Así es el nuevo streaming: pagar más o tener que ver publicidad

Netflix, Disney+, SkyShowtime y Prime Video encarecen sus tarifas de precios y añaden anuncios a sus planes básicos

Imagen de archivo de una televisión | Foto: Archivo GD
En el caso de Netflix, por ejemplo, la diferencia entre el plan con anuncios y el estándar sin anuncios supone el doble de precio | Foto: Archivo
GranadaDigital
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Lo que empezó como una revolución en la forma de consumir series y películas se ha convertido ahora en un terreno donde los usuarios deben elegir entre pagar más o soportar pausas publicitarias. Las plataformas de streaming como Netflix, Disney+, SkyShowtime y Prime Video han modificado radicalmente su estrategia, dejando atrás el modelo original que garantizaba contenido sin interrupciones a cambio de una suscripción.

Netflix fue la pionera en este cambio. En 2023 introdujo su primera tarifa con anuncios y, desde entonces, el resto de las grandes plataformas ha seguido sus pasos. El nuevo esquema es claro: si no quieres ver publicidad, tienes que pagar más. En el caso de Netflix, por ejemplo, la diferencia entre el plan con anuncios y el estándar sin anuncios supone el doble de precio, pasando de 6,99 euros a 13,99 euros al mes.

El precio de evitar los anuncios

Este modelo híbrido se ha convertido en la norma. Disney+ también ha añadido anuncios a su plan más asequible, aunque sin abaratarlo, lo que representa un aumento del 66%. En SkyShowtime, eliminar la publicidad implica pagar un 60% más, y en Prime Video, la diferencia es del 40%, siendo esta última la opción menos agresiva en cuanto a precios.

A pesar del aumento de tarifas y la pérdida de calidad en muchos contenidos, los usuarios siguen suscritos. La presión por dejar de compartir cuentas, la subida constante de precios y ahora la publicidad, no parecen haber provocado un gran éxodo. Todo indica que el público se ha acostumbrado a esta dinámica o simplemente no encuentra una alternativa mejor.

Menos contenido, más costes

El streaming se ha convertido, paradójicamente, en un lujo. En muchos casos, el coste de una suscripción anual sin anuncios se acerca al de la televisión tradicional. El plan premium de Netflix, por ejemplo, ha pasado de costar 11,99 euros al mes en 2015 a 19,99 euros en 2025, un 66% más caro. Además, ahora ese precio no solo implica acceso a contenido, sino el privilegio de ver ese contenido sin cortes publicitarios.

Disney+ tampoco abarata su opción básica con anuncios, mientras que SkyShowtime y Prime Video aplican incrementos moderados. Sin embargo, en conjunto, todas estas plataformas están adoptando la misma lógica: el usuario paga más, no necesariamente por mejor contenido, sino por mantener una experiencia sin interrupciones.

El modelo de negocio ha cambiado. Hoy en día, no solo pagamos por acceder a contenidos, sino por no ver publicidad, por mantener nuestra privacidad o incluso por no ser interrumpidos. En definitiva, el espectador del siglo XXI está cada vez más rodeado de muros de pago, y escapar de los anuncios se ha vuelto un lujo que no todos pueden o quieren permitirse.







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