El Granada raya en lo ridículo en Oviedo (1-0)

El conjunto rojiblanco pierde por la mínima en un soporífero encuentro durante el que jugó con un hombre más desde el minuto 39; Karanka queda muy tocado

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Raúl Fernández encaja el gol de la derrota del Granada | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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Ni siquiera jugar frente a un rival con diez futbolistas desde el minuto 39 hace que el conjunto rojiblanco rasque algo positivo lejos de Los Cármenes, donde no gana ni marca desde agosto. En su visita al Carlos Tartiere, el conjunto rojiblanco ha rayado en lo ridículo, ha rozado lo vergonzoso. El cuadro nazarí y el Oviedo han recitado toda una oda al aburrimiento, en la que los de Aitor Karanka apenas han sido capaces de hacer daño al plantel carbayón. Atrincherado en su zanja desde que Aceves fue expulsado, el equipo local mostró las costuras del combinado granadino. Jonathan Silva cometió un error burdo que Sergi Enrich convirtió en la fisura que hizo naufragar a los visitantes. El plantel pierde crédito y el técnico vitoriano queda muy tocado, curiosamente en el mismo estadio que sentenció a José Luis Oltra.

Era el día del intrépido Bryan, cuya titularidad era un secreto tan difícil de esconder como lo habría sido justificar otra suplencia, pero ni siquiera el malagueño encontró su duende. En un planteamiento paupérrimo, por el otro carril percutió Perea, recuperado de sus dolencias, también acicate frente al Levante. Fueron los abanderados de la revolución en el esquema de Karanka, que sacrificó a Puertas y a Uzuni, apagados hace varias jornadas. Regresó Víctor Díaz junto a Miguel Rubio, la pareja que dotó de consistencia a la zaga, aunque ello supusiera sacrificar el perfil zurdo en el centro de la línea. Por delante, Meseguer reemplazó a Petrovic, que sufrió unas molestias a última hora, y Callejón se descolgó a la posición habitual de Melendo, sentado en el banco en esta ocasión, para que Jorge Molina buscara sin éxito el gol perdido. Los mismos que quedaron en vanguardia tras el triple cambio de la pasada jornada.

El primer acto fue una reyerta callejera y su inicio, todo un atropello. El conjunto carbayón, bien plantado, cedió la iniciativa a los nazaríes, y estos, espesos, trataron de mover el juego a un compás ralentizado de más. Entre faltas, todo se trabó. Montoro, héroe del EuroGranada, casi deja fuera a Meseguer, el hombre que hoy pugna por manejar ese centro del campo del que tantas veces fue metrónomo el valenciano, con un pisotón en el tobillo que bien pudo ser de roja, aunque se quedó en una simple falta. Nadie se terminaba de sentir cómodo en la refriega, pero en este contexto cobraba importancia el físico de Obeng. El atacante aprovechó un barullo tras un centro de Aceves para forzar un córner que él mismo prolongaría para que David Costas, que se incorporaba en el segundo palo, conectase un remate que la madera escupió al abrigo de Raúl Fernández. Resopló Karanka, con el rostro descompuesto.

El conjunto rojiblanco cortocircuitaba cuando conseguía salir de su trinchera, obtuso en territorio oviedista, carente de malicia y no mucho más lúcido en el propio. Se le hacía bola cada construcción. El encuentro se fue convirtiendo en pura brega y la torpeza, entre patada y codazo, empezó a imperar en los dos bandos. Toda una invitación a cambiar de canal para el espectador que lo viera desde el sofá. Bryan Zaragoza quiso correr, pero le faltó campo para alcanzar un envío al espacio de Ricard. Colgó Perea un córner que se dirigía hacia Miguel Rubio, que despegaba en el área, pero le faltó flequillo para cabecear. No sufrían los de Cervera, persistentes en la búsqueda de Obeng. En un sprint, se averió el sistema locomotor de Bodiger, que inmediatamente se fue a boxes, sustituido por Melendo.

Flaquearon los locales por el carril zurdo y lo intentaron aprovechar tanto Ricard como Bryan Zaragoza, que bombardearon el área con envíos sin destinatario. Solo el malagueño logró encontrar la frente de Callejón en un centro, impreciso el motrileño en el remate. Se le encendió la bombilla a Melendo, que combinó con Perea para pisar área y descargar sobre la llegada de Jorge Molina, que golpeó el balón muy por encima de la portería. Pero quien realmente hizo maniobras de reanimación al partido -alerta de spoiler: no hubo respuesta- fue Caparrós Hernández, que mostró sin titubear rigurosa cartulina roja directa a Aceves en un agarrón sobre Callejón. El granadino se plantaba solo frente al debutante Braat, pero pareció un juicio excesivamente duro. El ‘nueve’ nazarí se pidió la falta y combó un disparo por encima de la barrera que hizo temblar la meta local, incrustado en el poste a la altura de la escuadra.

Las interrupciones contuvieron el posible despertar nazarí, tampoco especialmente impetuoso tras la expulsión en el rival, con lo que la contienda se fue al intermedio. Tenía trabajo Karanka en el vestuario si quería corregir el pobre planteamiento de sus pupilos. A la vuelta, Cervera cerró filas con la entrada de Jimmy en lugar de Obeng, con la que pasó a jugar con cinco hombres atrás. Más ladrillos para la muralla. El campo se inclinó, encerrado el conjunto carbayón, pero la única musa que visitó al Granada fue Melpómene, la de la tragedia, aquella que, según el mito, no hallaba la felicidad pese a tenerlo todo. Sin ideas, Miguel Rubio emprendió una aventura más allá de la frontera y lanzó un misil que repelió Braat. A Perea le gustó la propuesta, así que le imitó con otro disparo, después de recortar en zona de tres cuartos, que también provocó la reacción del guardameta.

Karanka acudió a Uzuni y Puertas, dada ya por concluida la oportunidad a Bryan y la participación de Callejón, que acumula varias jornadas aciagas. El Granada movía de un lado a otro la pelota, pero no encontraba una fisura en el muro azul. El almeriense tiró desviado desde la frontal en cuanto tuvo ocasión y, más tarde, contra Dani Calvo para forzar un córner. En el rechace de este saque de esquina, Perea pegó duro para rebasar la maraña de piernas en el área, atento Braat en la última acción del manchego. Entró Arezo en su lugar, para sumar más pólvora pese a sacar a uno de los jugadores más incisivos del conjunto rojiblanco. 

La inoperancia nazarí fue otorgando al Oviedo tímidos acercamientos. En uno de ellos, Jonathan Silva, que llevaba cinco minutos en el campo, cometió un error grosero al intentar despejar el balón con la cabeza, con tal falta de contundencia que la agachó sin tocar el esférico, y lo dejó  muerto en posesión de Abel Bretones. Este hizo una pared con Sergi Enrich antes de cerrar una segunda combinación con el ariete, que, en el área pequeña, remató de espuela para batir a Raúl Fernández y culminar el bochorno.

Sonados, los nazaríes fueron incapaces de reaccionar. Colgaron centros sin hallar aliados. Remató fuera Ricard, con ímpetu, antes de centrar al segundo poste, donde a Uzuni le faltó calzar una talla más de bota para empujar. En otra acción aturullada, ni Jorge Molina ni Miguel Rubio consiguieron rematar; sí lo hizo el albanés, de nuevo implicado, contra la espalda de un zaguero cuando Arezo se encontraba en mejor posición. Un reflejo de la sensación entre el aturdimiento y la ineptitud que rezuma este equipo. El partido murió y el Granada, inoperante, se hunde. Karanka vuelve a caminar sobre el alambre y resulta difícil hallar la forma de corregir el rumbo rojiblanco. Llega la Copa, que tal vez distraiga en esta semana, pero el panorama adopta un tinte demasiado oscuro.

Ficha técnica:

Real Oviedo: Braat; Lucas Ahijado, David Costas, Dani Calvo, Aceves; Abel Bretones, Montoro (Mangel, 90’), Luismi Sánchez, Hugo Rama; Borja Bastón (Sergi Enrich, 59’) y Samuel Obeng (Jimmy, 45’).

Granada CF: Raúl Fernández; Ricard, Miguel Rubio, Víctor Díaz, Carlos Neva (Jonathan Silva, 75’); Meseguer, Bodiger (Melendo, 22’); Bryan Zaragoza (Puertas, 59’), Callejón (Uzuni, 59’), Perea (Matías Arezo, 75’); y Jorge Molina.

Goles: 1-0: Sergi Enrich, min. 80.

Árbitro: Caparrós Hernández, del comité valenciano. Amonestó a los locales Montoro y Obeng, así como a los visitantes Perea y Víctor Díaz. Expulsó al local Aceves.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 15ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Carlos Tartiere, ante 12.577 espectadores. Entre ellos, varias decenas de aficionados del Granada.







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