Las cosas se han puesto muy mal pero a nadie sorprende

Ciudadania en Granada
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No sé si porque ya nos hemos hecho el cuerpo a los desmanes en general por la pandemia, aún no ganada, o porque sabemos que las personas en la política, dejan de ser personas y se convierten en actores de teatro que, por necesidad, aprenden su papel, sea el
que sea, para seguir subidas en el escenario.

Es de entender que las personas en general, dentro de su lado oscuro, tengan entre sus prioridades mantener el tipo, pese a quien pese y caiga quien caiga. A fin de cuentas cualquier ser, humano o no, busca su supervivencia por encima de todo. Hablo de personas, o seres, en general, porque en todo caso hay quienes, siendo humanos y también no, llegan incluso a sacrificar su existencia por un o unos terceros. Son los héroes, humanos o no.

Cuando los comunes, los que no son héroes y que tampoco necesitan estar encima del escenario, deciden dejar en manos de alguien su parte de poder, por pequeña que sea, buscan que ese o esa en quien delegan sea, si puede ser, héroe o heroína. No quieren actores que gestionen su pequeña parte de poder para seguir subidos en el escenario y, ya si eso, hacer algo bien o mal por los demás.

Los comunes, merecemos que quienes nos gobiernan sean “los mejores”. Es verdad que muy pocas veces se da esto, pero lo merecemos, lo queremos.

No podemos seguir defendiendo la mediocridad entre nuestros representantes porque “todo el mundo es así”. Puedo hasta llegar a estar de acuerdo que la mayoría de las personas “comunes” busquen su supervivencia por encima de todo, pero eso lo hace cualquiera. Quien queremos que esté ahí esforzándose por los demás, no sea uno más cualquiera, queremos que sea más altruista, más involucrado, más capaz,…y le pagamos por ello y no poco.

Es cierto que incluso hay quien, además de esforzarse hasta la extenuación, rechaza su paga. Éste ser, que pocos hay, además de héroe, lo es ¡del todo!. Una maravilla oiga!. Podemos, los comunes, aceptar la mediocridad pagada por aquello de que héroes, lo que se dice héroes, pocos hay, y parece que necesitamos que haya alguien ahí poniendo su nombre y firmando los documentos, pero no nos merecemos llegar al absurdo. Eso no a todas luces.

Se puede querer estar subido en el escenario, pero cuando allí estás haciendo el ridículo, dejan de mirarte. El público se va, y se va mascullando que eres muy malo. Es mejor bajarse.

Un saludo cordial.

Fidel Rodríguez







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