establecer un criterio común, pues eso ha derivado en que los distintos centros hayan actuado con “libre albedrío”.

GranadaDigital ha podido contactar con dos casos distintos en lo que se refiere a la vuelta a las aulas. G.S. es estudiante de Ingeniería Informática en la UGR y este domingo recogió sus cosas del piso en el que no ha vivido durante los últimos meses. “Creo que los alumnos intentan todo lo posible para que no sea presencial, yo he tenido la suerte de que mis profesores no nos quieren poner en riesgo, aunque hay otros que no tienen elección”, manifiesta G.S., que opina que la institución “ha hecho todo lo posible para que el año sea presencial”, pero entiende que no ha sido suficiente, pues la reducción de grupos no elimina los riesgos de establecer posibles contactos que deriven en contagios.

Por otro lado, N.J., estudiante de Física en la UGR, se queda en la capital. “Dada mi situación personal de residente en Granada y alejada de personas de riesgo de mi entorno, voy a terminar el cuatrimestre de forma semipresencial, debido a que no tengo ningún motivo para solicitar el modelo online”, manifiesta N.J. Este alumno afirma que “no es ningún secreto que existe un descontento general con cómo se ha gestionado la pandemia”, pues sostiene que “se apuró hasta el último momento sin dar un mensaje claro, dejando entrever que podría volverse a la semipresencialidad en cualquier momento. Algo que siento honestos, era fácil ver que no iba a pasar”.

Este estudiante de Física siente que “no se ha tenido en cuenta al alumnado, se han dado muchas largas aún en situaciones que era evidente lo que iba a pasar y se han estado echando la responsabilidad de uno a otro haciendo que en cada asignatura y que incluso que dentro de cada asignatura haya disparidad entre alumnos de un grupo u otro”. Dice el dicho que nunca llueve a gusto de todo el mundo. El paso de las semanas mostrará si las decisiones tomadas han sido correctas, tanto para la salud de todos como para el funcionamiento de la docencia.







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