¿Cuándo es aconsejable retirar el chupete y /o biberón? Evitemos consecuencias

CHUPETE Y BIBERÓN
Bebé con chupete | Foto: Canva
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Actualmente nos encontramos con una disyuntiva importante. Por un lado nos hablan de darle el pecho a nuestros hijos hasta edades tardías por los beneficios y propiedades que tiene la leche materna, por otro lado, los profesionales que nos dedicamos a corregir las maloclusiones dentales y malformaciones orofaciales (boca y cara) como pueden ser los ortodoncistas y logopedas advertimos de la problemática que tienen los hábitos de succión prolongada.

¿Qué hacer entonces? Os preguntaréis los papás. Sin intención ninguna de ir en contra de algún movimiento prolactancia, desde un punto de vista logopédico, es fundamental retirar cualquier hábito de succión antes de los 3 años. Conocemos que, en caso de maloclusión dental causada por chupete, pecho o biberón, es retirado antes de los dos años y medio, la mandíbula y el maxilar tenderán a corregirse creando un conjunto armonioso nuevamente.

Pensemos en las funciones que hace nuestra boca y nariz. A través del sistema estomatognático se llevan funciones tan importantes como la respiración, la succión, deglución, masticación, habla, articulación. Nuestra boca es una perfecta caja rodeada de estructuras blandas y duras que en los primeros años de vida se desarrolla y crece dando el “aspecto” a nuestra cara.

Cuando los niños utilizan durante mucho tiempo el chupete, el biberón u otro hábito de succión como chuparse el dedo etc. está generando una serie de “fuerzas” antinaturales y no funcionales a su lengua, mandíbula, dientes, paladar etc.

Bien, y os preguntaréis… ¿y qué pasa entonces? Pues que se producen maloclusiones, es decir, que los dientes que deberían encajar como una perfecta caja junto con toda las musculatura adyacente se desequilibra y comienzan a aparecer las mordidas abiertas (dientes de arriba y de abajo dejan una apertura por dónde se asoma la lengua), los dientes de abajo sobresalen a los de arriba o entre los de arriba y de abajo hay mucha distancia. En resumen, los dientes de nuestros hijos y su esqueleto facial se vuelven “feos”.

Ojalá fuese tan sólo un problema estético (que hombre, tampoco hay que desdeñar), unos dientes que no encajan, una boca que no cierra naturalmente suponen un desequilibro en toda la musculatura, en la respiración y en deglución y contra esas funciones tan importantes es mejor no hacer bromas…

SEGÚN LA OMS LAS MALOCLUSIONES OCUPAN EL 3ER LUGAR DE PREVALENCIA DENTRO DE LAS PATOLOGÍAS DE SALUD BUCODENTAL.

Todos sabemos que es un hábito ¿verdad? Podríamos definirlo como la costumbre o práctica adquirida por la repetición frecuente de un mismo acto, primero hecho de manera consciente y luego inconsciente. Y hábitos hay muchos…instintivos como la succión en el momento de nacer, por placer como el chupete, defensivos en pacientes con rinitis, alergias etc. que respiran por la boca, hábitos que se producen por malformaciones congénitas, manías etc. hábitos al fin y al cabo que están desequilibrando nuestras funciones deglutorias y nuestro equilibrio orofacial (boca y cara). Más guapos o menos guapos todos estamos hechos de los mismo.

Estas cosas que sabemos hoy en día y que hace unos años no prestábamos atención, hace que hoy por hoy los especialistas en primer lugar podamos advertir a los padres y, en segundo lugar, a aquellos adultos que no tuvieron la fortuna de saberlo en su momento y que hoy tienen una boca/forma de la cara no equilibrada, podamos corregirlo mediante ortodoncia (ortodoncistas) y logopedia. Ese trabajo interdisciplinar es esencial para corregir lo que han provocado esos hábitos lesivos.

La mayoría de los pacientes acuden derivados por el ortodoncista que es quien alerta a los papás de la necesidad de poner una ortodoncia porque los dientes están desplazados y, como ya hemos dicho, cuando hay una mala oclusión, se produce un desequilibrio muscular, anatómico y funcional que provoca numerosos trastornos.

La respiración oral y la deglución atípica son las causas más comunes de consulta al logopeda tanto en niños como en adultos.

Respirar por la boca puede tener múltiples causas (alergias, desviación de tabique, vegetaciones, asma etc.). Son estos niños con carita alargada, ojerosos, boca estrecha, paladar muy alto…Se provoca la hipotonicidad (falta de tono muscular) del paladar, lengua, labio u otros y la alteración de la mordida. Las consecuencias de una respiración bucal son muchas y nada buenas, además de cambios en la anatomía de la cara, dientes, paladar, cráneo, se producen cambios en la postura y problemas de columna por la posición que se adopta, alteraciones en el sueño, apneas, ronquidos o babeo nocturno, provoca alteraciones en el habla y repercute en el desempeño escolar por ser niños “más cansados”…Si el cerebro no recibe una buena oxigenación provoca falta de atención y concentración, cansancio y falta de coordinación.

La nariz está hecha para algo y si el aire que entra no es filtrado y calentado por ella y entra directamente por la boca puede provocar infecciones respiratorias continúas.

Cuando existe una deglución atípica, esto es, que al tragar la lengua empuja a los dientes y, si a lo largo de un día se deglute o traga alrededor de 2600 veces entre saliva, líquidos o comida, (algo menos en los niños) se produce el mismo número de presiones de la lengua contra los dientes de manera que los van desplazando deformando nuestra dentición y boca y alterando todo un sistema muscular y nervioso implicado.

¿Cómo algo tan sencillo como tragar se puede convertir en algo tan complicado para las personas que tienen maloclusión?

La deglución conlleva 3 fases, una oral dónde se mastica y prepara el alimento, una faríngea dónde se desencadena ese reflejo de tragar y la última, la fase esofágica dónde la comida pasa por el esófago.
En los pacientes con maloclusión, la fase oral y faríngea suele estar alterada puesto que esos desequilibrios anatómicos y musculares han alterado totalmente la función.

Os invitamos a hacer un pequeño experimento…. prueba a separar los labios justo en el momento de tragar, ya sea enseñando los dientes o pellizcándolos con las manos. ¿Logras hacerlo? la mayoría de pacientes con deglución atípica no pueden. Cuando existe esta disfunción de la deglución, todo un sistema muscular esta alterado y se realizan parafunciones o fuerzas compensatorias para poder tragar de manera que se necesita apretar los labios para poder llevar la comida hacia el esófago.

Cuando un niño o un adulto no habla bien o dice alguna letra mal, puede ser causado por una mala oclusión dental y por esas alteraciones en la anatomía, es por ello que la evaluación de un profesional logopeda es esencial para enfocar el tratamiento.

No podemos dejar de tener nunca en cuenta que al fin y al cabo somos de carne y hueso literalmente.

¡Feliz semana!







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