Los últimos buscadores de oro de Granada: "El de aquí es de máxima pureza"

Luis, José María y Fernando recorren los principales afluentes de la capital en busca del metal más preciado de todos los tiempos

Los últimos buscadores de oro del siglo XXI en Granada - Celiaperez - con mosca (2)
Este grupo de aficionados extrae uno de los minerales más valiosos de la ciudad de la Alhambra | Foto: Celia Pérez
Elena Parra
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Son alrededor de las 12 horas del mediodía, Luis Jurado nos recibe a las afueras de Lancha del Genil para mostrarnos uno de sus mayores hobbies: la búsqueda de oro. Junto al paseo de la Fuente de la Bicha están también José María Hurtado y Fernando Díaz. Este grupo de aficionados ha encontrado un pasatiempo de lo más peculiar, y es que, la fiebre del oro llegó a sus vidas hace poco más de cinco años y desde entonces no han dejado de buscar entre las aguas del río Genil y Darro.

Luis, Fernando y José María se conocieron compartiendo este hobby. Fernando es el más veterano, lleva algo más de seis temporadas acudiendo a orillas de los principales afluentes que discurren por debajo de la Alhambra. "El río Darro en sus tiempos mozos estaba cargado de oro, pero lo explotaron tanto que ya no se encuentra nada allí", destaca Fernando. Ha dedicado su vida a la enseñanza como profesor de Educación Física, pero desde que se jubiló no hay semana que no acuda a su cita con la naturaleza en búsqueda de este valioso metal. "Somos los últimos buscadores de oro", puntualiza.

Luis, Fernando y Jose María dedican su tiempo libre a buscar oro en el río Genil | Foto: Celia Pérez

Durante todos estos años, el veterano ha conseguido recolectar algo más de 36 gramos de oro puro, con lo que tiene asegura que ya puede "hacer una onza", pero se quiere esperar "porque el oro no ha alcanzado su máximo valor". Este preciado hobby es un trabajo minucioso, sacrificado y que requiere mucho tiempo. "No todo el mundo vale para esto", destaca.

"El oro que encontramos en Granada es puro, es oro nativo"

Mientras se atavían con un mono pesquero, unas botas de agua y recogen algunos de sus utensilios más rudimentarios, Luis cuenta que existen unas piedras magnéticas que les ofrecen la certeza de hallar oro en el lugar: "Las llamamos piedras chivatas porque nos dicen dónde se están acumulado los metales más pesados del río. Es una buena señal para comenzar a minar en esa zona". La tarea les obliga a estar muy atentos, no obstante, el goteo incesante de gente interrumpe la concentración con alguna que otra pregunta sobre lo que hacen en el río. Un grupo de niños excursionistas curiosean por la zona mientras entre ellos se preguntan: "¿Cómo que hay oro?", "¿y qué hacen con lo que encuentran?", "¿son buscadores de oro?".

El oficio no es nada fácil, buscar oro en agua en movimiento es como buscar una aguja en un pajar. "Es muy difícil encontrar el oro, hay que tener mucha vista, conocer el terreno y sobre todo tener paciencia", destaca José María. Este joven se dedica a la agricultura y desde hace dos años emplea su tiempo libre en la marcha por el oro: "Desde siempre me ha apasionado el mundo de la geología y los minerales, pero cuando descubrí que en Granada había oro me puse manos a la obra".

Con mapa en mano y la pala acuestas, estos buscadores de oro no pierden la esperanza. "Un día hay más suerte, otros días no tanta, a veces tocas en sitios que crees que no y de repente te lo encuentras", comenta José María ilusionado. Dos años ha tardado este joven en hacerse con cinco gramos de oro. "Lo poco que se saca se debe ir acumulando porque no merece la pena venderlo", dice. Tal vez algún día le salve de un apuro, pero mientras tanto seguirá siendo "un bonito recuerdo que no pierde valor".

Luis viene casi todos los domingos a llevar a cabo su cometido y siempre se lleva algo. "Hacemos un día de campo diferente y la naturaleza nos recompensa con unas láminas de oro", relata mientras muestra un pequeño recipiente colmado de lascas doradas.

36 gramos de oro puro | Foto: Celia Pérez

"El oro que encontramos en Granada es puro, es oro nativo", remarca Fernando. "Se desprende del conglomerado de la Alhambra"- una formación rocosa que esconde el metal más valioso de las últimas décadas-. "Los aztecas lo llamaban las lágrimas del sol", asevera.

"El precio del oro del Genil está muy por encima del valor de mercado"

Actualmente el oro de "máxima pureza", es decir, el de 24 quilates ronda los 72 euros por gramo. "El precio del oro del Genil está muy por encima del valor de mercado porque no viene de minas ni de industria, esto es artesanal", expone Fernando.

Por otro lado, Luis, como buen aficionado, se ha abierto un canal de YouTube bajo el acrónimo de 'Oro Aureano Granada' donde expone alguna de sus expediciones y ayuda a resolver los enigmas sobre esta práctica tan curiosa. "Hay mucha gente que me escribe para venir a buscar oro, pero tampoco quiero provocar la fiebre del oro y les doy largas", reconoce.

En este mundillo ha comenzado a ser reconocido como el 'Aureano del siglo XXI', Luis admite que su intención es hacerse una pequeña joya de este mineral donde poder grabar su nuevo alias y guardarlo para la posteridad.

Fernando: "El oro no tiene amigos"

La veteranía de Fernando le otorga cierto prestigio en su labor, algunos curiosos no dudan en ponerse en contacto con él para hallar una 'pepitilla' de oro: "Yo les digo que el oro no tiene amigos".

"Con una pala de acero que pesa más de tres kilos y medio, he conseguido levantar las grandes rocas en zonas preservadas y he encontrado hasta 25 gramos de oro", recalca. "Le dedico una jornada de cuatro horas y siempre me llevo algo", añade.

Sin embargo, la temporada finaliza con la llegada de la primavera. Las abundantes precipitaciones de estos últimos meses han propiciado una crecida abundante del caudal de los ríos, lo que dificulta en gran medida el trabajo de estos exploradores de metales. "Los ríos bajan desbocados y la fuerza del agua nos impide la tarea", puntualizan. "El deshielo nos obliga a parar hasta el próximo otoño", admiten mientras recogen sus utensilios y rebañan la última pedrada en busca de un último ápice dorado.