El matrimonio de camioneros de Baza que vive su amor 'sobre ruedas'

Ion e Ionica residen durante más tiempo en su vehículo que en su propio piso: "Cuando estamos trabajando, el camión es nuestra verdadera casa"

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Ion y Ionica posan delante de su camión, su casa sobre ruedas | Foto remitida por Ionica Somanescu
Rosa Núñez
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Ion e Ionica Somanescu son un matrimonio que, literalmente, vive su amor sobre ruedas. Y es que ambos son camioneros y pasan largas temporadas en el interior de su casa con ruedas. Naturales de Rumanía, se mudaron a España hace ya más de una década con su hija, que ahora tiene 20 años. Actualmente, residen en Baza y se han dedicado durante años a trabajar en el campo. Sin embargo, hace cinco encontraron su hueco en el mundo laboral, en el cual están muy a gusto, según cuentan.

Un jornada laboral para esta pareja se divide en tres tramos de nueve horas. Es decir, cada uno conduce nueve horas, turnándose cada cuatro y media, y luego descansan durante otras nueve. En esas pausas, aprovechan para comer, ducharse y, "sobre todo, para dormir", indica Ionica. El camión cuenta con grandes comodidades, pues tiene dos camas, aire acondicionado, un refrigerador... "Los camiones de hoy en día son muy modernos", dice entre risas la mujer. Además, en las áreas de servicio hay baños habilitados especialmente para los camioneros.

Cuando acaban estos viajes, que duran entre diez y doce días, Ion y Ionica vuelven a su piso en Baza, donde apenas pasan 45 horas. Este tiempo, lógicamente, se les pasa demasiado rápido, pues además, se tienen que ocupar de las tareas domésticas, como hacer la compra y preparar la comida, la cual luego se llevan a sus viajes y mantienen en el refrigerador del camión. "Cuando estamos trabajando, el camión es nuestra verdadera casa", admite ella.

Si bien el vehículo pertenece a la empresa para la que trabajan, Transportes Cabrera, ubicada en Huércal-Overa (Almería), desde que comenzaron la temporada en octubre hasta este lunes (cuando han comenzado sus vacaciones), Ion y Ionica han viajado siempre en él. Las únicas personas que pueden conducir ese camión aparte de ellos son los trabajadores que lo aparcan en la nave y los que lo lavan. La rumana destaca, por parte de la entidad, que el camión siempre sale de la base limpio. Asimismo, Ionica resalta que "la empresa es muy buena y tiene los viajes muy bien organizados".

Está claro que este trabajo tiene que gustar al que lo ejerza, pues es verdaderamente duro. La mujer asegura que ellos lo disfrutan y además cobran bien como para mantenerse de una manera muy decente en España. "Se gana bien, y más, si trabajamos entre los dos", confirma. "Pero nosotros no lo hacemos sólo por el dinero; es que, si no te gusta, no puedes seguir hacia delante", prosigue.

"Hay muchas mujeres que no se atreven a conducir un camión o no les gusta esta vida porque hay que readaptarse, pues hay que "ducharse fuera de casa, pasar muchos días dentro del camión". Ionica ha valorado varias veces la opción de conducir un camión ella sola, "pero creo que no vale la pena porque no ganaríamos mucho más y estaríamos separados", argumenta.

Desde fuera, puede parecer una historia muy romántica, pero pasar tanto tiempo juntos puede significar un problema: "Hay matrimonios que no se aguantan, son muchas horas", dice Ionica. Pero estar separados tampoco es vida: "Para un hombre, también es difícil ir solo porque sabe que su familia está lejos, en casa, y cuando él vuelve, pasa dos días y se va de nuevo", continúa.

En su caso, cuando ellos comenzaron a trabajar y viajar juntos, su hija tenía unos 15 años, por lo que una cuida de Ionica se encargaba de ella mientras el matrimonio no estaba.

De Almería a Suecia en 3.000 kilómetros

Transportes Cabrera gestiona portes a países del norte de Europa, como Suecia y Dinamarca, a donde siempre viajan los Somanescu. El matrimonio lleva el camión cargado de frutas y verduras desde diversos puntos de España, como Almería, Murcia, Valencia, Huelva...,dependiendo del producto; y siempre vuelven del extranjero con queso y papel desde Alemania o galletas, pescados y congelados desde Dinamarca. Lo importante es que el vehículo vaya siempre lleno.

Atravesando el país desde Almería, cruzando por La Junquera a Francia y siguiendo por Luxemburgo, en Lubeca (Alemania) toman un barco que les lleva a Suecia en un viaje que dura unas diez horas. En dicho navío (de un tamaño casi descomunal, pues pueden entrar alrededor de 200 camiones), hay habitaciones y restaurantes, entre otras instalaciones. Por otro lado, cuando van a Dinamarca, la ruta es ligeramente distinta, pues también en Alemania zarpan en otro barco que les ayuda a cruzar en 45 minutos el mar Báltico.

Desde la nave de Transportes Cabrera en Huércal-Overa hasta el puerto de Lubeca, Ion y Ionica conducen unos 2.600 kilómetros. Sin embargo, hay otro camino para ir a Suecia, según argumenta la mujer. En lugar de un barco grande, tienen que coger dos más pequeños, haciendo más recorrido por tierra. En este caso, cogen el primer navío desde la Isla de Fehmarn, conducen por Dinamarca hasta Copenhague y cruzan por el estrecho de Sund. Esa opción, según la mujer, sólo la toman "cuando tenemos mucha prisa; normalmente, cogemos la de Lubeca".

Tantas veces viajan a los mismos sitios que "siempre nos encontramos a gente de la empresa; normalmente, hay unos diez camiones de Cabrera en el barco", explica Ionica, apodada Neli por sus amigos.







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