El proyecto que atiende en Granada a 60 mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género

Irene Ortega y Ana Puga apoyan a las usuarias con acompañamiento emocional e intermediación laboral como técnicas del programa 'Mujeres en Modo ON VG'

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Irene Ortega y Ana Puga, técnicas del programa 'Mujeres en Modo ON VG' en Granada | Foto: Celia Pérez
Guillermo Acuña González
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En 2020, Inserta Empleo, entidad de Fundación ONCE, creó a nivel nacional el programa 'Mujeres en Modo ON VG' tras detectar que muchas de las mujeres con discapacidad que entraban a la bolsa de empleo manifestaban ser víctimas de situaciones de violencia de género. De esta forma, esta iniciativa surgió con el fin de ayudar y acompañar a estas mujeres a través de apoyo psicosocial y de ayuda para la búsqueda de un empleo o emprendimiento. El proyecto se enmarca en el Programa Operativo de Inclusión Social y de la Economía Social (Poises) y cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo.

De acuerdo a las cifras que maneja este programa, a nivel nacional un 40,4% de las mujeres con discapacidad son víctimas de violencia de género, un 20,7% ha sufrido violencia física o sexual y el 17,5% de las discapacidades son consecuencia directa de la violencia recibida.

Desde su creación, el proyecto ha atendido a cerca de 1.759 mujeres y se han formalizado 545 contratos de trabajo. A nivel andaluz, la cifra de atención ha alcanzado a 377 mujeres, de las cuales 125 han conseguido un contrato laboral.

En Granada, las técnicas encargadas de este programa son Irene Ortega, psicóloga, y Ana Puga, trabajadora social enfocada principalmente en las zonas rurales de la provincia. Como parte de 'Mujeres en Modo ON VG', ambas atienden actualmente a cerca de 60 granadinas con discapacidad que sufren violencia de género o que han sido víctimas en el pasado. El último año, 15 de ellas han conseguido un empleo a través de esta iniciativa.

"El objetivo es luchar contra la violencia de género, conseguir la inclusión social de estas mujeres y aumentar conocimientos sobre la violencia de género y discapacidad, porque hay muy pocos datos estadísticos y estamos trabajando en eso", comenta Irene, quien señala que el programa busca también sensibilizar a las empresas para luchar en conjunto ante esta lacra.

Respecto a la formalización de empleos en la provincia, la psicóloga destaca que "suelen ser números más pequeños de inserciones porque buscamos calidad en el empleo. Buscamos que no sea sólo para dos meses y que te echen, ni tampoco que sean empleos precarios". Si bien depende del tipo de discapacidad, los trabajos que suelen conseguir con las empresas en alianza son variados y van desde limpieza, conserjería o administrativos a lavandería o venta de cupones de la ONCE.

Enfoque y acompañamiento

El programa se enfoca específicamente en mujeres con discapacidad superior al 33% que estén en búsqueda activa de empleo y que sean o hayan sido en el pasado víctimas de violencia de género, para lo cual no se pide acreditación de una denuncia. "Casi la mitad son de discapacidad psicosocial, lo que quiere decir que son trastornos adaptativos, trastornos de afectividad a causa de todo eso y otra gran parte suele ser enfermedades físicas. También de discapacidad intelectual o sensorial", explica Irene Ortega.

Durante la primera etapa del proceso, a las usuarias se les hace un diagnóstico de la situación con respecto a la violencia de género, se evalúa su red de apoyo, la situación socioeconómica y su estado emocional. Luego, como parte del desarrollo profesional, se valora su perfil, se ofrecen cursos de formación gratuitos y se les acompaña a las entrevistas. Finalmente está la intermediación laboral, "en la que nosotros captamos empresas para que participen, habiéndolas previamente sensibilizado, y luego enviamos a las usuarias sin que la empresa tenga que estar con una oferta activa", comenta la técnica sobre el proceso de acompañamiento. "No se acaba cuando encuentran empleo. Se les acompaña también en el proceso de acogida en el puesto de trabajo y si están en una situación de necesidad de apoyo psicológico, se les da", detalla.

La fase de desarrollo emocional, de desarrollo personal e intermediación no necesariamente funcionan en este orden, explica Ortega. "Si yo veo a una mujer que no se encuentra preparada, que tiene una autoestima devastada, su estado de ánimo es bajo, o tiene ansiedad, hasta que yo no la vea preparada no la voy a enviar a la búsqueda de empleo", asegura.

Relación entre la discapacidad y la violencia de género

Según las cifras entregadas por Inserta Empleo sobre la 'Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019' –la última ofrecida por el Ministerio de Igualdad y la primera que incluye a mujeres con discapacidad– el 31,9% de las mujeres sin discapacidad ha sufrido algún tipo de violencia de género. Al contrastar estos datos con la situación de las mujeres que sí tienen una discapacidad, la cifra aumenta y alcanza un alarmante 40,4%.

El informe también muestra que las mujeres con discapacidad acreditada denuncian el maltrato en mayor medida que las mujeres sin discapacidad: 30,8% frente al 20,9%, respectivamente. También es mayor el porcentaje de mujeres con discapacidad que ha buscado ayuda formal ante situaciones de violencia.

Irene Ortega explica que en mucho de los casos las mujeres con discapacidad son "mucho más dependientes de la persona con la que viven y piensan 'cómo dejar a esta persona, que no sólo me está manteniendo, sino que me está cuidando'. Y el maltrato se vuelve súper fuerte: no te ducho, no te doy de comer…". En ese sentido, resume, las mujeres con discapacidad muchas veces dependen de su propio agresor para realizar las actividades básicas de su vida diaria y tienen miedo a perderlo. También añade que existe una vulnerabilidad de la discapacidad "porque son personas que aunque no sean dependientes, su autoestima está más rota y muchas veces la discapacidad es la causa".

En Granada, el programa 'Mujeres en Modo ON VG' entrega también servicios de atención psicológica más enfocado a la terapia, asesoría jurídica para temas legales y trabajadores sociales que entregan información sobre las ayudas.

"Ellas tienen muchísimas ganas de que las escuchen, de evolucionar. Suelen ser mujeres que están rotas. Que viven situaciones muy fuertes. Cuando ellas ven que tienen un recurso que las acompaña, que estás con ellas, son súper agradecidas", manifiesta con emoción Irene al hablar de la recepción que ha tenido el programa por parte de las usuarias. "No hay nada mejor pagado que cuando conoces a una mujer, haces todo el ciclo, está trabajando y está bien. Trabajo mucho por vocación", concluye.







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