El Granada avergüenza hasta el final (7-0)

El Girona humilla al conjunto nazarí en un sonrojante espectáculo interpretado por los de José Ramón Sandoval en el último encuentro del técnico al frente del equipo

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Dovbyk celebra uno de sus tres goles al Granada | Foto: LaLiga
Chema Ruiz España
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No hay honor en el Granada, ni tan siquiera orgullo. Se marcha de Primera División avergonzando como lo ha hecho durante todo el curso, o más aún si cabe. El Girona lo ha destrozado en un sonrojante espectáculo interpretado por los de José Ramón Sandoval, que cierra su segunda etapa en el club de manera lamentable. Siete goles para humillar a un cadáver y alzar a Dovbyk, insaciable, hasta lo más alto de la tabla de anotadores, habrá que ver si de manera definitiva. Hizo tres que complementaron Eric García, Stuani y Tsygankov en dos ocasiones. Todo un abuso que, por lo menos, pone fin al sufrimiento de la afición rojiblanca horizontal. Rozó el sadismo; un adiós indigno. 

En este Granada nunca hubo lugar para otra cosa distinta del esperpento. Pura luz de bohemia que solo podía concluir con otro bochorno, previsible en esta ocasión, aunque inimaginable que fuera de tal magnitud. A Montilivi saltaron el equipo que practica el mejor fútbol de España y una banda a la que, probablemente, hasta la Segunda División le viniera grande; un Ferrari contra un Twingo, que podría cantar Shakira. No había demasiada motivación en los descendidos, apenas aferrados al entusiasmo de Rodelas, el padawan al que han bastado un par de semanas para convertirse en la nueva esperanza granadinista. El Girona sí tenía la misión de convertir a su artillero en pichichi, aunque quien iluminó el camino fue su compatriota. Arrasó en cuanto el maestro Tsygankov blandió el sable de luz y despedazó a su adversario. Luego Dovbyk se ensañó.

El conjunto de Míchel se lo tomó con calma en lo que, como a Beetlejuice, mencionaba al ariete para invocarle. El equipo entero jugaba para sus goles, lo único que daba algo de sabor a la cita, más una celebración gironesa que partido en sí. Los de Sandoval, mansos, creyeron en ese arranque al ralentí que podrían plantar cara, espoleados por el brío de Rodelas para ofrecer una despedida digna al técnico. Ilusos. El canterano lo intentó en una penetración temprana y, poco después, Maouassa trató de hacer el gol del año a pase de Gonzalo Villar, pifia mayúscula que él mismo hizo competir más tarde con una chilena en la que pateó al aire. Se marcha convertido en meme. El Girona ni se inmutaba en realidad, a cada minuto más dominante. A zurriagazos fue encerrando a los de franjas horizontales hasta que empezó a mover la pelota más rápido de lo que la mirada podía seguir.

Las triangulaciones de los de casa se acercaron a las dependencias de Marc Martínez como una borrasca hasta que, en un pase filtrado a Portu, Miguel Rubio desvió a córner con la punta de la bota. En el laboratorio mezclaron los ingredientes necesarios para despertar la tormenta Tsygankov, que descargó como un rayo un servicio al área que Eric García martilleó a la red, demoledor. A los rojiblancos horizontales, de dorado en Montilivi, les faltó esconderse bajo la sábana, pero ni tiempo habrían tenido. Dovbyk, a medio camino entre la ambición y la ansiedad, recogió el balón de la jaula y su compatriota, asistente antes, enchufó un ataque relámpago de inmediato.

El Granada era una expresión de incapacidad. Una marioneta en manos de un titiritero maquiavélico, un sparring ante Ilia Topuria. Montilivi se divertía mientras lo destripaban con un fútbol exquisito. Rodelas, rebelde, propuso un alzamiento, mal colocado Boyé para rematar. A cambio, recibió una puñalada. Corrió Portu con la meta entre ceja y ceja hasta que Ricard le trastabilló en el área. A Dovbyk se le afiló el colmillo, infalible desde los once metros, pero aún canino. El gol le despertó un instinto indomable que desembocó en crueldad.

Sandoval remezcló sus cartas en el vestuario, como si sirviera para algo. Saltaron Callejón y Piatkowski sin saber que iban al paredón. El voraz delantero ucraniano tardó poco en apretar el gatillo, pero el tanto fue invalidado. No así el de Tsygankov, que extrajo el oro en la primera incursión de Savinho, recién incorporado en un carrusel de cambios para el reconocimiento de la afición catalana. Llovían chuzos de puntas sobre el amorfo castillo de arena que es este Granada. Pero a Muñiz Ruiz no le parecía suficiente linchamiento y sacó del juego a Pellistri, amonestado por segunda vez por un leve agarrón, apenas un tironcillo a la camiseta de Pablo Torre en la franja ancha. Dovbyk se relamió e intentó hincar de nuevo el diente, pero pinchó en el poste, atento Marc Martínez en el consiguiente rechace. En la siguiente no falló.

Stuani, que acababa de salir en busca también de su homenaje, encontró la grieta y el ucraniano, como un potro desbocado, se quitó de encima a Piatkowski para poder cruzar con la dulzura de una caricia. Ni siquiera la pelota parecía querer entrar para apiadarse de los maltratados aficionados del Granada. Manotazo para tirar abajo la cara de los rojiblancos, por si no se les caía ya de vergüenza. El verdugo, implacable, fue de nuevo a por el balón a la red. Parecía para los de Sandoval una de esas pesadillas que se repiten en bucle hasta que suena el despertador. Pero allí no había alarma que pusiera fin al espanto.

Dovbyk soltó el látigo por un momento para brindar a Stuani la oportunidad de sumarse a la fiesta. Devolvió a la pomada un centro que voló al segundo palo y el uruguayo no hizo ascos al regalo. Más de un hincha nazarí probablemente apagó ahí el televisor y se fue a dormir. Y el que no lo hizo tardó poco en arrepentirse. Savinho empezó a zigzaguear entre zagueros hasta que Sergio Ruiz, fruto de la impotencia, terminó por agarrarle dentro de la zona de castigo. El ariete ucraniano salivó, con total desprecio por la salud mental de los granadinistas. Un siete para clausurar una temporada horrible. El último esperpento de un equipo infame.


Ficha técnica:

Girona FC: Gazzaniga; Eric García, David López (Yan Couto, 50’), Daley Blind, Miguel Gutiérrez (Arnau Martínez, 65’); Tsygankov (Stuani, 56’), Aleix García, Iván Martín, Yangel Herrera (Pablo Torre, 50’), Portu (Savinho, 50’); y Dovbyk. 

Granada CF: Marc Martínez; Ricard (Pablo Sáenz, 72’), Miguel Rubio, Torrente (Bruno Méndez, 72’), Maouassa (Miguel Bray, 60’); Gumbau, Sergio Ruiz, Gonzalo Villar (Piatkowski, 46’); Pellistri, Rodelas (Callejón, 46’) y Lucas Boyé.

Goles: 1-0: Eric García, min. 30; 2-0: Tsygankov, min. 33; 3-0: Dovbyk, de penalti, min. 45; 4-0: Tsygankov, min. 54; 5-0: Dovbyk, min. 75; 6-0: Stuani, min. 78; 7-0: Dovbyk, de penalti, min. 90.

Árbitro: Alejandro Muñiz Ruiz, del comité gallego. Amonestó a los locales David López, Portu y Eric García, así como a los visitantes Sergio Ruiz, Ricard y Callejón. Expulsó por doble amonestación a Pellistri.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 38ª jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio de Montilivi, ante 12.813 espectadores.