Las mejores rutas a pie o en bici para conocer la Costa Tropical esta Navidad

El litoral granadino aglutina una amplia red de veredas, caminos y senderos que recorren todos sus municipios

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La Costa Tropical ofrece alternativas de playa y monte para disfrutar en familia o con los amigos | Foto: Portales de Turismo Costa Tropical y Motril / Archivo
Miguel López Rivera
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Desde la playa nudista de Cantarriján, en el límite de La Herradura con la provincia de Málaga, hasta la de El Pozuelo, en la frontera con la de Almería; la Costa Tropical de Granada se extiende a lo largo de casi 80 kilómetros a través de una compleja orografía que incluye cabos, calas, formaciones rocosas y arenales. Un destino de lujo para el baño durante los meses de verano, pero también una alternativa rural de gran interés para hacer una escapada familiar durante las vacaciones de Navidad, siempre y cuando se respeten las medidas sanitarias vigentes en cada momento.

No obstante, si para esas fechas que ya se aproximan no se han levantado los cierres perimetrales, quizás le interese apuntar qué puede hacer cuando la pandemia del coronavirus nos dé un respiro. Y si usted ya vive en alguno de los 18 municipios que conforman esta privilegiada comarca que da salida por mar a la provincia de Granada, aquí podrá encontrar un buen resumen de rutas para hacer a pie o en bici con amigos, en familia o sencillamente para ponerse en forma.

El senderismo es una alternativa que puede disfrutarse en la Costa Tropical.

Las sendas y veredas al aire libre se entrecruzan con caminos y carreteras comarcales idóneas para la práctica de la actividad física entre los

distintos municipios de la Costa Tropical, que complementan su oferta con parajes de entornos naturales como Cerro Gordo, La Herradura, Tesorillo-Salobreña o los acantilados de Calahonda. Y todo en un entorno espectacular y de una belleza encantadora. Existen más de 100 caminos rurales, sendas por la línea de costa o los valles y senderos de monte bajo. Y para todos los tipos: rutas cortas y agradables, en llano y, para los más aguerridos, otras de largo recorrido que se adentran en los pueblos del interior hasta conquistar comarcas del resto de la provincia: Sierra Nevada, el Valle de Lecrín y, cómo no, la Sierra de la Contraviesa.

La Costa Tropical a través de sus castillos

La Costa Tropical reúne un patrimonio natural y arquitectónico que es heredero del paso por la zona de multitud de pueblos y civilizaciones milenarias. Un aliciente más para disfrutar cada rincón y kilómetro. Asentamientos neolíticos, colonias fenicias y púnicas, acueductos, jardines históricos, azucareras y, por supuesto, castillos. Un tipo de fortificación muy común en los litorales españoles y, particularmente, en el antiguo Reino de Granada y también tras la Reconquista. Piratas, ladrones e invasores de todo tipo obligaron a las autoridades de cada época a reforzar la vigilancia en la línea de costa, dejándonos un paisaje trufado de fortalezas, torres y atalayas. Muchas de estas construcciones se pueden visitar. Otras, no. Pero en todos los casos merece la pena disfrutar del camino, parar a tomar un refrigerio y contemplar su belleza exterior.

El más occidental es el Castillo de La Herradura, del siglo XVIII. Está ubicado a pocos metros de la playa y fue mandado construir por Carlos III para que sirviera de comunicación con la torre vigía de Cerro Gordo y de la Punta de la Mona. Eran otros tiempos. Sin teléfono ni avances similares, la altura y las señales constituían una forma rápida y eficaz de transmitir un mensaje entre territorios de una misma región geográfica, aunque a cierta distancia entre sí. Como pasaba, por ejemplo, en el Castillo de San Miguel, en Almuñécar, que data del siglo XIV. Se trata de una fortaleza que aúna lo mejor de la época musulmana con la cristiandad y, por si eso fuera poco, está aderezada con restos romanos. Está ubicado en el Cerro de San Miguel, que se localiza en el barrio del mismo nombre.

Vista del Castillo de Salobreña.

También en una colina se alza la que es, de cuantas existen, la fortificación más conocida de la Costa Tropical. No podía ser otra que el Castillo de Salobreña. Imponente, corona este enclave estratégico del litoral granadino. Salobreña es el tercer municipio por población de toda la comarca y, para muchos, un destino vacacional ineludible a caballo entre Motril y Almuñécar. Subir al Castillo de Salobreña es en sí misma una forma de hacer piernas -y turismo- por el casco antiguo del pueblo. Para llegar hasta él hay que atravesar un bosque de casas blancas, preciosas, que se confunden mientras la pendiente se empina. Una vez se llega a la cumbre del promontorio roquedo nos encontramos el castillo, de planta trapezoidal formado por tres recintos: uno interior de planta triangular, que se corresponde con la alcazaba o alcázar nazarí, jalonada por cuatro torres (la Torre del Homenaje, la Torre Nueva, la Torre del Polvorín y la Torre Vieja); y otros dos estrictamente defensivos construidos por los cristianos a finales del siglo XV. Se construyó con fines estrictamente militares, aunque durante el periodo nazarí albergó además un palacio real que también sería utilizado como prisión real. La panorámica de toda Salobreña y parte de la Costa Tropical que se puede disfrutar desde ahí arriba es simplemente estremecedora.

La Costa de Granada alberga un sinfín de estas construcciones. A saber: el Castillo de Carchuna, el de Castell de Ferro, el de La Rábita, la Torre de Cerro Gordo, la de la Punta de la Mona, la de la Defensa de Galera, la de los Diablos, la del Cambrón, la de Cautor, la Vigía de La Rábita, la de Melicena o la Torre de Defensa de Baños, del siglo XVIII. Una estructura de artillería restaurada que da nombre a la Playa de Castillo de Baños y a las localidades de Castillo de Baños de Arriba y Castillo de Baños de Abajo; todas ellas pertenecientes al municipio de Polopos.

A pie o en bicicleta

El clima y la variedad orográfica permiten al paseante poder organizar una ruta en cualquier estación del año que no sea necesariamente la de verano. El centenar de caminos rurales dan para todos los públicos y niveles de exigencia física. Una opción es realizar un paseo tranquilo por la línea de playa en los varios senderos circulares fáciles que discurren entre fincas de frutos tropicales por Motril, Salobreña o zonas del interior tales como Otívar, Río Verde, las rutas del Minchal y Guindalera -en Molvízar e Ítrabo- o las del Río de la Toba. Sin olvidar el sendero de Lagos-Lújar, las Angosturas de Albuñol, el Pico del Águila de Gualchos o las impresionantes veredas entre viñedos de Polopos, Sorvilán, Rubite, Albondón, Murtas o Turón.

Para los apasionados de los pedales, existen rutas donde la belleza paisajística hace un maridaje perfecto con el deporte al aire libre. En la de los Anejos, de entre dos y tres horas y media de duración y un desnivel acumulado de 372 metros en sus casi 40 kilómetros, podremos recorrer la inmensidad de Motril a través de varias de sus localidades: Carchuna, Calahonda y Puntalón. Además, en su cota 100 se atraviesa en alto Torrenueva, pero antes se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas del Faro de Sacratif, que recibe su nombre del cabo tantas veces estudiado en los libros de geografía. Asfalto, tierra y playa se combinan en esta apasionante aventura.

Excursionistas en una zona pantanosa.

Los amantes del ciclismo BTT tienen una cita con la Ruta de la Bullarenga o con la del Mar. La primera es todo un clásico que, sin salir de Motril, ofrece una alternativa serrana al habitual paisaje de playa. Se trata de un pinar que ejerce como pulmón de la capital de la Costa Tropical, a la par que se entrecruza con otros caminos mientras podemos hallar la presencia de matorral y otras especies botánicas autóctonas de la zona. La Ruta del Mar, por el contrario, es más suave. De intensidad baja, discurre paralela a la costa, como su propio nombre indica. Particularmente, por Playa Granada y la Playa de Poniente, ambas en Motril. Los barrios pesqueros y portuarios de la ciudad, la desembocadura del río Guadalfeo o el campo de golf se quedan al paso del ciclista en este paseo de 23 kilómetros con una duración de entre 90 y 150 minutos que supera un desnivel de apenas 55 metros. Minasierra, los Tablones, el Cerro del Toro o la de la Sierra son otras rutas interesantes.

El resto de municipios de la comarca -unos más cercanos a la línea de playa y otros más de interior- también esconden excepcionales parajes para disfrutar con la familia o los amigos. Destacan entre todos ellos Lentejí, Vélez de Benaudalla, Castell de Ferro, Almuñécar, Salobreña o la famosa Ruta del Castillejo de Los Guájares.

Una parada para comer

Y como todo lo anterior genera un desgaste importante, en algún momento del día habrá que comer. La Costa Tropical ofrece una oferta gastronómica espectacular que se complementa con un tiempo envidiable. La clásica tapa 'granaína' con cerveza se puede degustar en bares y restaurantes, pero también -cómo no- en los chiringuitos. Chiringuitos como los que hay, por ejemplo, en la Playa de San Cristóbal de Almuñécar, con vistas al Peñón del Santo. Pero en el resto del litoral granadino hay muchos más ejemplos. Habas con jamón, remojón, ensaladas y el famoso pescaíto frito en los espetos. Ningún lugar como el litoral granadino para el deleite de los sentidos espoleado por productos tan selectos como la famosa quisquilla de Motril.

Surtido de frutas típicas de la Costa Tropical.

Por otra parte, el agroturismo también permite al visitante encontrarse con otros dos elementos oriundos de la Costa Tropical: los frutos tropicales -que le dan nombre- en el Valle del Río Verde, Los Guájares, la Vega de Salobreña y la de Motril; y la caña de azúcar, cuya ruta está declarada como Bien de Interés Cultural y de la que germina el Ron Montero, que se produce en la única bodega que destila, elabora, envejece y embotella ron en toda Europa. Respecto a las frutas tropicales, el visitante se encontrará chirimoyas, mangos, aguacates, papayas, babacos o guayabas en fincas visitables en las que se podrá probar -siempre con autorización del productor- la fruta recién cogida del árbol.

Planes variados y diversos que se concentran en un lugar que reúne unas condiciones únicas. Motril, Almuñécar, Salobreña, Torrenueva Costa, Calahonda, La Herradura, La Rábita o La Mamola… Las opciones son diversas y están a un paso. La Autovía del Mediterráneo (A-7 o E-15 en el indicador europeo) comunica todo este litoral por carretera junto a la de Sierra Nevada-Costa Tropical (A-44 o E-902). Para llegar por mar está el Puerto de Motril. Mientras que los aeropuertos Federico García Lorca Granada-Jaén, Málaga-Costa del Sol y Almería-Antonio de Torres ofrecen una alternativa aérea.

Contenido promocionado por la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A.
Más información en www.andalucia.org, www.turismoandaluz.com y www.turismocostatropical.es







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