María Toledo visitó anoche Granada en un concierto que superó expectativas | Galería

El público de la toledana bailó y vivió el flamenco al más puro estilo granadino en la sala Industrial Copera

María Toledo Industrial Copera-17
María Toledo en la sala Industrial Copera de Granada
Anna Aquilino García | @annaaquilino
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Granada se llenó anoche de arte, duende y alma, más aún de lo que acostumbra. María Toledo visitó la ciudad, una cita que, tal y como contó a Granada Digital, le transmitía respeto pero a la vez cariño.

La sala Industrial Copera, rodeada de lo que parecía una cadena humana, se fue llenando con el paso de los minutos. Eran las once de la noche y la Industrial ya estaba llena de gente que esperaba impaciente, entre humo de cigarrillos, a la cantante. Casi 900 personas miraban expectantes al escenario mientras derrochaban arte tocando palmas y bailando por ritmos flamencos. Lo que no sabían era que María estaba en el backstage, una salita pequeña y con apenas un sofá y una mesa donde se podía ver su caja de maquillaje y otras cuantas cosas con las que se estaba preparando para salir a escena. “No estoy nerviosa”, nos contaba, “sino impaciente y con ganas de darlo todo aquí en Granada”.

María estába sola, es el único ritual que tiene antes de una actuación. La flamenca define las horas previas al concierto como “las mejores horas del mundo”, “para mí no existe otro momento más mágico que salir a hacer lo que más me gusta en la vida”, comentaba minutos antes de pisar un escenario granadino por segunda vez y sin saber que la sala era un hervidero.

La sesión empezó con retraso, la toledana llegó a Granada con el tiempo justo para el concierto, lamentando no poder visitar una de las cunas del flamenco que tanto respeto le infunde. Pero al público no le importó, querían ver a María, quien finalmente salió. Aplausos y gritos le dieron la bienvenida. Unas miradas de emoción, unas expresiones de alegría y unas sonrisas que parecían sacadas del rostro de un niño,  se reflejaban en las caras de los asistentes que no paraban de acompañar cantando a la toledana.

A mitad del concierto, hizo su aparición el cantaor flamenco Parrita, una intervención que puso eufórico a los que estaban a pie de pista. Los flashes lucían entre la oscuridad de la sala mientras Parrita cantaba junto a María, un tándem mágico para los amantes del flamenco. El cariño entre ambos era evidente, la protagonista se despidió del cantaor con un abrazo seguido de un “te amo”.

El concierto siguió hasta pasada la una de la madrugada con la misma intensidad con la que empezó. Los bailes eran los protagonistas entre la muchedumbre que despidió a María con vítores y aplausos de aire flamenco.

Al final de la noche y ya fuera de la Industrial Copera, los fans coincidían, el concierto había sido algo “esagerao’”. Ellos seguían derrochando arte y garra entre los coches del aparcamiento arrancándose con palmas y taconeos.

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