Organizaciones que miran desde el presente hacia el futuro

Para acertar en la creación de los escenarios venideros es fundamental tener muy en cuenta el contexto externo

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Mirar al pasado es considerar que es imprescindible para saber vivir bien. El futuro también aguarda y nos llama | Foto: J. C. M.
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Normalmente la gente en las organizaciones de divide entre aquellos que miran desde el presente al futuro y aquellos que miran desde el presente al pasado. Conozco de las dos clases.

La verdad es que a mi no me gusta ser exdirector, porque no aporta nada al momento actual las cosas que yo, mi equipo y todos los profesionales y trabajadores de la institución pudimos hacer en un momento dado.

Escribía hace unos meses un artículo titulado: Vivir el presente: quien no tiene un ojo en el pasado no aprende, quien tiene los dos no avanza. En él, hablaba de que el tiempo es el mismo para todos, pero la forma en qué lo percibimos varía en función de muchos elementos. Y añadía: "Hemos de mirar al futuro, pero no con los ojos del pasado. El presente es la clave, es el regalo".

En la mente es maravillosa, leí lo siguiente: Dice Carlos Fuentes que "el pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo". Vivir en el pasado anclado o pendiente de qué pasará en el futuro es una manera de perderse el presente. El recuerdo sin rencores nos permite vivir mejor el presente. Vivir en el pasado es elegir morir en el presente y negarnos la posibilidad de poder disfrutar de un futuro mejor. Dice un proverbio ruso que "añorar el pasado es correr tras el viento". Mirar permanentemente hacia atrás e instalarse en el pretérito suele ser propio de personas que tienen miedo al presente, al devenir de la vida, a lo incierto y se aferran al pasado porque conocer lo que ocurre les otorga seguridad. Y de estos hay muchos.

Decía Alberto Manguel que es un hecho curioso que tanto la noción de tiempo como la de espacio, frutos del cerebro humano, condicionan todos nuestros actos, nuestra visión del mundo y también nuestra identidad. El universo ignora el ayer y el mañana, el antes y el después, arriba y abajo, izquierda y derecha. Pero nosotros los humanos venimos al mundo conjugando en tiempos distintos los verbos que todavía no sabemos pronunciar.

Para acertar en la creación de los escenarios de futuro es fundamental tener muy en cuenta el contexto externo. Muchas veces los fallos estratégicos están relacionado con los prejuicios. No se puede construir una estrategia ignorando lo que puede ocurrir fuera de la organización.

El futuro no es el largo plazo. El futuro es también porvenir, lo que está por llegar y que viene hacia ti, porque el futuro viene hacia nosotros y no al revés. La prospectiva es la atención que damos a ese futuro. Trabajamos con el futuro para el presente. Y la clave es cómo trabajamos la estrategia en función de ese futuro que se nos viene. Por ello es necesario crear un contexto estratégico.

De todas formas, mirar al pasado es considerar que es imprescindible para saber vivir bien. El futuro también aguarda y nos llama. Las grandes decisiones de la vida son también algo rompedoras, diferentes, arriesgadas y valientes. Las tesituras en las que somos capaces de encontrarnos, esos cruces de caminos sin resortes, sólo con un par de referencias, pero donde todo parece nuevo, nos enseñan la gran lección de la novedad de la existencia.

Y vivir el momento presente significa estar saboreando momentos que estás viviendo. Es disfrutar estando completamente presente durante una conversación, tomando el sol sin preocuparse por el día de mañana o la próxima semana, viendo el amanecer y disfrutando del sonido de los pájaros. Pero, vivir en el momento presente requiere también que tengamos esperanzas y sueños. No hablamos de las esperanzas y sueños con los que obsesionarnos en cada minuto de todos los días, sino que hablamos de algo que nos mantiene en marcha; algo que nos mantiene caminando y que nos hace trabajar.

El momento presente es el único momento que podemos controlar ahora. Cada momento es un regalo. Los planes, a menudo, no ocurren de la manera que deseamos o esperamos.

Y para mirar el futuro hay varias cosas que podemos hacer:

1. El primer paso es hacernos el autodiagnóstico
2. El segundo paso tiene que ver con la esperanza, que implica creer en el futuro, sin dejar de vivir el presente

Y cómo decía Eduard Punset, el pasado fue siempre peor, y no hay duda de que el futuro será mejor. Porque el presente se compone de pasado (mirando con un solo ojo) y de futuro (con la mirada abierta, con los dos ojos bien abiertos). Miremos el futuro con esperanza. Vivamos el redentor con felicidad. Feliz Navidad.







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