Bares y comercios ante la temporada baja veraniega en la capital: "Trabajamos al 50%"

Los establecimientos que deciden abrir en una Granada más vacía que nunca deben afrontar una disminución de sus ingresos al perder a granadinos y estudiantes

Terrazas de bares en Granada
Terraza completamente vacía en el pasaje de Recogidas | Foto: Antonio L. Juárez
Quique Briz Farran
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Es tiempo de vacaciones, sol y playa. De huir de la rutina por unos días y evadirse de lo que nos rodea habitualmente. El verano y las altas temperaturas son un caldo de cultivo perfecto para que las costas se llenen y las ciudades sin litoral queden mucho más desiertas de lo normal. La capital granadina, sin su habitual bullicio que generan sus numerosos bares y comercios que le dan vida ni los miles de estudiantes llegados de otras latitudes, luce una cara mucho más vacía que habitualmente.

Esta situación, que se da verano tras verano, obliga a bares, restaurantes y comercios a hacer malabares para subsistir. Muchos de ellos aprovechan incluso para cerrar y realizar sus propias vacaciones; sin embargo, ello no evita tener que planificar gastos durante estos duros meses. Los negocios que deciden mantenerse abiertos, maniatados ante la falta de clientela en ciertos puntos de la ciudad, deben tomar medidas para que la disminución de caja sea la más baja posible.

Durante las últimas semanas, el termómetro en la capital granadina ha llegado a marcar en algunos momentos cifras superiores a los 40ºC. Unas condiciones que causan la marcha de muchos de la ciudad. Los que trabajan aprovechan días libres y fines de semana para huir del calor temporalmente, lo que acentúa la despoblación. Basta con pasear por ciertas zonas de bares, otrora repletas hasta la bandera y donde encontrar mesa para tomar algo se presuponía como un reto, con terrazas completamente vacías en el mediodía de un fin de semana.

Gregorio García, presidente de la Federación Provincial de Hostelería y Turismo de Granada, asegura para GranadaDigital que en la capital "se trabaja en un porcentaje del 50%". Algo que pone a los bares y restaurantes en una tesitura difícil, a la que si bien ya están acostumbrados año tras año, supone un reto para este sector. "En términos generales todo baja muchísimo, porque la gente prefiere irse a la playa y estar de viaje en otro lado", comenta.

La hostelería menos penalizada es quizás la del estricto centro de Granada, donde algunos turistas, especialmente extranjeros, resisten a las altas temperaturas y pasan por la ciudad un breve periodo de tiempo aprovechando sus viajes a las costas españolas. Según Gregorio García, esta situación "se da en todas las zonas, excepto en los barrios del centro, donde hay turistas". Sin embargo, tampoco se salvan del todo, pues a pesar de estar en el meollo de la ciudad, "las altas temperaturas obligan a quedarse en casa a muchos" incluso en esta zona.

En cuanto uno se aleja del alboroto del centro, cuesta más encontrar bares abiertos. Los barrios y las zonas estudiantiles, especialmente estas últimas, son las más penalizadas en lo que a la hostelería se refiere. La Universidad de Granada cuenta con 60.000 estudiantes universitarios, muchos de ellos de fuera. Este grueso de población joven llena terrazas al realizar una activa vida social. Cuando acaban sus exámenes y se van a sus casas o de vacaciones, dejan zonas como la calle Pedro Antonio o Gonzalo Gallas, cercanas a facultades, desprovistas de vida. "Al no tener una población de 60.000 estudiantes más, se nota bastante en la hostelería y en el ocio", asegura Gregorio García.

Ante esta situación, los bares y restaurantes deben arrimar el hombro y cerrar sus establecimientos ante la poca demanda de usuarios. "Se va llevando como se puede, es difícil", concluye el presidente de la Federación.

Terraza vacía en el centro de Granada | Foto: Archivo GD

Mientras, los comercios también se encuentran ante la misma problemática cada verano. Muchos, al igual que en la hostelería, deciden aprovechan para cerrar, aunque eso conlleva una previsión exhaustiva por parte de los negocios. Según su ubicación, los efectos de los negocios pueden ser realmente distintos.

Para ello, los comercios, tanto los más pequeños como las grandes superficies, se preparan mucho antes para estos duros meses. "Una vez llegadas las vacaciones, la franja de consumidores se desplaza hacia donde tengan sus respectivas vacaciones", reconoce Miguel Moreno, de la Federación Provincial de Comercio. Ante esta tesitura, no es casualidad que los negocios pongan ofertas justo antes de la llegada de la temporada baja. "Tenemos campañas de rebajas justo antes para poder coger liquidez a la hora de afrontar esta nueva temporada", explica. De esta manera, se liquidan los productos de cara a los meses estivales y se hace algo de caja previa a los posibles cierres.

Esta manera de trabajar de los comercios para paliar los daños que causa una Granada mucho más vacía ya es habitual. "Son sistemas organizativos que tenemos ya bastante depurados", comenta Moreno. "Hacemos previsiones de ahorros e intentamos aplazar el mayor número de gastos, además de aprovechar para dar vacaciones a los trabajadores", comenta. La situación obliga a quedarse "con lo mínimo si vamos a mantener el establecimiento abierto". "Si no se deja abierto, ahorramos así en consumo energético. Hay que buscar la rentabilidad para no tener el personal ahí, o en su defecto hacer contratos de sustitución", apunta.

Hay un factor para los comercios que amaina la tormenta una vez pasado el verano. La campaña de septiembre, sumada a la habitual 'vuelta al cole' en las grandes superficies "hace que la situación no sea tan grave". De esta manera, los establecimientos se preparan para vender lo máximo posible antes y después del verano, sabiendo que en los meses estivales no se podrá producir una caja al mismo nivel.

Una duda que asoma incluso dentro de los miembros de la Federación es si las grandes superficies mantendrán sus puertas abiertas todos los días de agosto. Estos comercios no siempre se suelen ubicar en el centro de Granada, donde los efectos no son tan grandes. "Las grandes superficies a veces no pueden abrir únicamente para el turista, pues económicamente no les es tan rentable. Estas son las dudas que tengo respecto a los grandes formatos comerciales y el hecho de si van a abrir durante todo el verano o no", explica Moreno.

Respecto a la ubicación, algunos comercios en los barrios mantienen sus puertas abiertas. "Seguimos estando y prestando servicios a los vecinos, pues no todo el mundo se puede ir de vacaciones", comenta Moreno. En el centro, mientras, los turistas internacionales ayudan a que la situación no sea tan mala, si bien el turismo no está directamente relacionado con el consumo en los comercios, tal y como menciona Moreno, aunque sí puede contribuir.

Bares, restaurantes y distintos comercios de la capital arriman el hombro ahora para que los efectos de la temporada baja veraniega sean lo menores posibles. La supervivencia y salud de todos ellos es clave para que, cuando muchos vuelvan de vacaciones y los estudiantes vuelvan a repoblar la capital granadina, lo tengan todo listo para volver a llenar sus establecimientos y volvamos a ver de nuevo el habitual bullicio en todos los rincones de la ciudad.







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