Experiencias pasadas aportan algo de optimismo al Covirán Granada

El devenir de temporadas anteriores demuestra cómo se puede pasar de un balance idéntico al de los rojinegros a salvarse con cierta holgura y viceversa

Coviran Granada Laguna Tenerife
Jacob Wiley durante el encuentro ante La Laguna Tenerife en el Palacio | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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A nadie escapa que el Covirán Granada afronta una situación sumamente complicada. La derrota del pasado fin de semana ante BAXI Manresa unida a las victorias de Río Breogán y Bàsquet Girona deja a los rojinegros como colistas de la ACB y único equipo que, hasta el momento, tan solo suma una victoria. Un escenario totalmente nuevo para los granadinos que siempre habían escapado de la zona baja de la tabla, ocupando los puestos de descenso en contadas ocasiones.

Las alarmas han saltado y todas las miradas se fijan en la oficina ubicada en la Avenida Salvador Allende esperando un refuerzo inminente que cambie la dinámica del equipo y palie la falta de centímetros más que evidente. Conocedores de que dicho fichaje no llegará, al menos en un futuro cercano, así lo confirmó Pablo Pin en rueda de prensa antes del viaje a Manresa, queda buscar todos los aspectos positivos necesarios para mantener el optimismo antes del gran encuentro de este fin de semana.

La posición de Covirán Granada en el último puesto llama al desánimo, pero la clasificación puede arrojar algo de luz en este oscuro inicio de temporada si se echa la vista atrás. En la temporada 22/23, primera de los granadinos en la Liga Endesa, la puesta de escena fue brillante para ellos. Cuatro victorias y tres derrotas en las primeras siete jornadas, un balance que los situaba en la décima posición de la tabla. En la parte baja se ubicaban Casademont Zaragoza, Real Betis y BAXI Manresa, tres equipos que tan solo habían cosechado una victoria en siete partidos.

Diez jornadas después, es decir, al término de la primera vuelta, los de Pablo Pin ya se situaban en la décimo cuarta posición habiendo conseguido un único triunfo en diez partidos. Por su parte, Zaragoza salió del descenso al contar con cuatro victorias y 13 derrotas, mientras que sevillanos, madrileños y manresanos seguían luchando en el fango con tres victorias y 14 derrotas. El desenlace de aquella temporada ya se conoce. Covirán Granada se salvó 'in extremis' condenando al descenso a Betis y un Fuenlabrada sentenciado demasiadas semanas atrás. Por su parte, Manresa y Zaragoza, a priori aspirantes a perder la categoría por su inicio de campaña acabaron ambos con doce victorias y ocupando las posiciones 12º y 13º. Un ejemplo de cómo las dinámicas y el seguir trabajando y confiando son vitales para salvar una temporada. 

El mejor ejemplo de por qué no se debe dar por muerto a Covirán Granada en noviembre se encuentra en el pasado curso baloncestístico. En la jornada 7, Breogán, Palencia y los rojinegros contaban con una victoria y seis derrotas. Si el hecho de que los de Pin cuenten con el mismo balance que el año pasado y que, aun con su mal inicio, lograron salvarse no es suficiente para levantar el ánimo, es conveniente fijarse en Monbus Obradoiro. 

Los gallegos afrontaron la octava jornada de la temporada 23/24 con cuatro victorias y tres derrotas en su casillero, unos resultados que le permitían situarse en undécima posición. Pocos pensarían que los de Moncho Fernández podrían ser candidatos al descenso en aquel momento. Con un desempeño intermitente, alternando un triunfo cada dos derrotas, Obradoiro llegó al final de la primera vuelta con seis victorias y once derrotas, empatado con Andorra y a un solo triunfo de Girona y Bilbao. El final de esta historia también es conocido. Una mala racha de diez derrotas consecutivas llevó a los de Moncho Fernández a un pozo del que no pudieron salir. El equipo que empezó con un balance que hoy día firman conjuntos como Zaragoza, Andorra, Joventut, Baskonia o Lleida, acabó descendiendo llegado el mes de mayo. Un ejemplo que demuestra como absolutamente nada está decidido en noviembre y cómo lo importante nunca será como se empiece, sino como se acabe. Y si de experiencia en estas situaciones se trata, no cabe duda que Covirán es quien ostenta el primer lugar en esta faceta.