No es el liderato, pero André Ferreira puede valer un ascenso directo (1-1)

El portero luso, que entró por sorpresa en el once ante la baja de última hora de Raúl Fernández, se erigió en héroe de un partido loco

André Ferreira atrapa el balón durante el encuentro ante el Alavés | Foto: LaLiga
Sandra Muñiz Fernandez
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André Ferreira puede valer un ascenso directo. Desde el principio se notó que ambos equipos se jugaban la vida. La dureza fue el sino de un enfrentamiento donde lo más fácil habría sido decir quién de los que participaron sobre él no vieron la cartulina. Entre tanto, en lo que fue el juego puramente hubo varios partidos en uno. Un primero que pareció del Granada con un penalti que se encontró Uzuni para adelantar a los suyos desde los once metros y otro desde la expulsión de Sergio Ruiz donde el Alavés se volcó y los de Paco López resistieron gracias a André Ferreira. El guardameta luso fue la gran sorpresa de un once del que se caía el salvador de tantas y tantas veces, pero el espíritu de Raúl Fernández lo adoptó y de qué manera para salvar a los suyos el portugués. Un invitado a la fiesta inesperado que acabó siendo capital para que el Granada no se volviera a casa de vacío. Tampoco lo hará con el liderato en la maleta, pero visto lo visto, la actuación del cancerbero bien vale un ascenso directo. Salvador. Reparto de puntos y quedarán tres partidos para certificar la promoción. 

Ni siquiera aquello que no se puede controlar se alía con el Granada donde más le cuesta. Con la alineación de Paco López comenzaron ya los contratiempos para los rojiblancos que tendrían que jugársela en esta nueva final de Mendizorroza sin uno de los nombres que más podían doler. Un hombre que desde que accedió al puesto se hizo enorme bajo palos: Raúl Fernández. En su lugar, volvió un André Ferreira que hace tiempo regresó de su lesión, pero al que el altísimo nivel de su compañero le siguió relegando al banquillo… hasta hoy. Esta vez fue Raúl el más que probablemente experimentó unas dolencias de última hora que le obligaron a perderse esos duelos en los que todo jugador quiere estar. Además de Raúl, el técnico valenciano introdujo tres modificaciones con respecto a los once que partieron de inicio en la pasada jornada frente al Eibar. Pol Lozano y Sergio Ruiz volvieron a tener su oportunidad en detrimento de esa dupla Bodiger-Petrovic de confianza del entrenador en las últimas fechas. El último cambio de piezas fue el de Puertas por un Weissman que pareció dar, por momentos, pasos atrás en esas preferencias del técnico.

El duelo comenzó con susto y de los grandes para el Granada, apenas iniciado el crono, al que un error de Miguel Rubio a punto estuvo de costarle el primero ante un Alavés que salió enchufadísimo al encuentro espoleado por el ambientazo de su afición en Mendizorroza. Los de Paco López empezaron sufriendo en defensa con balones a la espalda para que corrieran los Rioja, Miguel o Villalibre, que fueron los protagonistas de generar las primeras ocasiones de peligro para los suyos. Por su parte, los rojiblancos, empezaron dubitativos y con una especie de dejà vu que pareció reavivar los fantasmas recientes. La creación y el ataque recordaron esa niebla de los enfrentamientos recientes, pero los rojiblancos pusieron en práctica eso de que “tarde o temprano hay que despertar”. Antes que la fluidez, los nazaríes se encontraron con el gol. Estuvo ávido Weissman para rozando el minuto 20 penalizar un fallo de Abqar y asistir a Uzuni para que, en el intento del albanés de anotar recortando al guardameta, este le derribara. Pena máxima y alegría para el Granada. Aunque por allí se acercó Quini, el balón fue para el pichichi de Segunda, que anotó uno más en su cuenta particular y se desquitó de esa sequía transitoria que le acompañó desde su último tanto ante Las Palmas.

Uzuni batió a Sivera, que le adivinó el lanzamiento, pero al que el albanés en el momento del lanzamiento ya sabía que no podría llegar. Como agua en el desierto, este tanto cambió completamente la cara al Granada que se volvió a creer que es mucho más que esa versión tímida que mostró estas últimas jornadas. Pol Lozano y Sergio Ruiz empezaron a carburar en la creación y la niebla se tornó poco a poco en luz. Sin embargo, poco o nada más pasó en una primera mitad donde corrió el tiempo entre interrupciones. Tras el tanto floreció la dureza propia de la tensión de un encuentro que es más de medio ascenso directo y, junto a la cartulina que vio el guardameta, fueron cuatro más las que se mostraron antes de que ambos equipos enfilaran el túnel de vestuarios –entre ellas al entrenador del equipo babazorro Luis García Plaza-.

Como ya ocurriera tras el pitido inicial, la segunda parte se inició con el equipo local nuevamente volcado. En esos primeros minutos más dominantes por parte del conjunto vitoriano, Mendizorroza esperó acontecimientos enmudecido, lo que la afición granadinista aprovechó para hacerse notar. No se trataba de Los Cármenes, pero sí lo pareció por momentos. Entonces, otro acontecimiento cambió completamente la cara al partido. Llegó en forma de expulsión de Sergio Ruiz que ya había visto la cartulina. Le mostró la segunda Caparrós Hernández y el partido se dinamitó. Los de Paco López volvían a lo más bajo de la montaña tras haber escalado casi hasta la cima y afrontó media hora con un jugador menos. El Alavés que había empezado mejor este segundo parcial olió la sangre y no tardó en poner las tablas por medio de Luis Rioja, que culminó una gran jugada local tras centro puesto con música por parte de Miguel.

Paco López se vio entonces obligado a mover el banquillo e introdujo a Bodiger y Puertas por Melendo y Callejón en un intento por extinguir el incendio antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, el conjunto babazorro siguió encontrando muchas vías de agua y, sobre todo, se le vio especialmente incisivo al contragolpe. Tanto que hasta André Ferreira en el día de su regreso se tuvo que vestir de Raúl Fernández para salvar a los suyos en varias ocasiones. Mientras tanto, el encuentro siguió descontrolado y el festival de tarjetas continuó. El colegiado que, por momentos, pareció decir “jueguen” y no querer convertir el partido en un festival de cartulinas, no evitó que se le acabara desbordando. Todavía tuvo el Granada tiempo para que André Ferreira se tornara en héroe nazarí en esta noche de locura. En un nuevo giro de guion una mano de Quini que no pasó desapercibida para el VAR y que ratificó el colegiado tras ir a ver el monitor, el Alavés tuvo la oportunidad de adelantarse desde los once metros. En ese cara a cara, André Ferreira sacó una estirada espectacular para negar un tanto no de la victoria, pero sí con sabor a definitivo.

Si el encuentro no había tenido ya de todo, el Alavés que había jugado con ventaja numérica durante buena parte del tiempo, fue el que se quedó ahora con diez. Entonces, Paco López dio rienda suelta a Bryan – en un doble cambio junto a Petrovic-. En ese correcalles, el ‘26’ se mueve como pez en el agua y lo cierto es que volvió a dejar detalles de esa chispa y electricidad que atesora. Ya no pasó nada más en un partido loco, donde hubo muchos encuentros en uno, pero en el que sobresalió un héroe inesperado. Un André Ferreira que hizo lo más difícil, que el Granada no echara de menos a Raúl Fernández.

Ficha técnica:

Alavés: Sivera, Sedlar, Tenaglia, Duarte, Abqar, Salva Sevilla, Blanco, Rober, Rioja, Miguel, Villalibre.

Granada CF: André Ferreira, Quini, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Neva, Pol Lozano, Melendo, Sergio Ruiz, Callejón, Uzuni, Weissman.

Árbitro: Iván Caparrós Hernández, del comité valenciano. Amonestó a los locales Salva Sevilla, Rubén Duarte -expulsado por doble amarilla-, Luis García Plaza (entrenador) y Villalibre y del lado visitante a Neva, Sergio Ruiz -expulsado por doble amarilla-, Puertas, Ignasi Miquel y Pol Lozano.

Incidencias: partido correspondiente a la 39ª jornada de la Liga Smartbank disputado en el estadio de Mendizorroza.

 

 







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