Uzuni vuelve al rescate (3-2)
Un gol del albanés en el último minuto del partido concede al Granada la victoria ante el Eldense, que logró igualar un 2-0 tras el descanso
Myrto Uzuni no vuela ni hace gala de una fuerza sobrehumana, pero tiene el superpoder del gol y asume la responsabilidad de salvar al Granada siempre que se encuentra en apuros. Este sábado volvió al rescate de un equipo errático, que en pocos minutos pasó de ganar con comodidad a verse cerca de la tercera derrota consecutiva. El albanés puso por delante al conjunto rojiblanco desde los once metros, la única manera que encontraron los de Fran Escribá de desatascar un encuentro, ante el Eldense, más difícil de tragar que un polvorón. Después se protegieron como pudieron, rebelde el plantel de Dani Ponz, hasta que Lucas Boyé rubricó al borde del descanso el tanto que parecía poner los puntos a buen recaudo. Pero los visitantes sabían que el resultado era engañoso y tuvieron la fe necesaria para noquear a su adversario, que sufrió otro de sus ataques de narcolepsia. Chapela y Juanto Ortuño restablecieron las tablas en lo que los de franjas horizontales empequeñecían, avivados en un arreón final que tuvo su colofón en el alargue. Ahí, en esos minutos, el artillero de Albania saca a relucir su instinto. Vio en el cielo la señal de auxilio y acudió con un golazo, como casi siempre. Qué sería de este equipo sin su olfato.
Lo cierto es que el Granada no llegó a ser tan superior como el marcador dictaba al descanso, falto de inspiración y de seguridad durante todo el duelo, pero no cabe esperar que un aspirante al ascenso sufra desconexiones tan dañinas. Se le fue la luz como en Castalia, apenas cinco minutos que cerca estuvieron de arrebatarle la victoria que se había echado al bolsillo en el primer tiempo. Mandaba con un resultado cómodo y se vio contra las cuerdas. Hasta que apareció Uzuni, camino de convertirse en ‘myto’ rojiblanco, enfundado en la capa de las alegrías. Sobre la bocina, y pese a todo, los puntos valen lo mismo.
No hubo experimentos en el once rojiblanco, aunque a decir verdad tampoco tenía Escribá demasiados componentes para inventar mezclas. Sí muchas dudas, imprecisos los de casa en el arranque como si un nubarrón rondara sus cabezas desde que salieron de La Romareda, plúmbeos con balón y temblorosos cuando veían a su adversario correr hacia ellos. Pura vitamina para el conjunto de Dani Ponz, que con poco se veía en campo rival. Víctor García aprovechó la primera indecisión para empalmar sin cálculo, pero después Iván Chapela hizo recorrer un escalofrío por la espalda de cada uno de los hinchas en la grada. Encontró una pasarela a la espalda de Miguel Rubio, muy lento aunque finalmente corrigió, pero no logró domar el pase al espacio.
El Granada masticaba y masticaba un duelo chicloso. Oscar Naasei, de zancada imponente, iba apagando fuegos atrás sin que nadie se erigiera por delante en director de operaciones, hasta que Pablo Sáenz sintió una corazonada. Acordó el trueque con Tsitaishvili para escorarse a la calle de la derecha y, en cuanto recibió, salió disparado. Le doblaba Ricard, más abierto, pero sintió que debía colarse entre Marc Mateu e Iván Chapela, como si pilotara un fórmula 1 y por radio le hubieran indicado que ganara el interior. Escrutó el horizonte al llegar a la zona de castigo. Sirvió una asistencia inyectada en veneno que hizo salivar a Boyé, que no vio ni por dónde apareció la guadaña de Íñigo Piña. El colegiado señaló el punto fatídico y a Uzuni, francotirador infalible, no le tembló el pulso. Tiene hielo en las venas y -alerta de spoiler- 43 muescas en la cuenta como granadinista.
El balazo debió de hacer suspirar de alivio a Escribá, pero dañó en exceso al Eldense. El conjunto rojiblanco continuó trabado, sin gobierno aunque pretendía atar a su rival por los costados. Los de blanco, en cambio, se animaban. Iván Chapela conectó un zurriagazo desde el balcón del área, repelido por Mariño, a lo que respondió Hongla, que tiró en un contragolpe por consejo del respetable, escupido por la zaga. Nacho Quintana empalmó desviado un centro tras ganar en la porfía con Miguel Rubio y Lucas Boyé imprimió fuerza con el cuello a un centro de Brau, por poco arriba. Al argentino le rugían las tripas, pero no era su momento, sino el del arquero granadinista. Alejó con la yema de los dedos un impacto cruzado de Víctor García en el área y después Sergio Ortuño, con tiempo para hacer mucho más, propulsó otro impacto manso que el meta embolsó sin sudar.
El runrún iba creciendo en la grada y en el césped, los de franjas horizontales iban mirando al túnel de vestuarios como si vieran en el interior un rosco salvavidas, pero Lucas Boyé se encargó de amansar las aguas. Los de Dani Ponz quisieron dibujar desde la esquina lo que habían visto antes en la pizarra, pero Tsitaishvili fue al suelo, borrador en mano, para anular la estrategia. Uzuni descargó de cara para Ricard y el catalán hizo sonar la corneta, al tiempo que el cuarto árbitro levantaba la tablilla. El lateral salió echando chispas y contemporizó cuando vio con el rabillo del ojo que el ariete intentaba seguirle el paso por el otro lado. El argentino acomodó el esférico y chutó con vehemencia para doblar la muñeca de Mackay, muy blanda. Necesitaba el punta volver a marcar y su equipo, llegar al descanso.
El marcador no era más que una ficción, una ilusión muy distinta de lo que había sido el desarrollo del encuentro sobre el verde, pero el Granada la compró como realidad. No así los de Dani Ponz, que volvieron al cuadrilátero convencidos de que en el segundo asalto podrían llevarse el combate, y vaya si lo pelearon. Los de Escribá continuaban desnortados y se empezaron a agobiar. Avisó Víctor García, que estrelló el tiro en el pecho de Mariño aunque el banderín señalaba al cielo, pero ninguno de los rojiblancos supo ver la debacle. Camarasa, en cambio, se enfundó el frac para encender la mascletá. Hizo flotar el balón a la espalda de Miguel Rubio, terreno barato para cualquier delantero que quiera edificar allí, y la cabeza de Iván Chapela lo dirigió a la red. Directo al mentón; los de franjas, desplomados a la lona.
La moral rojiblanca se hizo añicos y Escribá no tuvo tiempo ni para intervenir antes del segundo. De nuevo Camarasa envolvió el servicio, a la espalda de Ricard para que Juanto Ortuño, que había ingresado en el campo tras el descanso, alcanzara línea de fondo. Recortó sobre el lateral ya en el confín del terreno de juego, en un intento del zaguero por evitar el peligro, y ante la salida de Mariño para cortar un posible pase, sacó de la chistera un sutil golpeo a las mallas. Una maravilla que dejó al Granada en la cuneta. Escribá buscó en el banquillo algo de entusiasmo y lo perfundió en su equipo con los chicos del filial. Sobre el tapete, Rodelas, que no había jugado en Liga este curso, y Juanma, debutante en el equipo A. El desparpajo del extremo de Alhendín por banda reavivó a los de casa, que empezaron a combar envíos, pero no acabó con las goteras.
Marc Mateu se animó en una internada, ágil Mariño, y Lucas Boyé cabeceó arriba una banana de Ricard. Hongla estrelló un zapatazo en la muralla visitante y otro en el costado precisamente del ariete argentino, tras lo que Juanto Ortuño mandó a guardar otro centro, anulado el gol por fuera de juego. Entró Reinier para aclarar algo el fútbol nazarí y Rodelas siguió despachando desplazamientos al área sin ningún aliado que los encauzara. De nuevo el round se iba al alargue y el brasileño logró conectar con Uzuni, que empieza a convertir el tiempo extra en su zona de confort. Controló y, con su pierna mala, clavó la pelota en la esquina. Es su gran poder. Y salvar al Granada, su gran responsabilidad.
Ficha técnica:
Granada CF: Diego Mariño; Ricard, Miguel Rubio, Oscar Naasei, Miguel Ángel Brau; Tsitaishvili (Reinier, 76’), Martin Hongla, Manu Trigueros (Juanma, 63’), Pablo Sáenz (Rodelas, 63’); Lucas Boyé (Weissman, 86’) y Uzuni.
CD Eldense: Ian Mackay; Fran Gámez, Youness (Sixtus, 90+4’), Íñigo Piña, Marc Mateu; Víctor García (Dumiç, 82’), Camarasa (Álex Bernal 67’), David Timor, Iván Chapela (Joel Jorquera, 67’); Nacho Quintana (Juanto Ortuño, 46’) y Sergio Ortuño.
Goles: 1-0: Myrto Uzuni, de penalti, min. 17; 2-0: Lucas Boyé, min. 45+1; 2-1: Iván Chapela, min. 49; 2-2: Juanto Ortuño, min. 53; 3-2: Myrto Uzuni, min. 90.
Árbitro: Miguel González Díaz, del comité asturiano. Amonestó a los locales Tsitaishvili, Rodelas, Juanma y Uzuni, así como a los visitantes Marc Mateu y Jorquera.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 14ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 15.878 espectadores. En la previa del partido, se guardó un minuto de silencio como homenaje a las víctimas y damnificados de la DANA. Durante el mismo, ha sonado el himno de la Comunidad Valenciana como muestra de respeto al Eldense y a los fallecidos por la DANA en su comunidad.