El resurgir de Cheatham, el liderazgo de Costa y un trabajo en equipo que vale oro

"Esperamos un paso adelante en implicación física y de actitud". Estas palabras las pronunció Pablo Pin en la previa del partido ante Joventut Badalona en referencia a la dinámica que presentaba Kwan Cheatham en las últimas jornadas. Dicho y hecho. Ese cambio en la mentalidad, no solo del jugador estadounidense, sino de la plantilla al completo fue el detonante demandado para que el Covirán Granada volviese a la senda de la victoria en un encuentro atípico y plagado de momentos y actuaciones cruciales en los que la moneda al fin cayó de cara para los de Pablo Pin.

El regreso de Kwan Cheatham fue vital. En los diez partidos disputados de esta segunda vuelta, el estadounidense suma 10'7 puntos por encuentro, una media favorecida por la actuación de este pasado domingo ante Joventut. En comparación con la primera vuelta, el ala-pívot californiano sumaba 12'3 puntos de media, pero sobre todo, firmaba actuaciones destacadas con cierta continuidad, siendo su acierto desde el triple su gran valedor. Su papel diferencial y de referente dentro de la plantilla rojinegra cayó poco a poco con el paso de las semanas, convirtiéndose su falta de acierto desde el tiro exterior en uno de los grandes problemas sobre los que se cernían todos los focos. Sin embargo, el paso adelante llegó cuando más se le necesitaba. Cheatham cuajó una gran actuación con 20 puntos (7/10 en tiros de dos y 2/7 en triples), 6 rebotes, una recuperación y cuatro faltas recibidas para 22 de valoración. Más allá de sus números, su implicación en el partido mantuvo al Covirán vivo en el segundo y tercer cuarto, periodos en los que Joventut comenzó a recortar la renta de 21 puntos cosechada por los rojinegros.

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Junto a él, Lluís Costa volvió a ser el líder que tanto admira la afición rojinegra. El base de Sant Just Desvern mantuvo una actuación a la alza durante sus casi 28 minutos en pista, alternando el liderazgo en los números con Cheatham. En el primer periodo, Costa fue el jugador mejor valorado junto con Christian Díaz y es que, más allá de la anotación, la dirección de juego del catalán fue vital para firmar un primer cuarto pocas veces visto en el Palacio. Sin embargo, fue su capacidad de asumir los balones calientes de los últimos minutos lo que lo llevaron a su un efectivo clave en la octava victoria de los granadinos. Con nueve puntos anotados, siendo una de las canastas la que marcó claramente el triunfo, el mago recordó por qué es el base del milenio e hizo que muchos se preguntasen, una vez más, el por qué de su no presencia en las Ventanas.

En lo que a nombres propios se refiere, también destaca la defensa que David Kramer realizó sobre Andrés Feliz en gran parte del encuentro. El base verdinegro tan solo sumó dos puntos y una asistencia en los primeros 20 minutos del partido, una considerable bajada de sus porcentajes propiciada por la asfixiante defensa realizada por el alemán. Del mismo modo, el emparejamiento de Wiley con Ante Tomic también fue clave para que el Covirán alcanzase la renta de 21 puntos. El regreso de Christian Díaz también fue vital. Su actuación permitió dar descanso a Lluís Costa y fue capaz de mantener el nivel de intensidad del juego durante gran parte del encuentro.

Aunque la gestión de las ventajas volvió a ser un tema de controversia, lo cierto es que el Covirán supo resistir esos minutos finales que tantas victorias le habían arrebatado en semanas anteriores. Aunque los 40 tiros libres concedidos al Joventut Badalona pusieron contra las cuerdas a los de Pablo Pin, el equipo pudo mantener la compostura, dejando a un lado las decisiones de los colegiados, con la concentración intacta y recuperando las fuerzas para cerrar una victoria que aleja al Covirán de los puestos de descenso.

La jornada fue redonda para los granadinos. La octava victoria de la temporada les permite distanciarse un poco más de los dos puestos que marcan el regreso a la LEB Oro, pero también ayudaron los resultados de los rivales directos. Las derrotas de Breogán, Obradoiro y Palencia, unida a la de Andorra que se sitúa a un solo triunfo del Covirán, avivan la lucha por la permanencia dejando unas últimas siete jornadas de temporada frenéticas y decisivas para la salvación.