El aire de Granada vuelve a ser respirable tras el control del incendio

Gloria Titos, profesora e investigadora de la UGR en Física de la Atmósfera, señala que se llegaron a registrar "niveles exagerados" de partículas en suspensión

incendio los guajares - foto subdelegacion del gobierno
Imagen del incendio el 12 de septiembre, en las horas previas a la concentración más alta de partículas en suspensión en la atmósfera | Foto: Archivo
Chema Ruiz España | Sergio Rodríguez Acosta
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El aire de Granada vuelve a ser respirable tras varios días en los que los índices de contaminación atmosférica rebasaron los umbrales marcados por la Unión Europea, a causa de las partículas procedentes del incendio de Los Guájares y el Valle de Lecrín. "Las masas de aire han transportado parte de esas emisiones hasta la ciudad y su calidad se ha visto afectada", precisa Gloria Titos, profesora e investigadora de la Universidad de Granada (UGR) en Física de la Atmósfera, quien puntualiza que "en horas concretas, se registraron niveles extremadamente altos" de polución. En las últimas jornadas, no obstante, un cambio en estas masas, así como el control del propio fuego, ha propiciado que las mediciones se introduzcan en "la normalidad" de la capital e, incluso, se queden en marcas "bastante buenas".

Los datos recogidos por la Red de Vigilancia y Calidad del Aire de Andalucía reflejan una remarcada variación de los niveles de contaminación en función de cómo evolucionaba el incendio en Los Guájares. Las estaciones de Granada-Norte y el Palacio de Congresos midieron cómo la calidad del aire pasó de ser "razonablemente buena" el día previo a la declaración del incendio a alcanzar un índice "desfavorable" en apenas una semana. Los índices de polución rebasaron en este periodo las marcas mínimas fijadas por la Unión Europea en el control de la calidad atmosférica. En concreto, se registraron incrementos de los parámetros de PM10 y PM2,5, que son "partículas en la atmósfera con diámetro aerodinámico inferior a 10 micras y de 2,5 micras, respectivamente", como aclara Titos. Estas últimas son conocidas como "partículas finas". "Proceden de la emisión de los incendios, que emiten tanto gases como partículas que pueden ser transportadas por los vientos y llegar hasta la ciudad de Granada, a pesar de no estar tan cerca del incendio".

Gráfica de evolución de la calidad del aire recogido en la estación del Palacio de Congresos | Foto: Junta de Andalucía

Gráfica de evolución de la calidad del aire recogido en la estación del Palacio de Congresos | Foto: Junta de Andalucía

La concentración de las PM10 en el entorno de la estación del Palacio de Congresos pasó de ser de entre 0 y 20 microgramos por metro cúbico a un índice de entre 41 y 50 en seis días; en el caso de las PM2,5, los parámetros se fueron de entre 0 y 10 microgramos por metro cúbico hasta moverse entre los 21 y los 25. "Han sido elevados, sobre todos los de PM10. Empezaron a subir a partir del día 10. En particular, la noche del 12 al 13 de septiembre hubo un pico muy alto de estas partículas, que alcanzó niveles muy exagerados", detalla la investigadora de la UGR, quien matiza que estos datos solamente duraron "unas cuantas horas". "El humo se olía en toda la ciudad y el cielo se veía turbio de la cantidad de partículas que había en la atmósfera", ahonda.

Este repunte de la polución no solamente se produjo en la capital, sino que también se percibió en el área metropolitana. La estación de medición ubicada en la Ciudad Deportiva de Armilla registró un reseñable desplome de la calidad del aire en tan solo un día. El 9 de septiembre, el registro global era "razonablemente bueno"; en los cuatro días posteriores, tornó en "desfavorable", a tenor de los parámetros establecidos por la Red de Vigilancia y Calidad del Aire de Andalucía.

Gráfica de evolución de la calidad del aire recogido en la estación de la Ciudad Deportiva de Armilla | Foto: Junta de Andalucía

Gráfica de evolución de la calidad del aire recogido en la estación de la Ciudad Deportiva de Armilla | Foto: Junta de Andalucía

La lluvia no mejoró los registros

La lluvia caída en este lapso de tiempo no tuvo una incidencia positiva sobre la tesitura. "Precisamente, los días en que se registraron las precipitaciones fue cuando se alcanzó el pico más alto, que fue la noche entre el 12 y el 13 de septiembre. Tenemos registrados los niveles de PM10, PM2,5 y de hollín, que los medimos en el Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra, y fueron muy altos. Había coincidido con el día en que había precipitación. A pesar de ello, como el viento venía de la zona en que se produjo el incendio, transportaba esos contaminantes", argumenta la profesora Gloria Titos.

A pesar de ello, la investigadora de la UGR descarta que estos niveles tengan consecuencias de importancia sobre la ciudadanía. "Por suerte, ha sido por la noche, que es cuando habitualmente no estamos en la calle. Al final, se trata de evitar la exposición de la población a esos contaminantes. Si ocurren en horas en las que la población está en interior, tiene una menor repercusión. Al ser tiempos de exposición pequeñitos, no es muy relevante a nivel de salud", aclara Titos.

El cambio en las masas de aire y el control del fuego, en cualquier caso, ya ha propiciado que los niveles de calidad atmosférica en la ciudad recuperen la estabilidad en la que se movían en las primeras jornadas del mes de septiembre, a pesar del regreso a la actividad tras el verano. "Estaban dentro de lo que sería la normalidad. No eran días -los primeros del mes- extremadamente limpios, pero entrarían en lo que solemos ver aquí, en la ciudad de Granada", expone. Reconoce que los registros propiciados por el fuego en Los Guájares "rompen" con lo habitual, pero subraya que "es un hecho muy puntual".

Normalidad particular

"Los niveles han vuelto a la normalidad e, incluso, son un poquito más bajos de lo que suelen ser habitualmente. Depende un poco de la meteorología, de la masa de aire que nos venga en ese momento. En la ciudad ya no estamos viendo efectos atmosféricos del incendio", sostiene. No obstante, estos parámetros siguen siendo particulares en la capital, pues no se asientan en la limpieza pura. "Son niveles de contaminación ligeramente más altos de lo que cabría esperar en una ciudad del tamaño de Granada, que tiene el tráfico muy denso y unas condiciones geográficas que no favorecen la dispersión de contaminantes atmosféricos. Estamos acostumbrados a estas situaciones de estancamiento porque los datos están influenciados por el flujo de vehículos y la orografía granadina, rodeada de montañas, que limita mucho esta dispersión", esclarece.

Esta es la razón por la que se vuelve a esperar que sobre el cielo de Granada se forme la habitual boina de polución. "En los meses de invierno, se producen emisiones térmicas y hacen esa tapadera que tenemos, que no permite que los contaminantes se dispersen en la atmósfera", detalla. Pero eso será más adelante. La previsión más cercana es optimista. "En los próximos días, la situación va a seguir similar a como está ahora mismo, dentro de lo que sería la normalidad, a no ser que se produzca algún cambio en las condiciones meteorológicas. En principio, no se espera".