‘Viva’, una oda a la libertad expresiva del arte

La luna llena, las perseidas y el encanto del Generalife, crearon un entorno mágico que unido a la maestría de Manuel Liñán, ofrecieron un espectáculo único a la altura de muy pocos

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Espectáculo 'Viva' de Manuel Liñán en los jardines del Generalife | Foto: Javier Gea
Alejandro Macías
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Granada volvió a ser sede del talento artístico nacional. Rodeados por un ambiente cuasi onírico, la obra del bailaor flamenco y su grupo no dejó indiferente a nadie. El teatro, la danza y la música flamenca se dieron la mano para ofrecer una actuación asombrosa que terminó recibiendo una tremenda ovación. Liñán consiguió aunar a la perfección baile y música con un toque de humor muy andaluz que le da ese punto de originalidad tan peculiar al espectáculo.

Las primeras sensaciones son contradictorias, suena el dulce violín y bajo una tenue luz se vislumbra una silueta de grandes dimensiones ataviada con un vestido de flamenca. Ésta, dibuja unos movimientos delicados y sinuosos. Cuando la figura se da la vuelta, frente al asombro del público, se observa que es un hombre engalanado como una bailaora flamenca. ‘Viva’ de Manuel Liñán es una obra de música y danza teatralizada y protagonizada por hombres vestidos de mujer. El trabajo del maestro granadino desprende viveza, fuerza, explosividad, el nombre lo dice todo, ganas de vivir la vida y de vivir el arte. Supone un retrato de cómo somos, sin máscaras, sin ataduras, mostrando las contradicciones del ser humano, nuestras alegrías y nuestra cara más real.

‘Viva’ es una oda a la libertad de expresión y a la pura libertad expresiva del arte. Enseña que el flamenco se revela a través de las personas, no es cuestión de género, ni de sexo, se trata de sentimientos, de ese duende que opera sobre el cuerpo de los bailarines para transmitir la magia sobre el escenario, poniendo de manifiesto que al arte y a la danza no se le pueden poner cadenas. Además de una maravilla desde el punto de vista artístico, la representación ayuda a reflexionar sobre las etiquetas estereotipadas que aún se mantienen presentes en el flamenco y la sociedad, haciendo muestra de que cuando a las personas se les deja ser libres, éstas se manifiestan en toda su plenitud.

En esta línea, Carmen Amaya ya empezó a romper los clichés en el flamenco cuando decidió portar ‘pantalones de hombre’, por lo que fue muy criticada. Otro ejemplo es el de la ópera oriental, representada al contrario que en el resto del planeta, por hombres. Son muestras de que no hay que tener miedo al cambio, a la novedad. La lección que manda ‘Viva’ es que hay que ser felices con lo que uno hace. Manuel y el resto de los artistas que lo acompañan contaban en una entrevista que de pequeños se vestían de mujer y soñaban con trasladar su arte fuera de las cuatro paredes de su habitación. Hoy, se puede decir que han llegado a cumplir su sueño, y esa felicidad que emanan, se percibe dentro y fuera del escenario.

Desde el punto de vista técnico, la obra ha sido de un nivel asombroso. Desde los bailaores al percusionista han demostrado ser artistas sobresalientes. Luego, el concepto visual ha sido muy especial, se ha visto un escenario muy limpio, elegante, ya que se han utilizado muy pocos elementos, pero integrados armónicamente con el mensaje y la representación artística.