El CAIT de San Rafael crea una guía para mejorar la participación diaria de los niños

Los expertos destacan la importancia de los sentidos para la adquisición de habilidades en el desarrollo infantil

La terapeuta ocupacional del CAIT San Rafael, Jessica Romero, durante una sesión basada en estrategias sensoriales
La terapeuta ocupacional del CAIT San Rafael, Jessica Romero, durante una sesión basada en estrategias sensoriales | Foto: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios
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El Centro de Atención Infantil Temprana (CAIT) San Rafael, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Granada, ha desarrollado una guía de estrategias sensoriales para mejorar la participación de los niños en el día a día.

Según los expertos, los sentidos comienzan a desarrollarse y funcionar desde que el bebé se encuentra en el útero y juegan un papel fundamental en la adquisición de las diferentes habilidades como, por ejemplo, en la de percibir bien el entorno. Algo que permite aprender a movimientos, interaccionar, explorar, responder de manera ajustada. “Si las habilidades y el entorno son adecuados, el niño se nutre de las experiencias sensoriales que necesita para su correcto desarrollo a través de sus movimientos y juegos”, explica la terapeuta ocupacional del CAIT San Rafael, Jessica Romero. “Sin embargo, esto no siempre ocurre de esta manera y podemos encontrar que el niño presenta dificultades a la hora de recibir e interpretar la información sensorial del entorno y de su propio cuerpo”, continúa.

Entre los posibles comportamientos que pueden ofrecer señales de esta dificultad se encuentra el miedo a cambiar de posición, -lloran si se les pone boca abajo, no quieren gatear, no saben o les da miedo utilizar correpasillos o los columpios del parque-; rechazo a actividades de autocuidado como el corte de uñas o pelo, cepillado de dientes o sonar la nariz; o dificultades en la alimentación como el paso de la alimentación triturada a la sólida, o dietas muy restringidas. Además, pueden presentar rechazo a participar en juegos que puedan mancharle o a tocar determinadas texturas, entre otras. “También encontramos miedo a ciertos sonidos, torpeza motora o manipulativa, dificultad para la organización y planificación o dificultades de autorregulación y problemas para dormir“, asegura la profesional del CAIT San Rafael.

Cuándo buscar la ayuda de un profesional

Todas las personas presentan unas particularidades que las hacen únicas y diferentes y, dentro de ellas, es normal tener ciertas dificultades sensoriales como la animadversión a algunos alimentos o pobre coordinación para ciertas actividades. Se trata de peculiaridades que no tienen, según los expertos, la mayor importancia siempre y cuando no limiten la participación en nuestro día a día. Algo que sí ocurre con estos niños, en los que se reconoce un malestar en la guardería o colegio y que, por ejemplo, solo comen unos pocos alimentos o les cuesta mucho llevar a cabo actividades de la vida diaria.

En este sentido, según la terapeuta ocupacional Jéssica Romero, hay situaciones o condiciones de estos niños que tienen una mayor probabilidad de provocar las disfunciones del procesamiento sensorial, como es el caso de la prematuridad y crecimiento intrauterino restringido (CIR), la pobre estimulación o estimulación no adecuada (sobreuso de hamacas, parques-cunas, correpasillos, pocas experiencias en el suelo o de exploración táctil…), largas hospitalizaciones, alteraciones genéticas o del neurodesarrollo o retrasos madurativos.

Guía de estrategias sensoriales para ayudar a las familias

En esta guía, el Centro de Atención Infantil Temprana San Rafael ofrece pautas y estrategias generales para mejorar el nivel de alerta y actividad del niño, así como su participación en tareas cotidianas. El objetivo es conseguir un nivel de alerta más ajustado que permita al menor una mayor regulación favoreciendo así, la atención en las tareas propuestas. “También buscamos que influya en la disminución del malestar o rechazo que pueda presentar a determinados estímulos que le resultan desagradables y reducir conductas poco adaptadas como morderse o chuparse la ropa, manos u otros objetos, tirarse al suelo o chocar con personas o cosas, por ejemplo”, afirma la terapeuta ocupacional de San Rafael.

Según los especialistas del centro, este tipo de actividades son un complemento al trabajo de anticipación verbal y visual general con el que se busca proporcionar un entorno sensorialmente rico a lo largo de todo el día, en el que el niño pueda tener muchas oportunidades de movimiento y de exploración de numerosos estímulos de tipo táctil. “El verano es una etapa ideal para poder poner en práctica estas recomendaciones, porque todos tenemos más tiempo, tanto niños como adultos y, además, estas actividades están propuestas de manera muy lúdica y con materiales que todos tenemos en casa”, explica Romero. “En esta época, además, solemos usar menos ropa, algo muy adecuado para poder explorar mejor las diferentes sensaciones que nos rodean, y tenemos posibilidad de experimentar en el parque, la playa, la piscina, con arena, agua, césped…”.







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