Rhule Basketball, el club granadino que lucha por la integración

La escuela de baloncesto trabaja con chicos y chicas que están en riesgo de exclusión social, proceden de familias desestructuradas o con necesidades especiales

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Rhule Basketball realiza sus entrenamientos en el polideportivo Aynadamar | Foto: Freepik
Ainoa Morano
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Respeto, humildad, unión, lealtad y edificación. Bajo estos valores se construye RHULE Basketball, un nuevo club que está dando sus primeros pasos en Granada y cuyo objetivo principal es que los chicos y chicas de la ciudad, sin importar edad, sexo o condición, puedan practicar deporte y aprendan unos valores que les sirvan en su vida cotidiana y en su futuro.

Amado Hernández, presidente y fundador del club es el alma de este proyecto. Natural de Cuba, ha estado toda su vida ligado al baloncesto, incluso llegó a entrenar en el Fundación CB Granada, pero su sueño pasaba por inculcar a los más pequeños algo más que un objetivo únicamente resultadista. Quería cambiar sus vidas. Así fue como nació RHULE Basketball.

“Este es un proyecto que llevo muchísimo tiempo planeando. Mi objetivo era tener una escuela donde se dirigiera la atención a la construcción de las personas y, obviamente, siempre hablando de baloncesto y del deporte base. Quiero inculcarle a estos chicos unos valores durante su práctica deportiva para que luego pueda llevarlos a su vida fuera de las pistas. Que mejoren en su rendimiento académico, que tengan unos comportamientos sanos y que tengan en cuenta el apoyo de sus familias”.

Estas palabras de Amado Hernández podrían extraporlarse a cualquier deporte o club, pero lo que tiene de particular RHULE Basketball es que el proyecto gira en torno a chicos y chicas que se encuentran en situaciones de exclusión social, procedentes de familias desestructuradas o bien con necesidades especiales como Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH.

El pilar fundamental de esta escuela de baloncesto pasa por un carácter abierto, integrador e inclusivo. El presidente y fundador de RHULE Basketball hace especial hincapié en que es clave mostrar a estos niños y niñas la importancia de la integración y ayudarlos en la socialización. “Sabemos que no vamos a solucionar los problemas que pueden tener de golpe, pero sí que podemos mejorar su calidad de vida, sobre todo en cuanto a la socialización. Trabajamos enfocándonos en la solidaridad y en la empatía. No todos tenemos la misma capacidad de aprendizaje, por eso inculcamos que los que van más avanzados pueden y deben ayudar a los que les cuesta un poco más. Esto luego es una enseñanza que pueden aplicar en situaciones de la vida real”.

Primeros pasos de RHULE Basketball esta temporada

Como suele pasar, los inicios son complicados. La escuela retrasó su apertura al no contar hasta hace unos pocos días con el permiso para usar las instalaciones. Por suerte, la espera mereció la pena y el pasado 24 de octubre pudieron comenzar con sus jornadas de puertas abiertas. El club cuenta contó con las pistas del polideportivo Aynadamar, en la zona de Haza Grande en el distrito del Albayzín.

Durante una semana, todo aquel que estuviese interesado podía acercarse a las instalaciones para conocer de primera mano cuál es la metodología de trabajo de RHULE Basketball. De hecho, Hernández confiesa que, aun sin tener los grupos conformados del todo, ya ha empezado a trabajar con los chicos y chicas que asistieron desde la “cercanía y confianza”.

Una vez se formen los equipos de las diferentes categorías, el presidente y fundador de la escuela explica que contará con la ayuda de voluntarios, estudiantes de TAFAD, para que puedan tener la posibilidad de conocer de primera mano cómo es la gestión de un equipo y, por supuesto, entrenadores titulados.

Testimonios reales

Por la familias de Rhule Basketball han pasado ya muchos chicos y chicas que hoy, por suerte, tienen una vida completamente distinta a cuando entraron. Amado Hernández ha querido compartir algunos de los "casos" que experimentaron cambios más drásticos. Este es el ejemplo de Manuel Peinado que entró como un chico con poca confianza en sí mismo, estaba dispuesto a aprender, pero necesitaba creer en él. Tras pasar por las manos del presidente y fundador de la escuela, Manuel ahora es un atleta de alto rendimiento y se encuentra en la Federación Andaluza de Esquí.

Como él suyo, también están los ejemplos de Javier y Brian. El primero procedía de una disciplina totalmente distinta, practicaba windsurf. En tan solo siete meses, adoptó una gran capacidad de liderazgo y ahora quiere seguir formando parte de este proyecto. Tal y como explica Hernández, "podría jugar en cualquier otro equipo, pero no quiere desvincularse de la familia que es Rhule".

En el caso de Brian, él fue de las primeras generaciones de la escuela. Era un niño que no tenía una buena situación familiar y los estudios no eran lo suyo. Ahora, tras aprender los valores que inculca este club de baloncesto, Brian ha continuado con sus estudios y está trabajando. El deporte no es solo un rato de entreno, de partidos y resultados. Es mucho más y si sabe cómo inculcarlo, se pueden cambiar muchas vidas.







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